—¿Cómo eras de pequeño? —le pregunté cuando nos habíamos sentado en unos columpios—. Seguro eras el niño de mami y papi...
—Bueno —se rascó la nuca—. Lamento otra vez que no tengas razón —se rio nervioso—. Mi madre murió cuando me dio a luz. Y mi padre no me aceptó como su hijo hasta que cumplí tres años...
—L—Lo siento —le dije alarmada—. Y—Yo no...
—Descuida —me sonrió—. No lo sabias. Y creo que cualquier persona creería eso de mí —se rio.
—Continúa, si quieres —le dije y él asintió.
—Mi abuela me cuidó hasta que murió cuando tuve dieciséis —suspiró—. Mi abuela dijo una vez, que mi padre me detestaba. "Esa cosa no es mi hijo", decía. Estaba enojado porque decía que yo tenía la culpa de la muerte de la única mujer que había amado —fruncí el ceño. Su padre debía ser un horror—. Realmente, mi padre y yo no nos llevamos demasiado bien aún. Siempre dice que soy un inútil —rio irónico—. A veces creo que me sigue odiando —dijo frustrado.
—No digas eso... Puede que sólo sea muy duro contigo. Pero no creo que te odie, Lance...
—Quisiera ser igual de optimista que tú, Melissa —ladeó su cabeza y me sonrió con dulzura—. Pero papá, es así sólo conmigo. Tengo dos hermanas y un hermano varón a punto de nacer. De toda la familia, inclusive siendo ya un adulto, sigo siendo yo el que recibe sus tratos hostiles —lo miré asombrada—. ¡No me mires así! —se rio.
—¿Ese hombre aún es útil para procrear? —le pregunté y él soltó una estruendosa risa.
—¡No está tan viejo, Melissa! —se empezó a reír más y no pude evitar reírme con él.
—¿Lo odias?
—¿Eh? —me miró—. No creo odiarlo... Pero no estoy encariñado con él. No me agrada. Eso es, supongo.
—Pero, me has dicho que te trata de manera hostil. Y en las tres horas que llevo conociéndote más a fondo, sé que odias a la gente hostil.
—Aunque la pequeña niña observadora tenga razón —me reí—, no podría odiarlo de todos modos. Me dio todas las comodidades que un niño necesita. Me aceptó incluso cuando tras la muerte de mi abuela le grité que ella era lo único que tenía en la vida. Le había dicho que él jamás sería un verdadero padre para mí —se rio—. Fui muy rebelde en ese entonces. Pero, aun así... Él, fuera de su hostilidad, hizo como si eso que dije jamás hubiera salido de mi boca.
—Lance —me columpié—. Si me perdonas, tu padre es un idiota —me miró asombrado—. ¿Qué clase de padre le deja a su inútil hijo su compañía como herencia? ¡Está chifladísimo! Pero...
—¿Pero?
—Oye —lo miré—. Tu padre no te odia —le sonreí—. Él sólo se avergüenza de sus sentimientos. Si te odiara jamás te dejaría heredar Carter's Ventures. Sería una locura si así fuera. Tal vez te trata de esa manera porque se ve reflejado en ti.
—Realmente lo dudo —hizo una mueca—. Él, simplemente no me soporta. Siempre he tratado de ser un buen hijo. Y eso dice él, que soy un hijo excelente. Al menos eso es lo que le dice a la prensa. Sin embargo, cuando llega el momento de estar a solas con él, paso de ser "El mejor hijo del mundo", a "Sólo un hijo, bueno para nada".
Hice una mueca. Lance parecía realmente dolido con todo aquel asunto de su padre. Entre suspiros y risas incómodas, él me había contado algo que probablemente nadie debía saber.
—Tu padre en serio es un tarado —le dije con el ceño fruncido y él soltó una risota—. ¿Qué clase de padre humilla así a su propio hijo?
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Playboy, ¡Déjame en paz! (EDITANDO)
Teen Fiction-Maldición, para de molestarme -dijo Melissa exasperada. Jace sonrió con arrogancia. Propio de él. -Oh, vamos, sólo quiero que me des un beso -susurró mientras apretaba el cuerpo de la chica contra el suyo-. Sólo uno, preciosa. -¡Ni lo sueñes! Sólo...