Capítulo 68

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OMNISCIENCIA

—¡Ahí estás! —Melissa oyó la voz de Lance cuando llegó al punto en donde la había dejado—. Estaba preocupado...

—Lo siento —le dijo apenada—. Tenías tantos minutos sin llegar que decidí dar una vuelta para esperarte.

—Hueles a cigarrillo —dijo él ladeando la cabeza con el ceño fruncido.

—Ah, eso —la pelirroja desvió la mirada—. Me encontré con una vieja compañera de clases. Ella fuma y bueno, puedes imaginar lo rápido que ese olor se impregna en la ropa.

«Menuda excusa, idiota» —pensó ella.

—Vale —respondió Lance dudoso. Él sabía perfectamente que Melissa estaba mintiendo. También notó que, al desviar la vista, las mejillas de ella se habían puesto un poco rosadas.

Lance estaba ya lo suficientemente frustrado como para añadirle más leña al fuego. Así que sólo tomó la mano de Melissa y le dijo que irían a casa.

Pero, ¿qué fue exactamente lo que pasó para que él cambiara de ánimos en unos pocos minutos.

Quince minutos atrás, cuando Lance contestó la llamada, lo primero que oyó desde la otra línea fue.

«Se acabó.»

Lance había fruncido el ceño cuando oyó la voz de Dan Seller decir aquellas dos palabras. Desde hacía varios días, tanto Dan, como Helena, habían estado tratando de contactar con él. Y Le habían dejado numerosos mensajes que decían cosas como «Necesitamos hablar contigo». O, «Llama cuando puedas».

«¿A qué se refiere, Dan?» —cuestionó confundido.

«El contrato.»

Aquellas palabras le reventaron los oídos, y un enorme dolor de cabeza se hizo presente de manera casi instantánea. Cuando Lance había preguntado nuevamente qué era lo que quería decir, Dan le respondió que él y Helena habían descubierto algunas cosas que ponían en juego a Carter's Ventures, y que la información que había llegado hasta las manos de ellos era tan real como la llamada que había recibido Lance en ese momento.

La discusión se hizo eterna. Lance trató de hablar en su defensa. Pues en realidad él no era el responsable de todo lo que estaba ocurriendo por culpa de su padre, quien había jugado bastante sucio para sonsacar información de la empresa rival. Lance sintió el sudor frío bajarle desde las sienes.

«Puedes negarte todo lo que quieras. Pero este asunto está por entrar en campos legales —le dijo Dan—. Se ha acabado. Deja ir a Melissa.»

«Deme un par de días...» —se rindió.

«Dos días.» —dijo Dan antes de cortar.

—Maldita sea —soltó Lance enfurecido—. ¿Cómo demonios ha ocurrido esto?

Fácil —pensó—. Los Collins.

—Malditos cerdos astutos.

Fue así como el día que Lance pensó que había ido de maravilla, se arruinó en un dos por tres.

Para colmo, cuando regresó al punto en el que había dejado a Melissa, ella no estaba ahí. Lo cual lo llevó a preocuparse y buscarla en todos lados. Hasta que llegó.

Al llegar a casa. Lance tomó la mano de Melissa y notó como ella se tensó.

—¿Puedes quedarte un rato conmigo? —preguntó un poco desanimado. Melissa asintió suavemente sin decir nada.

Playboy, ¡Déjame en paz! (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora