Había pasado una semana desde ese entonces y no había vuelto a toparme con Jace ni con nadie más. Mis padres mantenían los ojos sobre mí para que no escapara de casa en un arranque de ansiedad.
Sin embargo, sí había intercambiado mensajes de texto y llamadas telefónicas con todos los chicos. Hasta habíamos hecho un grupo de chat para poder estar al tanto de todo lo que estaba sucediendo.
Jace se había molestado muchísimo con Mike por haberle dado su dirección a mis padres. Pero luego lo había perdonado porque él no sabía todo lo que había sucedido conmigo y todo el tema del compromiso.
Emma casi se vuelve loca cuando se enteró. Y los otros dos idiotas se habían quedado sin palabras. Pero aun así estaban bastante enojados con mis padres por haber hecho tal cosa.
—¿Aún no has salido de casa? —preguntó Emma a través de la línea telefónica.
—Nop —respondí luego de un suspiro mientras miraba el techo de la habitación—. Mis padres no me quitan los ojos de encima ni un segundo —susurré—. Podrían estar oyéndome detrás de la puerta justo ahora —le dije cuando había oído pasos acercarse y detenerse delante de mi habitación—. Se han comportado así desde aquel día. Tampoco hemos hablado demasiado porque en serio estoy enojada con ellos...
—Sigo sin entender qué diablos ocurrió para que tus padres tomaran una decisión tan estúpida como esa. ¡Todo parecía estar de maravilla! —dijo desconcertada y solté un respingo.
—Así parecía. Tú lo has dicho...
—Jace... ¿Has hablado con él?
—Cada día. Esto es espantoso, Emm —me quejé—. Lo extraño...
—¿Y Lance?
—Viene casi todos los días para tratar de hablar conmigo. Es un fastidio...
—Bueno, supongo que le incomoda que su prometida no le dirija la palabra —se rio—. Aun así, ¿sabe todo el odio que le tienes?
—Debería saberlo. Pero creo que es tan idiota que no lo nota...
Sí, ver a Lance ya se me estaba haciendo una costumbre. Sin embargo, yo aún no cedía por más que lo intentara. No podía ver su rostro sin que me dieran ganas de llorar.
Él se había estado comportando bastante bien. Y normalmente se portaba muy educado. Pero haber dejado de ver a Jace por culpa suya, me ponía de los nervios. Sabía que Jace me había pedido que siguiera su plan. Pero se me estaba haciendo imposible. Lo único que había logrado había sido decirles a mis padres que haría lo que ellos pidieran.
"Estoy de acuerdo" —había dicho cuando les dirigí la palabra nuevamente
—Melissa, Lance está aquí —me dijo detrás de la puerta.
—Aquí vamos de nuevo —susurré—. Emma, te dejo. El idiota me espera...
—Patéale el trasero —me dijo y reí
—Ojalá pudiera...
Colgué la llamada y me puse algo más decente que el pijama de pingüinos que llevaba puesto. Bajé las escaleras lentamente y fruncí el ceño cuando no lo había visto en la sala de estar.
—Está en el patio trasero —me dijo mi madre y asentí.
—Vale, gracias —me alejé de ahí y caminé hacia el patio sintiendo como cada vez me ponía más y más nerviosa.
Cuando salí, lo primero que vi fue a un Lance mirando a un punto inexistente mientras estaba sentado en una pequeña banca.
—¿Interrumpo? —le dije llegando a su lado.
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Playboy, ¡Déjame en paz! (EDITANDO)
Novela Juvenil-Maldición, para de molestarme -dijo Melissa exasperada. Jace sonrió con arrogancia. Propio de él. -Oh, vamos, sólo quiero que me des un beso -susurró mientras apretaba el cuerpo de la chica contra el suyo-. Sólo uno, preciosa. -¡Ni lo sueñes! Sólo...