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HAZME EL AMOR.
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Jamás olvidaré lo que me hiciste sentir. Debí saber que no eramos el uno para el otro, pero mi ingenuidad me hizo creer que si.

~Extracto del diario de Alison.

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- ¡Ven! Quiero verlo todo!- no le di tiempo a Eaton a que me respondiera. Me aparte de el nerviosa que estaba, jalando de su brazo.

Estúpida, estúpida, estúpida.

El restaurante era demasiado exclusivo. Tenía una vista abierta hacia la ciudad, estaba en un edificio donde se podía ver todo a través de un cristal iluminado por las luces nocturnas de New York.

Las mesas acomodadas perfectamente con manteles caros a color crema, lámparas colgando a luz tenue de cristales brillantes, música antigua, sutil, perfecta con el ambiente de ensueño. Las paredes blancas habitaban cuadros pintados que combinaban con el ambiente del restaurante. El chef Antoine tenía cuatro estrellas michelín, era un famoso chef. Seguía sin caer en la realidad.

Los meseros muy amables nos acomodaron en la mesa, sirviendo vino del fino de bienvenida. Yo no tomaba, di un sorbo al vino, a continuación hice la cara más fea del mundo, don tatuajes se rió de mi.

- ¿Puedo pedir otra bebida?- pregunte cada como un susurro. El me dio l mirada más tierna de todas.

- Ali, puedes pedir lo que quieras, no tienes que preguntarme por todo, tu pide y yo concederé—.El me guiño un ojo, yo sonreí tontamente. Llame al mesero vestido todo de negro, elegante.

La verdad soy una chica de un vecindario de señores católicos, con una mamá autoritaria, llena de reglas, que no me quiere. Las poquisimas veces que salimos a comer, fue a un restaurante modesto, aquí se no sabía cómo era uno de semejante magnitud. Así que pedí una cocacola, Sip, el mesero me miró un tanto extrañado. Pensé que ne dirían que no tenían, pero sorpresivamente si.

- Me encanta verte feliz Ali, además te ves preciosa, el menú de esta noche es sorpresa tambien- dijo Eaton tomando mi mano.

- Soy muy feliz Eaton, tu todo lo mejoras, gracias por esto.

El chef Antoine apareció frente a nosotros, me dio un vuelco al corazón, es que no podía creer que estuviera aquí, en su restaurante, a punto de comer sus platos, los que había admirado tanto tiempo.

- bonne nuit... es un honor para mí presentar este platillo. Alison se que te encanta mucho mi cocina, es por eso que presento hoy esto para ti. Como entrada principal "bisque de Honard" una sopa hecha a base de cangrejo con condimentos entre otros toques secretos, como plato principal "magred de carnad" que se, te va a encantar la carne de pato es deliciosa, acompañado de una guarnición perfectamente cocida, finalmente como postre el sabor de New York mezclado con la cocina Francesa "Eclairs" de chocolate, con una bola de sorbete a base de vino.

No podía, en serio no podía, todo lo que yo he leído en sus libros de recetas, ahora voy a comerlos de verdad. Esto es un sueño.

No, es la realidad tonta.

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Eaton y yo salimos tomados de la mano. Comí delicioso, cada plato fue una explosión de sabores, justo como lo imagine. El chef me regalo su último libro firmado. Casi le quiebro el cuello cuando lo abrace con fuerza.

- Una vez más, gracias Eaton. Esto es más de lo que imagine, la mejor cita, la cita perfecta.

Nos detuvimos un momento antes de entrar al auto. Rodee con mis brazos el cuello de Eaton, el mantenía sus manos en mi cintura, nuestros cuerpos pegados,  siempre me ponía nerviosa, pero me sentía cómoda, muy cómoda.

- Tu eres perfecta Alison. Me encanta verte feliz.

Sonrei. Siempre quería decirle mucho más, pero las palabras no me salían. Sentía muchas cosas por el, lo queria mucho, pero no podía expresarlo muy bien. No puedo decir que es amor profundo, pero lo quiero el me ha salvado.

Bese sus labios. Cada día podía besar un poco mejor, ya no me quedaba atrás en su besos.

- No quiero que acaba esta noche- dije sinceramente.

- ¿Qué  quieres hacer? Esta noche es tuya- contesto Eaton. Nuestras miradas conectadas, sus ojos azul mar hacían que cosquillas bajaran por mi espalda.

Dile. Porfavor dilo, Hazme caso por una vez en tu corta vida. Dilo.

Entre abrí los labios, mi corazón palpitando rápido. Trague grueso.

- Quiero que me hagas el amor.

LO DIJISTE.

Lo dije. Dios lo dije. Estoy loca, muy loca.

Eaton no se lo esperaba, vi la sorpresa en sus ojos, en su rostro, luego sus ojos se iluminaron.

- ¿Esas segura? No quiero que sientas presión. No quiero que pienses que vamos muy rápido y definitivamente no quiero que pienses en darme tu virginidad como pago.

- Ayer fue ayer, hoy quiero esto. Quiero entregarme a ti. Y no estoy dándote nada como pago. Mira, siempre he sido introvertida e insegura. Pero tu me haces sentir segura, quiero hacerlo. Quiero sentirte más allá de un beso, quiero unirme a ti en cuerpo, alma y espíritu.

Wow. Me sorprendí a mi misma. Jamás hubiera pensado que le diría eso a un chico, menos a alguien como don tatuajes.

Eaton me regalo una sonrisa pícara.

- Entonces tengo el lugar perfecto- dijo. Respire profundo. Estaba a minutos de hacerlo, de entregarme al hombre que quiero.

Subimos al auto, Eaton le dijo al chófer que nos llevara a una dirección. En todo el camino no paraba de pensar en ese momento. ¿Como sería? ¿Que sentiría? Estaba excesivamente nerviosa. Pero quería hacerlo, mi piel, mi corazón me lo pedía a gritos.

En este momento agradecía que Paulette me haya hecho depilarme de pies a cabeza. Ella sabía que podía pasar esto, yo jamás me había depilado mi zona íntima, Paulette me enseñó como. Ella realmente no tiene vergüenza, no se desnudo ni nada, pero me enseñó por encima como hacerlo. Me sonroje solo de pensarlo.

En todo el camino iba tan ida en mis pensamientos que no pude decirle nada a Eaton, solo sentía su mano sobre la mia.

- Llegamos.

Volví a la realidad. Habíamos aparcado frente a una casa grande.

- ¿Quien vive aquí?- pregunte.

- Nadie.

- Cómo que nadie ¿Vamos a entrar sin permiso?- pregunte tontamente.

Eaton levantó la comisura de sus labios en una sonrisa divertida.

- Tu expresión vale oro Ali. No, no vamos a entrar sin permiso, esta casa es mía,  vengo aquí cuando tengo negocios importantes.

Sus negocios ¡Dios! Este hombre era excesivamente adinerado. Nadie hace lo que el ha hecho, pero ¿Cuales son sus negocios? ¿A qué se dedicará exactamente?

- ¿Estás bien? Alison si no estas segura...

- No, estoy segura. Es solo que todo esto que haz hecho por mi debió costarte una fortuna, además tu casa, no lo sé. Yo ni siquiera puedo comprarle un chocolate.

Agache mi mirada, con un poco de vergüenza. El levantó mi barbilla con sus dedos.

- Yo no te estoy pidiendo nada Alison, tu compañía es mi mejor regalo. Esto no es nada, tu te mereces todo. Deja de sentirte menos, deja de sentir lo que yo hago excesivo, tu te mereces ser feliz.

Se acercó a mi. Me besó tiernamente.

- ¿Quieres entrar?

- Si. Quiero.

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INOCENCIA INTERRUMPIDA(COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora