Reconociendolo

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Shu Kurenai

Esto ya es demasiado. Después de la escuela hoy acabé muy lastimado por culpa de esos chicos. No puedo creer que esa Megumi me haya hecho eso. Sinceramente no la creí capaz.

-No debiste defenderme ayer- antes de que me diera cuenta, esa chica de cabello celeste y ondulado estaba caminando a mi lado.

-¿Pero por qué no?

-Te lastimaron por mi culpa- me respondió ella algo cabizbaja.

-Eso no es verdad. Me lastimaron porque soy un albino. Los albinos somos señal de desgracia- ella, al escuchar eso volteó a verme extrañada.

____ Shirosagi

Este chico me parece muy conocido. Se parece mucho a el... y pensé que solo se parecia hasta que me dijo eso.

Recuerdo 9

Esta vez nos encontramos en un parque al atardecer.

-En serio lo lamento, ____- se disculpó Shu al ver a su amiga con una bolsa de hielos en la cabeza.

-¿Pero por qué te disculpas si la que se cayó fui yo?- preguntó la pequeña peli celeste confundida por lo que decía su amigo.

-Porque fue mi culpa que te cayeras- habló triste el albino de cuatro años.

-Yo... sigo sin entender.

-Mis padres me dijeron que si alguna vez le pasaba algo malo a la gente cercana a mi, era porque soy un albino.

-¿Y eso qué tiene que ver?

-Según mis padres, los albinos solo traemos desgracias por donde pasamos- la voz del pequeño comenzaba a quebrarse.

-Tus padres son malos- dijo la niña indignada, causando la sorpresa del albino -tu no atraes desgracias, y mucho menos eres malo. No les hagas caso ¿entendido, Shu?- el albino lo pensó un momento y asintió levemente con una sonrisita insegura en el rostro.

Entonces el es ese Shu. Pensé que no lo volvería a ver después de ese accidente. Supongo que el no puede reconocerme, después de todo perdió la memoria.

-Dime algo, Shu.

-Claro, mande.

-¿Qué opinas de Lui Shirosagi?- Shu dejó de caminar y miró el suelo con la mirada sombria. Estaba apretando los puños... se veía enojado.

-Lui Shirosagi es cruel, malvado y arrogante. No le preocupa dañar a los demás ya que solo le importa el mismo. Solo le hace daño a la gente de su alrededor como lo hizo conmi...

-¿Con quién?- esto ya me causa curiosidad.

-Tengo que irme- el siguió mirando el suelo cuando pasó de largo directo a un edificio que estaba a un kilometro de distancia, más o menos. Ese edificio lo recuerdo de cuando iba con Shu para sacarlo de contrabando de su casa y así poder ir a jugar al parque. Recuerdo que el me esperaba en la ventana de su cuarto y, cuando le daba la señal desde abajo, el saltaba al árbol que había detrás del edificio y bajaba dando más saltos entre las ramas de este.

Sus padres siempre estaban ocupados y no se daban cuenta de que el no estaba.

Decidí seguirlo por simple curiosidad, así que me escabullí entre los arbustos del camino y caminé cerca de el, pero cuando estaba cerca de llegar al edificio, Shu cambió el rumbo al parque, donde se apreciaba una arena bey protegida por un pequeño kiosco.

Shu sacó de su mochila algunas toallas y las dejó dobladas en el suelo al lado suyo. Entonces sacó también de su mochila un cinturón de blader y se lo puso, sacando de este su lanzador y su bey.

Shu estuvo entrenando un muy buen rato (por no decir dos horas) hasta que se comenzaron a escuchar voces que iban en esa dirección. Rápidamente Shu guardo sus cosas y salió corriendo hacia el edificio donde estaba su departamento. Lo seguí como era el plan original... o esa era mi intención ya que alguien me tomó del brazo y yo por instinto di una patada hacia atrás, sacandole al chico un quejido de dolor al haber recibido el golpe en su masculinidad.

-Oye... tranquila. Solo queriamos... preguntarte algo- me dijo un azabache de cabello en punta con una banda roja en la cabeza. Estaba de rodillas en el suelo, así que supongo que el recibió el golpe.

-Perdona. Pensé que sería alguien que quería hacerme daño- me disculpé ofreciendole mi mano. El la aceptó y se levantó con algo de dificultad.

-¿Estás bien, Daigo?- le preguntó al azabache un peli azul tambien con el cabello en punta.

-Si. Ella solo se asustó.

-Oye- mi atención se dirigió al peli azul que me llamaba -¿a dónde estabas yendo?- me preguntó. Note que tanto el azabache como los dos rubios también presentes me miraban curiosos.

-Estaba siguiendo a un amigo. Quería preguntarle algo...

-¿Entonces eres amiga de Shu?- me preguntó el rubio de ojos cafes.

-Ustedes lo conocen- ellos asintieron ante mi conclusión -pues... si. Digamos que si...

-¿Y cómo le va a Shu en su nueva escuela?- preguntó esta vez el azabache.

-Pues... tiene algunos... problemas...

-¿Qué clase de problemas?- me preguntaron los cuatro chicos al unisono.

-Eh... yo... me tengo que ir- abandoné mi plan de seguir a Shu y sali corriendo directamente en la dirección contraria, directo a mi hogar.

Todo por defenderteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora