Amigos

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Shu Kurenai

Shu, despierta. ¿Qué tienes? levantate por favor, amigo.

Era una voz distante pero clara. Ahora mismo la cabeza me da vueltas y estoy muy mareado con ganas de vomitar. No me siento muy bien.

Abrí los ojos un poco y pude ver sobre mi cuatro siluetas que me miraban con preocupación. Cuando la vista se me aclaró y distinguí a la perfección a mis amigos, me incorporé con cuidado hasta quedar sentado en el suelo.

-Shu... ¿qué pasó aquí?- me preguntó Valt señalando mi departamento, que estaba todo tirado por lo que pasó anoche.

-No pasó nada, Valt. Tranquilo- le dije tratando de calmarlo, pero el solo se puso histérico y empezó a gritar cosas sin sentido.

-Lo que Valt quiere decir, es que no nos salgas con que no pasó nada- me dijo Daigo tapandole la boca a Valt, quien al fin había parado de gritar.

-¡Solo mírate!- empezó Wakiya -¡dices que no pasó nada y estás cubierto de sangre!- miré mi ropa y, en efecto, seguía manchada por lo de ayer.

-En todo caso no les impor...

-¡AAAHHHH! ¡¿QUÉ ES ESO?!- gritó Rantaro señalando una plasta roja en el suelo. Yo, sabiendo muy bien que es, decidí alejarme de ella. Daigo se le acercó y lo tomó del suelo, cosa que nos dio mucho asco.

-¿Por qué hay un ojo humano aplastado en el suelo de tu casa?- me preguntó mirándome a los ojos directamente.

-Por nada. Ya dejenme en paz, por favor- pedí sin poder evitar que mi voz temblara al recordar lo que había pasado anoche.

-Shu. Estás nervioso. Seríamos muy malos amigos si no insistieramos. Queremos ayudarte- habló Rantaro poniendo una mano sobre mi hombro de forma tranquilizadora.

-Bueno...

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-Esta vez se pasaron- dijo Valt cuando terminé mi relato -aprovecharse de que no recuerdas nada de lo que te hicieron para venir y hacerte daño...- luego de eso, comenzó a murmurar tan bajo que no podíamos escucharlo.

-Entonces... lo primero que encontraste para atacar fue una cuchara- dijo Wakiya sorprendido -y con ella, sin saberlo le sacaste el ojo. ¿Entendí bien?

-No puedo creer que eso es lo que más te sorprende risitos- le dijo Rantaro con un tono algo molesto.

-No puedes culparme. Eso es muy... perturbador- a Wakiya lo recorrió un escalofrío.

-No le recuerden eso a Shu ¿quieren?- Daigo, que venía de la cocina, les dio un coscorrón a ambos rubios y luego me dio una taza con té -bébelo. Te sentirás mejor.

-Gracias- le di un sorbo al té verde y seguimos hablando toda la tarde hasta que se hizo de noche.

-¿Un tatuaje, dices?- me preguntó Daigo.

-Si. Dijo que era un símbolo para proteger a la gente de todo lo malo. Quien lo portara estaría a salvo.

-Me suena... familiar... ¿pero dónde lo he visto?- decía Wakiya.

-En fin. Saliendonos de ese tema... creo que lo mejor será que en cuanto haya oportunidad, te vayas de Japón- habló Valt con voz apesadumbrada y quebradiza -ya no estás a salvo aquí.

-En eso estoy de acuerdo con Valt- dijo Daigo -por mucho que nos duela, este ya no puede ser tu hogar a menos que quieras que te cacen- el sonaba muy afligido, y al observar a Rantaro y Wakiya, ellos parecían aún más tristes.

-Pero... ¿qué me asegura que no me seguirán cuando me vaya? ¿que no tengo familia allá?... o... ¿qué me asegura que no pasará nada malo por donde yo pase?- me abracé a mi mismo al recordar lo del avión de mis padres.

-¿Tan paranoico te haz vuelto?- me preguntó Rantaro con sorpresa en su voz.

-Es que ustedes no entienden. Hay una razón por las cuales mis padres estaban en ese avión ese día.

-¿Y cuál era esa razón, como para que tengas una paranoia de ese nivel?

-Ellos se iban. Me estaban abandonando- no dije nada más, porque se que si suelto una palabra extra me pondré a llorar, y no quiero verme más débil de lo que ya soy.

-¿En serio llegaron al punto de creer que podían abandonarte? Shu, tus padres si que estaban mal de la cabeza- Rantaro le dio un zape a Wakiya cuando este dijo eso, y luego comenzaron otra de sus típicas peleas.

-¿Qué parte de "están en casa ajena" es la que no entienden?- les preguntó Daigo de forma retorica con un aura asesina. Los otros dos simplemente se rascaron la cabeza y se alejaron un poco de el presentando una risilla nerviosa -mejor- ahora Daigo mostraba una sonrisa tierna, confundiendo a Wakiya y a Rantaro.

-Bipolar- susurró Wakiya.

-¿Qué dijiste, diva?- otra vez el aura asesina.

-Nada.

-Eso creí...

-Bueno, oigan. Deberiamos irnos ya. Shu tuvo un día largo y seguramente quiere descansar- dijo Valt, llamando nuestra atención -¿nos vemos luego, Shu?- solo me limite a asentir -bien... vamos, chicos.

Los chicos siguieron a Valt a la puerta de entrada y salieron todos juntos, dejandome en medio de la habitación.

Después de unos cinco minutos decidí ir a la cama para consultar todo con la almohada.

Todo por defenderteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora