Wendigo
Reí.
-Vaya, vaya. Parece que me descubriste, ¿no es así, Free de la Hoya?- giré sobre mis talones para ver detrás de mi. El rubio apareció desde un pasillo lateral.
-Deja ir a mi amiga, condenada bestia- se veía enojado.
-¿Y si no lo hago, qué?
-Entonces te irá muy mal- dijo mientras fruncia el ceño. No pude evitar reir.
-¿Un humano como tu, amenazando a un espíritu asesino como yo?- el también rio.
-Pues no te ves muy asesino que digamos, ¿eh?- dijo con burla. Eso me hizo enojar.
-Ten cuidado con tus palabras, de la Hoya.
-Lo siento. Soy sarcastico por naturaleza, así como tu eres un fraude desde siempre- mi furia iba subiendo, por lo que empecé a cerrar los puños con fuerza.
-Estas jugando con fuego, enano- empecé a avanzar hacia el.
-No veo el fuego. Eres tan patético que no puedes atacar por ti mismo. En cambio, solo puedes poseer a una niña inútil, según tu- eso me hizo estallar.
-¡¡¡PAGARAS POR TU ARROGANCIA!!!- apenas grité el salió corriendo, y yo lo seguí.
Aunque yo era más rápido, el al parecer ya tenía planeada una ruta de escape. ¿Un plan? Eso no me importó mucho, y seguí persiguiendolo.
Llegamos al exterior y el, con algo de dificultad, empezó a subir un arbol. Fue ahí cuando lo alcancé, agarrandolo del cabello y tirandolo al suelo para empezar a arrastrarlo.
-¡¡¡SPRYZEN!!! ¡¡¡AHORA!!!- en ese preciso momento, sentí un golpe muy fuerte en mi espalda, por lo que lo solté. Este terminó de trepar el arbol.
Me di vuelta, esperando encontrarme con el patético de Kurenai pero...
Apenas logré quitarme del camino antes de que el hacha de ese enorme demonio me partiera por la mitad. En su lugar dio en el suelo.
Bien, si quieren que me enfrente a un demonio japones... lo haré como debe ser.
Free de la Hoya
Miraba desde el lugar en el que estaba, y finalmente lo que queríamos que pasara pasó: el Wendigo salió del cuerpo de ____ para pelear directamente con Spryzen, dejando a la antes mencionada inconsciente en el suelo.
Miré a Lui que estaba escondido cerca, dandole la señal para que hiciera lo que le tocaba. Este inmediatamente salió de su escondite y fue por su hermana, llevandola con algo de dificultad al interior del edificio.
Ahora lo único que queda por hacer es esperar a que la energía del Wendigo se agote.
Lui Shirosagi
Logré pasar entre el barullo que hacían los dos espíritus en su pelea: Spryzen con su hacha y el Wendigo tratando de morder y rasguñar a su enemigo.
Mi hermana quedó inconsciente cuando el Wendigo dejó su cuerpo, igual que Kurenai, pero al parecer, a diferencia del anterior mencionado, ella no tardará en recuperarse.
Cuando entré al edificio, rápidamente me dirigí a la sala que me habían indicado los demás. Al entrar me encontré a Christina Kuroda, a Aoi y a Kiyama. Los dos últimos estaban al lado del cuerpo inerte de Kurenai.
-¿Cómo va todo allá afuera?- me preguntó Christina Kuroda.
-Ya estan peleando- no pude evitar fijar mi vista en Kurenai -¿y cómo esta el?
-No muestra señales de que vaya a despertar- dijo Aoi con tristeza, aun con su vista fija en su amigo.
Según nos dijo Spryzen, por más que quiera, no puede dejar salir a Kurenai pues el cuerpo de este, al estar ya acostumbrado a la energía del bey, instintivamente no dejará salir a Kurenai con facilidad, manteniendolo encerrado en su propia mente.
Unos minutos después, un estruendo que venía de afuera llamó nuestra atención. No pasó mucho antes de que una nube roja y vaporosa entrara a la sala: Spryzen.
Aoi y Kiyama se alejaron del cuerpo de su amigo, y el espíritu se posó alrededor del bey respectivo. Kurenai se quejó levemente.
-Creo que ya debemos irnos- dijo Kiyama -si bien recuerdan, Spryzen nos dijo que después de esto no nos quería ver al despertar- finalizó nervioso.
-Rantaro tiene razón- dijo Christina, por lo que los cuatro nos dispusimos a salir con mi hermana en brazos.
Estabamos por salir cuando...
-¡¡¡CUIDADO!!!- de no ser por la advertencia de Free, una fuerte ráfaga de viento nos habría golpeado y, posiblemente, lastimado. Esta quedó en torno al bey de mi hermana hasta desaparecer.
-¡Free!- Christina fue a abrazarlo, preocupada. Free correspondió.
-Por su batalla cuerpo a cuerpo con Spryzen, el Wendigo perdió casi toda su energía, por lo que será un bey común y corriente por los siguientes meses- nos dijo con una sonrisa mientras se separaba de su amiga.
Todos suspiramos aliviados.
-¿Podrían callarse? Quiero dormir- se quejó ____ acurrucandose en mi pecho
-Bien. Ya esta despertando. Eso es buena señal.
-Si- le contestó Aoi a Kiyama, ambos con una sonrisa.
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La noche llegó, y ____ seguía dormida. No la culpo, porque el Wendigo la hizo perder muchas noches de sueño.
Ya estaba por dormirme cuando escuché un quejido en la cama de al lado.
-¿D... dónde estoy?- preguntó mi hermana tayandose los ojos. Yo me levanté para sentarme al lado de ella.
-Estamos en nuestra habitación- le contesté para tranquilizarla, cosa que logré.
Ella rápidamente posó su vista en su bey, que se encontraba en su buró.
-Todo salió bien en nuestra batalla, ¿verdad?- ahora mismo, gracias a esa pregunta, estoy en una lucha mental de si decirle lo de mi muñeca o no. Finalmente me decidí.
-No te preocupes. No pasó nada malo. Ganaste la batalla- ella sonrió.
-Me alegra- inmediatamente se quedó dormida de nuevo, por lo que aparté las cobijas y me acosté a su lado para abrazarla.
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Todo por defenderte
FanfictionNuestro protagonista, esta vez, es Shu Kurenai, un joven albino al que muchas chicas en el instituto querían... exacto. Querían. Cuando el chico tenia nueve años tuvo un accidente, en el que olvidó todo lo que había vivido hasta ese momento, incluye...