Dejame salir, por favor

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Ashtem

-Spryzen, ¿por qué no estas entrenando?- le pregunté con molestia al verlo acostado en su habitación muy relajado, como si no le importara.

-Ya entrené lo suficiente- me dijo muy desinteresado sin siquiera abrir los ojos. Se veía hasta aburrido. Yo bufé enojado.

-Mira, vas a participar en la Copa internacional de bladers, y tienes que presentarte al máximo para demostrarle al mundo que Shu Kurenai no es débil. Cuando lo hayas demostrado, entonces puedes quedarte acostado el resto de tu vida si te da la regalada gana.

-Oye, no me puedes culpar de que en el poco tiempo que llevo con un cuerpo me haya enamorado de lo suave que es un colchón- me reclamó abriendo los ojos, que se mostraban rojos tirandole a amarillo.

-Eso no me importa. Deja de holgazanear y haz algo útil. Nos vamos a Estados Unidos en una hora- dije para después salir de la habitación dando un portazo.

Spryzen

En cuanto el se fue volví a acomodarme en la cama para estar cómodo. En serio, nunca pensé que acostarse en un colchón pudiera llegar a ser tan agradable.

Antes de darme cuenta me quedé dormido.

Spryzen... por favor... dejame salir

Sollozos. Era lo que se escuchaba en el vacio acompañado de una voz infantil.

-Sabes que no puedo hacerlo. Es por tu bien- le contesté a la oscuridad. En sueños, regreso a mi forma verdadera.

Por favor... quiero ver a papá, a mis amigos

-Ya he dicho que no- mantuve una voz tranquila y amable para no alterarlo.

Estoy bien, en serio. Estaré bien fuera de aquí. Lo juro

-No, pequeño. Solo vuelve a dormir- le dije con serenidad. Otro sollozo.

¡Pense que me querias!

Eso me dolió.

-Y es justo por eso que no te permito salir. Te quiero, y es por eso que te mantengo a salvo.

Esto no es cariño. No lo es, no lo es... no lo es. Tu no me quieres y verdaderamente nunca me quisiste

Su voz se fue apagando, volviendose más lejana, hasta que finalmente no le escuché más.

Desperté. Fruncí el ceño y me levanté para luego salir de la habitación, directo a la sala de entrenamiento antes de prepararme para el viaje.

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____ Shirosagi

Excelente. Acabamos de llegar a Estados Unidos y tres de nosotros ya se perdieron. Más especificamente, Valt, Kitt y Rantaro.

Nos pusimos a buscarlos de inmediato, y fue entonces cuando a mi se me ocurrió ir a buscar en un callejón algo descuidado.

Me llamó la atención el sonido de los bey chocando entre si, más no sabía de donde venía el sonido.Me puse a buscar, y descubrí que venía de una alcantarilla. El problema es que no puedo abrirla.

Empecé a tocar lo que estaba alrededor del lugar hasta que me encontré con lo que parecía ser una compuerta. Al empujarla se abrió, dejando a la vista para mi un tobogan oscuro, más no se veía sucio. Alguien lo había usado hace poco.

Decidí bajar por ahí.

Durante todo el recorrido me preparé para cuando tuviera que recibir el suelo bajo mis pies, y ese momento finalmente llegó. Mis pasos hicieron eco, por lo que recé para que nadie me escuchara.

Aunque había gente, no me escucharon. Idiotas. Al parecer había habido una batalla hace poco, por lo que me puse a investigar desde donde yo estaba. Fue entonces que el sonido de un compuerta abriendose llamó mi atención.

-¿Se te ofrece algo?- era una voz chillona que obviamente no conocía.

-Soy Red Eye- además de como se presentó, reconocí su voz de inmediato, por lo que me asomé con cuidado para ver -estoy buscando un duelo- su voz ahora sonaba grave, lo que indica que el que esta hablando es Spryzen.

-Ja. No sabes con quien te estas metiendo- idiotas creidos -estas buscando problemas.

-Pelearé con todos al mismo tiempo. Cinco contra uno- okey... sinceramente, eso ya es algo ridículo, incluso para Spryzen.

-No esta bromeando.

-Ya verá cuando le quitemos su bey.

-¡Entonces ya no reirá!- alcancé a ver desde donde yo estaba que Spryzen esbozaba una sonrisa confiada, como si, para sus adentros, se riera de ellos. Para ser sinceros, yo haría lo mismo.

Todos se pusieron en posición, por lo que yo me acerqué más para observar quedando de frente a Spryzen. Me di cuenta de que sus ojos, a pesar de ser rojos, le tiraban al amarillo.

-3... 2... 1... LET IT... RIP!!!- lanzaron, y noté algo diferente en el bey.

No solo había evolucionado, sino que se movía diferente de como se había movido antes. Otra cosa es que al momento de lanzar, la cicatriz del ojo de Shu (porque sigue siendo su cuerpo) brillaba de un color carmesí intenso.

La sonrisa de Spryzen se ensanchó antes de que el bey bajara a la arena de abajo para hacer explotar a los bey enemigos.

La energía liberada fue tal que incluso llegó hasta mi, haciendome chocar contra la dura pared de concreto.

El golpe fue lo suficientemente fuerte como para sacarme un grito de dolor y...

Para cuando me di cuenta, Red Eye se encontraba frente a mi, mirandome con una expresión sombría.

Todo por defenderteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora