La runa del Sol

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Shu Kurenai

Estaba durmiendo cuando sentí que me sacudían. En cuanto abrí los ojos me topé con unos orbes cafés que me miraban directamente. Miré con más atención mi entorno y me di cuenta de que eran los chicos.

-Shu, ¿estas bien?- me preguntó Valt, que era el que me había despertado.

-Si- mentí un poco cansado aún -¿qué hacen aquí?

-Encontré información acerca del tatuaje que tienen las personas de tu familia- dijo Wakiya -bueno, en realidad fue Hoji el que encontró el libro... y el capítulo... y el párrafo... ¡pero yo traje la información!- dijo tratando de sonar como si el trabajo lo hubiera hecho el.

-Solo veniamos a mostrartela y...- Daigo no pudo terminar porque alguien lo agarró de la chaqueta y lo lanzó al suelo, haciendole una llave -¿por qué siempre soy el que recibe los golpes?- se quejó.

-Ah, solo son ustedes- dijo ____ quitandose de encima de Daigo para liberarlo de la llave. Luego le ofreció su mano para ayudarlo a levantarse.

-Bueno, en fin ¿podemos acomoda...?

-¡¿Qué te pasó en el cuello?!- preguntó Rantaro alarmado al ver la cicatriz que había dejado la aguja en mi yugular. Rápidamente la cubrí con mi mano.

-Nada, solo fue un accidente- mentí, a lo que ____ rodó los ojos.

-Lo atacaron de nuevo- inmediatamente, ante el comentario de ____, los chicos empezaron a preguntarme quién lo había hecho, cómo había llegado, y lo más importante, por qué no la detuve.

____, fastidiada, los golpeó a todos, cayandolos.

-Para empezar, la chica parecía llamarse Tomoko, más no supimos su apellido. Segundo, llegó diciendo que era una doctora o algo así que estaba comprobando la salud de la población, menuda mentira, por cierto. Shu se dió cuenta de que no era buena por el tatuaje que tenía. Tercero, estaba demasiado débil. No ha dormido bien, lo golpean en la escuela, creo que no debí decir eso...- finalizo al ver como me miraban en forma interrogatoria.

-Ya basta, por favor- les pedí ya con molestia.

-Bueno, a lo que vinimos- dijo Wakiya sentandose a mi lado en el sillón mientras abría un libro algo grande, buscando una página. Se pasó buscandola unos segundos hasta que la encontró.

-¿Y bien?

-Para empezar, este símbolo es una representación de la luz que defiende contra la oscuridad. Vida contra muerte. Sol contra Luna. Un viejo mito de una familia gitana que creía que la Luna era símbolo de brujería y maldad debido a ciertos eventos catastróficos que sucedían durante la luna llena o nueva en épocas pasadas.

-¿Y eso que tiene que ver con el símbolo?- preguntó Rantaro con notable confusión.

-Mucho. Este símbolo nació como runa protectora contra la magia negra que supuestamente emanaba de la Luna, runa que increiblemente funcionaba a la perfección. Fue hasta cierto punto que el albinismo, o como los llamaban esos gitanos, hijos de la Luna o bruja mayor, fue introducido en esa familia gitana debido al enamoramiento entre dos individuos de distintas familias.

-No me digas. Empezaron a deshacerse de los "hijos de la bruja mayor"- dije ya sabiendo la futura respuesta.

-Así es. La runa del Sol empezó a perder efecto poco a poco, por lo que se vieron forzados a buscar otra forma de defenderse de la brujería. ¿Cuál fue esa? Exterminar al peligro.

-¿Eso quiere decir que durante generaciones han estado matando albinos en la familia de Shu?- preguntó Daigo con mucha sorpresa tratando de ver el libro.

-Excatamente, aunque hasta ahora, contando a Shu, solo se han contado siete, si además incluimos al albino que desencadenó la descendencia.

-Solo un inconveniente. Si se supone que esa marca es para defender a la gente de personas como yo, entonces... ¿por qué no tiene efecto sobre mi?- le pregunté a Wakiya quitandome el guante y mostrando mi palma.

Recuerdo 12

Nos ubicamos en una casa grande, casi una mansión.

En la planta baja se encuentran tres niños, uno de cabello café, otra azabache y otra más pequeña pelirroja, miembros de una familia. Los tres lloran por el dolor de una marca que los mayores de su familia les acaban de tatuar. La marca de un sol encerrado en un circulo.

Ahora son los adultos los que se hacen ese tatuaje.

Han pasado generaciones desde la última vez que se vieron forzados a protegerse con esa runa, pero ahora que hay un nuevo albino en la familia, hay que protegerse.

Mientras tanto, el pequeño albino de cinco años observa a sus primos llorar, sentados en el suelo.

Siente mucha empatía por ellos, por lo que esta dispuesto a sentir el mismo dolor que ellos.

El pequeño sacó de su bolsillo una pequeña navaja y miró su palma derecha, para luego analizar con atención el tatuaje que les acababan de hacer a sus primos.

Después de memorizar la imagen, el pequeño inhaló mucho aire para contenerlo, y entonces empezó a dibujar la runa en su palma, usando la pequeña navaja.

Dolía, y el niño contenía los gritos, aunque no podía contener las lágrimas.

Fue verdaderamente un alivio para el cuando terminó el dibujo, que por ahora solo se veía como una plasta de liquido rojo en su manita, acompañada de unas débiles, aunque si permanentes cicatrices que formaban ese sol encerrado en un círculo.

Todo por defenderteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora