Lui Shirosagi
-¡Sueltame ya! ¡Me duele!- me quejé tratando de hacer que ____ me soltara del cabello, ya que me jalaba por los pasillos del lugar buscando a Kurenai.
-Tu tienes mucho que explicar- dijo mientras me daba un jalón y me tiraba al suelo de la sala de espera, donde supuestamente debería estar su amigo.
-No era mi intención romper su bey, lo juro- me defendí.
-No me refiero a eso- dijo macabra. Yo entendí a que se refería.
-Mira. Tampoco era mi intención herirle el ojo. Verdaderamente creí que Spryzen saldría disparado a su lado directo hacia las gradas...
-¿O sea que como tenías planeado dañar a alguien más Spryzen golpeó el ojo de Shu con la suficiente fuerza para llegar hasta un punto tan lejano, y que probablemente ya lo dejaste medio ciego?- no tuve defensa ante eso. Ella suspiró y se acuclilló a mi lado, a lo que me puse en guardia esperando algún golpe.
-Eres mi hermano, Lui, pero esta vez te pasaste de la raya por mucho- me dijo enojada. Se levantó y se fue, dejandome solo en el suelo.
Shu Kurenai
-Debiste retirarte de inmediato- me regañó el doctor mientras desinfectaba la herida de mi ojo. Me queje -lo siento.
-No podía retirarme. Hubo un momento en el que mi emoción fue tal que perdí la noción de lo que pasaba y, para cuando volví en mi, Spryzen estaba roto en la arena.
-Si, pero al final acabaste herido de gravedad- me dijo mirandome fijamente un momento -terminé.
Me senté en la camilla. El doctor inmediatamente me puso un parche.
-¿Esto para qué?
-Tendrás una ceguera temporal en ese ojo por un tiempo. Nada tocarlo en un mes entero si no quieres que se infecte. No debes preocuparte por la ducha, el parche es impermeable.
-Gracias- dije mientras buscaba mi cartera para pagarle. El me detuvo.
-No será necesario. Consideralo un favor.
-Gracias- le dije para luego irme del consultorio, directo a mi casa. Estoy planeando encerrarme por el siguiente mes a lamentarme y esperar a que mi familia me mate de una vez por todas, y sinceramente espero que no tarden mucho en hacerlo.
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____ Shirosagi
-¿Lo encontraron?- nos preguntó Rantaro, a lo que todos negamos.
-¿Dónde podrá estar?- preguntó la marioneta azul de ese tal Ken.
-Ya fui a buscar a su casa y no estaba- dijo Wakiya.
-Y yo fui a la playa y nada- dijo Valt, apoyandose en la mesa del comedor de su casa, frustrado por lo ocurrido.
-¿Ya fueron al horpital?- preguntó la madre de Valt, prendiendonos el foco.
Todos, incluidos los gemelos, salimos corriendo directo al hospital.
No tardamos mucho en llegar, y en cuanto cruzamos la puerta atravesamos la sala de espera y abrimos el consultorio principal, asustando al doctor y a su paciente.
-¿A qué se debe todo este alboroto?- preguntó el doctor molesto.
-¿Por casualidad estuvo aquí un tal Shu Kurenai?- pregunte agitada.
-Si, se acaba de ir hace como quince minutos...- salimos corriendo de nuevo. Seguro fue a su departamento.
Corrimos a toda velocidad atravesando el Beypark, y en cuanto llegamos a las escaleras del edificio empezamos a subirlas de dos en dos. Los demás se cansaron rápido, pero vivir en una mansión tiene sus ventajas. Rápidamente llegué a la puerta de su departamento y toqué.
-Shu, abre- no obtuve respuesta, por lo que volví a tocar. Silencio de nuevo. En cuanto llegaron, los chicos se me unieron, haciendo mucho ruido en su puerta hasta que finalmente escuchamos su voz desde adentro.
-¿Qué quieren?- se escuchaba muy deprimido.
-Shu, sal de ahí. Ese no eres tu- dijo Valt hablando a través de la puerta.
-No me importa, largo.
-No nos vamos a ir. Somos tus amigos, idiota- habló Wakiya histérico.
-Alejense de mi.
-Shu, no empieces con eso de que traes desgracias por ser albino porque no es cierto- dije llamando la atención de los chicos.
-Pero es verdad...
-¡Que no lo es, maldita sea!- silencio, y entonces la puerta se abrió.
En cuanto nos abrió, Shu se dio media vuelta y se dirigió a su sillón, dejándose caer pesadamente con mucho desanimo. Nos sentamos en torno suyo.
-Ya entraron, ¿qué más quieren?- dijo hablando de cara al colchón del sillón.
-Queremos saber como estas, viejo. Nos preocupaste mucho cuando te desapareciste así. ¿Estas mejor del ojo?
-Si
-¿Ya te sientes mejor por lo de tu duelo?
-No
-¿Quieres que nos vayamos?
-Si
-¿Podrías dejas de responder con monosílabos, por favor?
-No- suspiramos fastidiados -vayanse, por favor. Mi plan es encerrarme aquí durante un mes entero a esperar a que mi ojo sane o que alguien de mi familia llegue a matarme, lo que pase primero. Cuando se vayan, haganme el favor de dejar abierta la puerta.
-No vamos a hacer eso, Shu. Somos tus amigos y estamos aquí para apoyarte- le dijo Daigo dandole unas palmadas en la espalda -además, puedes reparar a Spry...
-¿No lo entienden? ¡le fallé! La unica forma de no hacerle daño a nadie más es que deje de presentarme en los torneos. Así la gente me olvidará y podré vivir aqui encerrado por el resto de mi patetica vida- dijo sollozando.
Por instinto, yo lo abracé y acaricie su cabello blanco y sedoso.
-Escuchame, conejo. No te dejaremos hacer eso porque si te dejamos hacerlo seríamos los peores amigos de la historia, asi que, quieras o no, te ayudaremos a reparar a Spryzen para que puedas volver a competir ¿esta claro?
...
-S... si
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Todo por defenderte
FanfictionNuestro protagonista, esta vez, es Shu Kurenai, un joven albino al que muchas chicas en el instituto querían... exacto. Querían. Cuando el chico tenia nueve años tuvo un accidente, en el que olvidó todo lo que había vivido hasta ese momento, incluye...