Theodore Glass
Esto ya se salió de control. Completamente.
Tengo que hacer algo para detener a Spryzen. A mi ya me tiene amenazado con MATARME la proxima ve que me vea, y si que lo creo capaz.
Por ahora solo tengo una idea en mente.
____ Shirosagi
Ken y Daigo estan bien ya, por lo que fui directo a buscar a Spryzen.
Busqué por todas partes hasta que, finalmente al caer la noche, lo encontré afuera en el patio, mirando el cielo. Estaba de brazos cruzados, y parecía estar pensando en algo.
Justo cuando iba a gritarle para llamar su atención, alguien me tapó la boca y me arrastró lejos de el.
-No te le acerques. Es peligroso- era la voz de Theodore, por lo que cuando me soltó no grité.
-¿Por qué diablos hiciste eso?- le reclamé lo más silenciosa que pude.
-Porque si te le acercas a estas alturas, estarás en peligro, al igual que yo.
-Pues debiste pensarlo mejor antes de experimentar con tu "hijo". Es gracias a ti que Spryzen controla su cuerpo. Si me preguntan, diría que ni siquiera te importa...
-Mira niña. Hay una razón por la cual lo adopté, ¿entiendes? Hace mucho tiempo perdí a mi hijo gracias a los de esa maldita secta. La misma secta que esta detrás de Shu. Adopté a Shu con la intención de protegerle. No pude salvar a mi hijo Mattew, pero tengo la oportunidad de salvar a alguien más, y por mucho que me moleste, tu eres la única que aún puede hacer algo para liberarlo.
-¿Por qué no lo haces tu?
-Ya lo intenté.
-¿Y bien?- Theodore suspiró con pesadez y se arremangó. Quedé horrorizada al ver la quemadura al rojo vivo con forma de mano que se encontraba en su brazo.
-Como te darás cuenta, no salió nada bien- dijo cubriendo la lesión de nuevo.
-¿El te hizo eso?- asintió.
-Ya es demasiado poderoso, y lo único que puede vencerlo a estas alturas es alguien que este a su nivel.
-¿Te refieres a mi? Pero... cuando lo enfrenté en el Snake Pit perdí.
-Eso es porque en ese tiempo no habías descubierto todo tu potencial, y ahora mismo tu bey tiene la maniobra exacta para liberar a Shu.
-¿Cuál?
-El Shokuji no suru.
-Pero... eso rompería a Spryzen.
-Esa es la idea. Al destruir el bey, Spryzen morirá y le dejará el camino libre a Shu para regresar.
-¿Quieres decir que no importa lo que pase, alguien tendrá que morir aquí? ¿No hay forma de evitar las muertes?- negó -oh, perfecto.
-Es el bey o la persona. Uno de los dos morirá irremediablemente. Tu decides cual- dijo para luego irse.
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Me levante temprano para entrenar con Lui hasta que llegara la hora de mi duelo... o bueno, casi.
-Shokuji o suru- dije, y los dientes de Wendigo se clavaron en una almohada que Lui y yo habiamos puesto en la arena, perforandola de nuevo.
-Hagamos un último cálculo: el ataque de Wendigo debe dar lo más cerca posible al centro de Spryzen. Así el daño será mayor.
-No quiero hacer esto- dije frustrada sentandome en el suelo -Shu o Spryzen. Uno desaparecerá... ¿y cómo se yo que al dejar morir a uno el otro no saldrá perjudicado?- dije con desesperación.
-Solo dime una cosa, ____ ¿eres capaz de hacer daño?- ante la pregunta de Lui, quien me miraba imponente con los brazos cruzados, hice un salto hacia atrás, y encontré ese recuerdo que tenía la respuesta. Cuando Shu me pidió que lo hiriera, lo hice, y no se porqué. No se si fue por complacerlo o por un beneficio propio, retorcido y perturbador que pudiera estar en cualquier rincón de mi mente. Igual y podía ser el comienzo de la influencia de Wendigo, pero empecé a tener contacto con el cuando llegué al BC Sol... asentí -ahí tienes tu respuesta. No será tan malo.
-Tu no sabes lo que es hacer daño a alguien. No sabes lo que es tener sangre en tus manos- dije poniendome en posición fetal. El suspiró y se sentó a mi lado.
-Claro que lo se- lo miré -¿acaso las dos veces que herí el ojo de Kurenai no valieron? La segunda casi lo dejo medio ciego, y esa iba a ser mi responsabilidad, no de nadie más... ¿y me dices que yo no se lo que es hacer daño a alguien? Creeme, estamos igual de enfermos, gemela mia- no pude evitar reir un poco.
-Supongo que tienes razón, Lui. No estamos muy sanos que digamos- dije riendo un poco más relajada.
-Siempre la tengo, y lo sabes- me contestó guiñandome un ojo.
-Pero yo soy la mayor, y por tanto soy la más sabia- el arrugó un poco su nariz ante ese comentario.
-Que no. Que soy más sabio.
-Como digas, antorcha.
-Bueno, ya. Tu batalla empezará muy pronto. Debes ir ya al estadio.
-Esta bien- Lui se levantó del suelo, y luego me ofreció su mano para levantarme también. Se dirigió a la arena y sacó los dientes de Wendigo de la almohada para luego lanzarmelo.
Yo lo atrapé y me acerqué a mi hermano.
-Suerte, nee- dijo regalandome un abrazo cariñoso, como cuando nos despediamos en la escuela. No dudé en corresponder.
-Gracias, nii- le di un beso en la mejilla y salí de la sala de entrenamiento.
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Todo por defenderte
FanfictionNuestro protagonista, esta vez, es Shu Kurenai, un joven albino al que muchas chicas en el instituto querían... exacto. Querían. Cuando el chico tenia nueve años tuvo un accidente, en el que olvidó todo lo que había vivido hasta ese momento, incluye...