En los ojos de la bestia ® [01]

Capítulo 9.

YULIMA TYLER.

¿Chica de ojos canela? Nunca nadie antes me había llamado así y de él me resulta extraño.

— ¿Cómo me has llamado? —Pregunto.

— Chica de ojos canela. —Responde— ¿También te molesta?

— No me gustan los motes.

— No es un mote, es una realidad, tienes los ojos de color canela. —Dice encogiéndose de hombros.

Se va con las manos metidas en sus bolsillos, después de quedárseme mirando durante un par de segundos sin decir nada más.

— Tía, tía. —Dice Janet— ¡Oye, embobada!

— ¿Eh? —La miro-

— Ángel va a contarle todo a Jack.

— No tiene nada que contarle y si así fuera, me da exactamente igual, Jack no me interesa.

Ella ríe pero cuando la miro seria deja de reír y disimula.

— No sigas pensando lo que estás pensando. —Advierto.

— Las cosas se notan y sobre todo a ti, que te conozco.

La empujo apartándola de mi camino y vuelvo a clase ignorando por completo las tonterías de Ángel.

MYKE WALKER.

Me detengo delante del convento donde crecí y donde tengo prohibida la entrada escrito en mil idiomas.

Me hace gracias ver como las monjas corren, como se pasan el chisme de que estoy aquí y todas me observan desde las diminutas ventanas de sus habitaciones.

— No deberías estar aquí. —Me dice la hermana superiora.

— Fumar y recordar mi infancia ¿Quieres un piti? —Pregunto encendiendo el mechero.

Ella mira el mechero con terror, no han podido olvidar lo que hice y como disfruté haciéndolo.

— Ya no eres bien recibido aquí, por favor, vete.

— ¿No se supone qué vuestro Dios abre las puertas de sus centros para todo aquel qué necesite cobijo? —Pregunto echándole el humo.

— Para ti no. —Contesta alejándose.

— ¿Cuándo vais a olvidar aquello?

— Mataste a una hermana, hiciste arder el templo donde rezamos sin importarte nada, eres el hijo del diablo —Me acerco.

Luz, la monja que me crió aparece rápidamente e intenta sacarme de aquí.

— ¿Has venido a provocar? —Pregunta con voz de reclamo.

— Me encanta ver cómo temen que deje caer el mechero encendido y para hacerlas arder a todas.

— Myke, por favor. —Suplica— Tú no eres así.

Me muerdo la lengua y rio entre dientes.

— ¡Si soy así! —Exclamo— Desde que era un niño algo existe en mi, algo que quiere salir, que ansia sangre, que necesita crueldad ¿Un demonio? Llámalo como quieras, pero aquí está y cada vez más cerca de dominarme, así que no digas que no soy así cuando ni siquiera sabes como soy.

— Podemos ayudarte. —Asegura.

— Practicándome un exorcismo ¿No? —Rio— ¿De verdad crees qué se irá por qué un tío rece por mi? ¡Reacciona!

Todas las demás monjas me miran desde la puerta aterradas.

— ¡Mírale sus ojos! —Exclama la superiora- Luz, apártate.