YULIMA TYLER.
Aparto la cabeza ¿Cómo puede hacer esto después de haberme hecho tanto daño con sus palabras? Claro, piensa que como estúpida caeré rendida a sus pies ¡Pues está equivocado!
— Llévame a casa de Kendo. —Le digo seria y borde. Como se merece.
— Vale.
¿Vale? ¿Es qué ni siquiera va a disculparse? Cruzo los brazos por el frío, alarga la mano y le da al interruptor de la calefacción.
— ¿Mejor? —Pregunta, le respondo con la cabeza y se queda más tranquilo.
— Parece que esta vez no tienes ninguna manta con la que tapas a tus polvos. —Ataco fríamente y sin piedad. Se lo merece, pero aún así yo me siento mal por la expresión de su cara.
— No, está lavándose. —Contesta.
— Ya, mucho tiempo solo.
— ¿Y si dejas de insinuar? Vamos, dilo, desahógate. —Incita. Trago saliva ¿Enserio voy a desaprovechar la oportunidad? No, claro que no.
— ¿Qué me desahogue? ¿Qué quieres qué te diga? —Pregunto alzando la voz para que note mi furia— Eres un cruel de mierda, solo te importan tus propios sentimientos ¡Bravo! Consigues dejar los tuyos a un lado y que no te estorben, si es que los tienes claro —Mueve la cabeza, seguido pasa los dedos por su babilla y con la mano izquierda me pide que continúe— Las palabras duelen, los hechos duelen, todo lo que haces duele porque lo haces intencionadamente, es que ni siquiera puedo buscar una razón por la que perdonarte porque tú sabías que me iban a doler tus palabras. No me has buscado porque me quieras, me has buscado porque tu conciencia te ha gritado que lo hagas porque si me llega a pasar algo habría sido culpa tuya. —Entorno los ojos. Quiero que note que estoy indignada y muy enfadada con él.
— ¿Has acabado? —Pregunta sin levantar la mirada de la carretera.
— No. —Veo como pone los ojos en blanco cansado de esta situación— ¿Estas cansado de escucharme?
— Estoy cansado de escuchar quejas y reclamos.
— ¡Encima quieres hacerme quedar cómo la culpable! Esto es increíble ¡Dios! ¿Por qué coño estoy enamorada de ti? —Giro la cabeza tras decir eso. No contesta y el silencio me está matando.
Vuelvo a mirarlo, él solo conduce y no recuerdo que el caminito hacía la casa de Kendo sea este.
— ¿Dónde me estás llevando?
— Lejos. —Cruzo los brazos. Él ríe ¿Qué le hace tanta gracia?
— ¿Me lo dices así y ahora te ríes? —Pregunto— Como no te detengas te juro que echo el freno de mano y nos estampamos.
— Sería romántico.
Maldita sea, la sonrisa me delata como siempre, rápidamente giro la cabeza evitando que me vea sonreír y disimulo mirando por la ventana.
— Quiero ir a casa de Kendo, no tengo nada que hacer con mi NO novio.
— ¿Y con tu EX novio? —Está burlándose de mi, está clarísimo.
— No pretendo que seas el ex con el que me lleve bien. No te soporto, no te aguanto y no quiero ir a ningún sitio contigo.
Detiene el coche a un lado, pone el intermitente, se quita el cinturón y me mira.
— ¿Qué? —Frunzo el ceño.
— Te llevaré conmigo aunque no quieras.
— Te dije que no iba a permitir que me trataras como a las demás personas, vas a respetar mis decisiones quieras o no. —Pongo la cara a dos metros de la suya— Soy experta golpeándote, no me obligues.
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En los ojos de la bestia ® [01]
RomanceTrilogía Bestia. {01} Fantasía y Romance. El amor lo ayudará a descubrir quién es en realidad y su pasado hará reales sus peores miedos. ¿Podrá ella amar su infierno? *** Su descontrol provoca dudas, miedos y desconfianza. ¿Cómo sabes a qué te enf...