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Capítulo 11.

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MYKE WALKER.

Dejo de mirarla para concentrarme en la pelea, supongo que si está aquí ya no puedo echarme atrás, debo pelear aunque al hacerlo estoy poniendo en libertad a la bestia que duerme en mi.

— Vamos, puedes hacerlo. —Me susurra Kendo.

Escucho la campana que indica que el combate está apunto de empezar, el árbitro nos pide que nos acerquemos y choco los guantes con mi contrincante.

— Ganaré la pelea. —Asegura él.

— Si te hace ilusión intentarlo. —Digo encogiendo los hombros.

— He pagado mucho.

— Siento hacerte perder dinero.

De nuevo suena la campana y ambos empezamos a pegarnos. Nos acorralamos en las cuerdas, él golpea mi abdomen y yo lo golpeo brutalmente durante unos segundos.

— ¡Vamos bestia! —Anima Kendo dejándose la garganta.

La gente grita y ocurre justo lo que temía. Siento el horrible ardor en mi pecho, un ardor que me indica que ya está aquí.

YULIMA TYLER.

El combate se pausa porque Myke actúa raro. Su amigo pide unos segundos para que el contrincante no aproveche para noquearlo.

— Tía ¿Qué le pasa? —Pregunta Janet.

— ¿Cómo voy a saberlo?

De repente lleva las manos hasta su cabeza y muestra el dolor que está sintiendo. Inconscientemente me levanto del asiento asustada y me acerco al ring pese a las advertencias del árbitro.

Él me mira de reojo

¿Por qué siento tanto miedo?

— No puedes estar tan cerca. —Me dice Janet.

Consigue que vuelva a mi asiento pero no consigue que me quede totalmente tranquila, algo está ocurriendo conmigo, con él y me asusta saber qué.

MYKE WALKER.

Levanto la cabeza despacio, no sé si mis ojos son mis ojos o si están de un color sangre que no puedo controlar. Solo sé que la bestia se ha despertado y le importa muy poco lo que pueda ocurrir.

— ¿Puedes seguir? —Pregunta el árbitro.

— Bestia, no hace falta. —Me dice Kendo— Ya has ganado, para.

Miro al árbitro que espera mi respuesta y asiento con la cabeza para que la pelea pueda seguir.

— ¡Sigue! —Anuncia el árbitro.

Vuelvo al centro, vuelvo a encararme con mi contrincante pero esta vez no soy yo quien domina mi cuerpo.

Lo golpeo, lo hago seguidas acorralándolo en las cuerdas, la gente grita y yo disfruto, disfruto viendo como mi rival suplica que deje de golpearle.

Giro la cabeza, Yulima mantiene la mano en su boca y yo consigo hacer algo que nunca antes había podido, controlar a la bestia y detenerme a tiempo.

El árbitro cuenta hasta diez y me proclama ganador de la pelea.

— ¡Joder, casi se me sale el corazón por la puta boca! —Exclama Kendo secándome el sudor con la toalla.

— Quita, puedo hacerlo solo. —Le digo.

Bebo de la botella de agua, la lanzo al suelo y vuelvo a clavar mis ojos en ella.

En los ojos de la bestia ® [01]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora