Capítulo 89.

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JANET BROWN.

La ambulancia llega poco después que los bomberos, la policía sin embargo ha sido la primera en llegar. Ellos insisten en apartar a Yulima del lugar para hacer los protocolos de estos casos.

— Yuli, tenemos que alejarnos, van a hacernos preguntas.

— Janet, vete de una puta vez a la mierda. —Su ceño está fruncido y no lo dice de una manera tranquila.

— Entiendo que esté así señorita, pero es el protocolo. —Trata de calmarla un agente.

— ¿El puto protocolo no dice qué primero os encarguéis de lo qué ha pasado? ¡Mi novio está ahí dentro! —Les grita— Y os preocupa el protocolo ¡Pues a mi no! Pienso quedarme aquí hasta que lo saquéis de ahí.

— Siento decirle que.. —Niego con la cabeza. Yulima está en shock, si se atreven a decir que Myke está muerto, enloquecerá.

— Yo si puedo hablar con usted. —Le digo— Estoy más tranquila.

— Acompáñame.

Confío en Kendo, se que él manejará la situación lo mejor posible, aunque también conozco a mi mejor amiga y sé que nadie puede con ella en situaciones difíciles.

— ¿Qué ha sucedido exactamente? —Me pregunta el agente desvaneciendo mis pensamientos.

— Nuestro amigo entró bromeando para inspeccionar la casa, es muy curioso y de repente no sabemos qué pasó, todo se incendió y él quedó atrapado dentro. —Miento, pero solo lo hago para no tener que explicar la verdadera historia de todo esto.

— No podemos mentirle a su amiga. Sé que está en un shock pros traumático y nuestros mejores psicólogos están llegando para hablar con ella.

— Es su novio.. Está muy afectada y no quiero que entre en brote.

Después de el interrogatorio, le cuento a Kendo  la versión que he dado a los agentes para que cuando le toque diga exactamente lo mismo. Yulima sigue en el suelo, mirando fijamente hacía la casa donde las llamas están siendo apagadas por los bomberos.

— No puede estar muerto. —Dice al fin rompiendo su extremo silencio después de casi una hora.

La ayudo a levantarse, nos sentamos sobre una roca y la abrazo con fuerza. Siento una enorme tristeza, ganas de llorar e impotencia por todo esto. Desafortunadamente han llamado a nuestros padres e incluso aparecen los míos con los de Yulima. Esto va a descontrolarse.

— Tus padres me odian. —Susurra Kendo.

— No me importa, ahora no pueden venir aquí y hacer creer a todos que me prestan atención.

— ¡Hija! —El padre de Yulima se acerca a ella asustado.— ¿Qué hacíais aquí? —Me pregunta.

— Es largo de explicar.. —Susurro— nos perdimos.

— ¡Tú! Tú eres el amigo del delincuente ese. —Acusa a Kendo con el dedo.

— Otro delincuente. —Añade mi padre.

— No os permito que le habléis así, ni que lo acuséis de ser algo que no es ¡Es mi novio! Y lo vais a respetar. —Les digo.

En los ojos de la bestia ® [01]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora