Capítulo 54.

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MYKE WALKER.

Siento el deseo de probarlos, hace años ya lo hice, perdí el control pero nada me importaba, no sentía, no sufría, era un mundo imaginario donde estaba bien.

— Vamos, solo pruébala y verás. Esta buenísima. —Asegura Abraham.

Cojo la bolsita. Pensar en Yulima es lo único que me lo está impidiendo ¿Pero ahora qué más da? Yo he sido la persona que la ha echado de mi vida. Odio sentir demasiado, odio que mis sentimientos influyan en mis actos y con esta mierda nada importará.

La acepto y lo hago. Me siento con ellos y todo deja de importar a medida que la droga entra en mi organismo.

JANET BROWM.

Yulima se queda dormida después de tomarse el chocolate caliente que Kendo le preparó nada más llegar. La conozco, no está bien, está más destruida de lo que quiere hacernos ver pero tiene fortaleza, es lo que más admiro de ella.

— Tu amigo es un imbécil. —Digo dirigiéndome a Kendo. Me abraza por la espalda y deja caer la cabeza en mi cuello.

— Lo sé pero es mi amigo y sé que también me necesita. —Giro la cabeza— Pero está claro que si voy a verlo seguramente me intente arrancar la cabeza, odia que se metan en su vida y admitir que sufre no es algo que le guste.

— Yulima lo ha dado todo por él ¿Es qué no lo ve? No se habla con sus padres porque huyó con él y si vuelve la llevarán a un internado lejos de aquí hasta su mayoría de edad.

— Y tienes miedo que se replantee irse. —Muevo la cabeza— Creo que le vendría bien un cambio de aires.

— Lo que no le vendría bien sería ser obligada a tener ese cambio de aires porque según sus padres cuando pise Irlanda mágicamente olvidará sus sentimientos por bestia.

Doy la vuelta para ponerme frente a Kendo.

— Creo que ese tipo de sentimientos no se olvidan. Son como.. no se, sentimientos que te consumen pero te gustan, adictivos, un amor de película medio tóxico pero inolvidable. —Miro sus ojos fijamente. Habla tan bien cuando quiere.

— Yulima está clavada por bestia y él también lo está por ella.

— Bestia tiene que luchar para salir de lo que lo está matando... Y como dicen, la peor lucha es contigo mismo.

LUZ MÉNDEZ.

Myke regresa ebrio pero sospecho que no solo ha tomado alcohol. Su actitud nerviosa y sus ojos desencajados demuestran que de nuevo ha probado sustancias que no le harán ningún bien.

— Hijo.

— No me llames hijo, no soy tu hijo. —Dice mirándome terroríficamente— Soy un chico al que recogiste de la calle.

— No quiero discutir de nuevo un tema que ya estaba zanjado.

— Entonces no me llames hijo.

— Está bien Myke.

Se acerca con el dedo índice levantado en modo amenaza.

— Como vuelvas a llamarme Myke te corto la lengua. —Advierte. Dios mío, esta peor de lo que pensaba.

— ¿Qué has tomado? —Pregunto y se echa a reír.

— Cállate de una vez, tu voz me enerva. —Responde. Coge una cerveza de la nevera y me la muestra burlándose.

— Dime que no has vuelto a probar nada de lo que después te arrepientas.

— ¡Si! —Exclama— ¡Estoy drogado! —Alza aún más la voz— Y como no te calles te juro que dejaré de contenerme.

En los ojos de la bestia ® [01]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora