En los ojos de la bestia ® [01]

Capítulo 22.

MYKE WALKER.

Soy yo el que se aparta de ella aterrorizado por lo que me ha hecho sentir con solo un beso. Estaba tan seguro de que no siento nada que darme cuenta de que existe en mi la mínima posibilidad de que sea ella quien encuentre la parte de mí que desde hace años.. me da más miedo que la propia bestia que hay en mi interior.

— ¿Y si entramos en el coche? —Pregunto casi sin poder ver por la lluvia.

— Si, estoy de acuerdo. —Responde sonriente a la vez que nerviosa.

Entramos en el coche, me da igual poner la tapicería empapada, de todos modos no es mío.

— Kendo se enfadará muchísimo.

— Kendo se irá a la mierda si se le ocurre la genial idea de reprocharme algo. —Ella ríe.

— Algún día llegará alguien que te vencerá.

— Lo estaré esperando.

Recoge todo su pelo en un moño alto dejando solo el flequillo fuera de el.

— Encantada, soy la persona que te vencerá. —Alarga la mano fingiendo una presentación.

— ¿Tú? Tú lo único que me das es mucha risa.

— Con está cara de buena niña he hecho cosas malas. —Dice haciéndome reír.

— ¿Ser rebelde es hacer cosas malas? Entonces no querrás saber la cantidad de cosas que he hecho yo.

Acomoda su trasero en el sillón me mira atenta e incrédula.

— Cuéntame.

YULIMA TYLER.

Queda embobado con la lluvia, en silencio parece como si estuviera hipnotizado.

— ¿Myke?

— Los días de lluvia son los peores para mi, levantan recuerdos que quisiera olvidar pero no puedo. —Susurra apretando con fuerza el puño.

— Podemos hacer que tengas un bonito recuerdo de un día lluvioso.

Gira la cabeza dejando de apretar el puño.

— Por las dudas, no me acostaré contigo. —Advierto causándole una fuerte risa.

— No estaba pensando en eso.

— Ya claro.

Tirito, él saca una manta de los asientos de atrás y me la da para que me cubra.

— Si no te quitas la ropa cogerás una pulmonía, créeme, lo sé mejor que nadie. —Niego con la cabeza por la burrada que acaba de decir.

— No voy a quedarme en pelotas contigo aquí.

— Puedo bajar del coche y quedarme bajo ese árbol. —Señala.

Es un bestia, claro que lo es, de eso no puede quedar ninguna duda después de todo lo que he visto de él.. pero a su vez es tan tierno.

— No hace falta.

— No te miraré, te cubrirás con la manta y haré como si no supiera que no tienes nada debajo.

Paso a los asientos de atrás, él agacha la cabeza mientras que yo me quito la ropa sin quitarme la manta de encima por más seguridad. Me dejo solo la ropa interior y por vergüenza no vuelvo al asiento de delante.

— ¿Y tú no te quitas la ropa mojada?

Niega con la cabeza.

— No.