En los ojos de la bestia ® [01]

Capítulo 21.

YULIMA TYLER.

No quiere hacerme daño, la bestia que no respeta, que es cruel y daña sin medidas.. no quiere hacerme daño.

— ¿Con cuántas chicas has estado? —Pregunto.

Sonríe sarcásticamente sin apartar los dedos de mis mejillas.

— No quieres saber eso. —Responde seguro de lo que no quiero.

— Has estado con tantas tías porque nunca te has sentido querido.

— Me han querido pero tengo tanta oscuridad que no me ha importado el cariño que alguien pudiera sentir por mi, a día de hoy sigue sin importarme.

— ¿Quién te convirtió en esto? —Pregunto con voz desgarradora.

— Nunca he sido capaz de describir qué o quién. —Contesta dejándome confusa.

Con las manos sobre su torso y la mirada fijada en sus ojos.. siento que puede que tenga una oscuridad que lo atrapa pero también tiene una luz al final de ese túnel, lejos, pero ahí está y perder la esperanza de poder llegar a hasta ella sería permitir que se pierda para siempre.

— Déjame entenderte.

Pone los mechones sueltos detrás de mi oreja.

— No sabes quién soy Yulima. —Susurra.

— Tú tampoco sabes quién soy yo.

— Una chica terca. —Sonrío.

— Puedo demostrarte cuán terca soy.

Consigo algo más difícil que entenderle, hacerle sonreír, pero no esa típica media sonrisa capaz de volver loca a la persona más cuerda, si no la sonrisa capaz de enamorar a la persona menos enamoradiza del mundo.

— Soy la bestia Yulima, no conozcas a la bestia.

— No quiero conocer a la bestia, quiero conocer al chico al que le hicieron un daño tan grande que fue obligado a convertirse en la bestia de la que hablas. —Pongo la mano en su rostro.

— No me gustan las muestras de cariño.

Pongo la otra mano también para desafiarlo y desobedecerlo.

— Y a mi no me gusta que me digan lo que tengo que hacer. —Le digo seria.

Aparta la cabeza cuando nuestros labios están apunto de sentirse.

— Cuéntame cosas de ti. —Pongo los brazos sobre mis rodillas y a la vez suelto un suspiro.

— ¿Quieres saber la diferente vida de la chica qué lo tiene todo pero a la vez no tiene nada?

— Me encantaría.

— Bien, pero antes dame un cigarro. —Alargo la mano abierta y él me mira alzando una ceja.

— ¿Qué dices? —Pregunta.

— Para hablar de mi vida primero tengo que calmar mi ansiedad. —Respondo.

Él sin hacer ninguna otra pregunta saca un cigarro, lo pone en sus labios y después de encenderlo, darle una calada y sonreírme, me lo da.

— Mi madre siempre quiso verme desfilando en una pasarela, siempre quiso convertirme en lo que ella quiso ser y no pudo, modelo.

— Interesante.

— Soy diferente a ella ¿Sabes cuántos vestidos tengo en mi armario? Más de los que podrías imaginar, pero nunca quise vestirme como ella, siempre he vestido como ves, sencilla, casual, diferente a toda aquella chica rica —Le doy una calada al cigarro— yo siempre he sido la sombra de mi hermano, siempre he estado ahí, escondida en un rincón, mis padres querían que fuera alguien que no soy y no lo permití como mi hermano el don perfecto hizo.