Capítulo 68.

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YULIMA TYLER.

No temo por mi, temo por la reacción de Myke. Al instante lo agarro acorralándolo en una de las columnas. Él me aparta sin ser brusco y coge a mi padre por el cuello.

— Suéltame o te denunciaré. —Le dice.

— Bestia —Pongo la mano sobre su hombro— por favor.

— Escúchame —Le dice en voz baja con una voz terrorífica— si vuelves a ponerle un solo dedo encima te juro que te mato con mis propias manos y me libro de tu cadáver.

— ¿Está persona es la qué has elegido para ti? —Me pregunta— Te eduqué para que no te conformases con chusma.

— Me educaste para que dependiera de un hombre y no es lo que haré papá. —Agarro la muñeca a Myke— Amor.

Me mira de reojo, nunca antes lo había llamado así y creo que a él nunca antes lo habían llamado tampoco.

— Es mi padre. —Le digo y pone los ojos en blanco.

— Él tu padre y yo bestia. —Dice apretándole el cuello.

Lucho con él y con su fuerza para que lo suelte pero es algo inútil. Mi padre empieza a ponerse morado y a luchar por su vida mientras yo suplico.

— ¡Suéltalo!

— Ahora ya sabes que no me tiembla el pulso. —Le susurra. Lo deja caer al suelo y coge el aire de golpe tras toser.

Se gira, me mira y camina en dirección contraria. Estoy dividida, dos decisiones, quedarme aquí con mi padre o ir tras él ciegamente, para calmarlo o tal vez para gritarle. Finalmente tras mirar a mi padre decido correr detrás de Myke.

— ¡Espera! —Exclamo haciendo que se detenga en seco. Presiona los dedos en su frente y me mira.

— Yulima prefiero estar solo, de verdad, en otro momento hablamos. Ve a casa o de compras, no importa, después nos vemos.

— ¿Así sin más? Casi asfixias a mi padre y yo tengo que irme a casa como una persona sumisa obedeciéndote. —Cruzo los brazos— Tendrás que llevarme tú personalmente si quieres que me marche.

— Por favor. —Niego con la cabeza. Se acerca a mi y yo lo miro desafiante.— Solo quiero estar solo.

— Y huir de tus problemas ¿Crees qué no sé cómo pretendes huir? ¿Cómo es? ¿Solo un poco y podré parar? Drogarte no es la solución y dejarte solo tampoco es una opción para mi.

Coge mi brazo, me arrastra hasta un callejón solitario y me acorrala en la pared inmovilizándome poniéndonos manos en ella.

— ¿Qué? —Pregunto con voz seria.

— No voy a meterme nada, cumplo mis promesas. —Contesta— Solo quiero que me dejes solo.

— Y yo quiero que te entre en la cabeza que no eres nadie para darme órdenes porque si no te acuerdas, te recuerdo que no obedezco a nadie.

Pone los ojos en blanco.

— ¿Piensas qué no lo sé? Has hecho lo que te ha dado la gana en este tiempo que nos conocemos y se que no me obedecerás ahora. Pero también sé que me dejarás solo porque sabes que es lo que necesito.

— Si te dejo solo bestia conseguirá que hagas algo que quiere. —Golpea la pared.

— Yulima joder.

— ¿Por qué huyes? ¿Crees qué me he asustado por lo qué acabas de hacer? Sabía que lo harías,  me lo temía.

— Ese es el problema. Nunca podré demostrarte lo contrario porque soy incapaz de contenerme y si te hacen daño mucho menos.

En los ojos de la bestia ® [01]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora