En los ojos de la bestia ® [01]

Capítulo 26.

YULIMA TYLER.

Myke arranca y casi se lleva a la monja por delante al hacerlo. No reconozco su mirada, parece enfadado pero siento como si poco a poco dejase de ser él.

— Disminuye la velocidad.

No responde y mucho menos disminuye la velocidad que conduce. Ver a esas monjas le ha afectado tanto que ni siquiera le importa que nos matemos.

— Myke. —Susurro.

Pongo la mano sobre la que tienen en el volante, si algo he aprendido es que para tranquilizarlo tengo que hablarle dulce, gritarle solo lo enfurece más.

— Disminuye la velocidad, por favor.

MYKE WALKER.

Ella no lo sabe, pero estoy luchando contra la bestia que quiere mostrarse a través de los ojos rojos, quiere salir, darse media vuelta y enfrentarse a las monjas que acaban de difamarme.

"Muéstrale quien eres en realidad" me dice.

— Myke, detente. —Susurra ella.

La obedezco a ella, me detengo a un lado de la carretera y bajo del coche.

— Hey.

— Atrás. —Le digo mientras me tapo los ojos con una mano.

— ¿Por qué te has puesto así? —Pregunta inocente.

— Yulima vuelve al puto coche. —Respondo en modo advertencia.

La muy terca no me hace ningún caso, se acerca a mi e incluso me toca ¿Quién en su sano juicio tocaría a alguien qué acaban de llamar hijo del diablo?

Solo a ella se le ocurriría no tenerme miedo cuando debería tenérmelo.

— No voy a irme, quiero saber que esta pasando. —Insiste.

— Ya has oído a esas monjas.

— ¿Hijo del diablo? Si claro, entonces yo soy hija de dos ángeles ¡Por dios Myke! No me importa tu pasado, te estoy conociendo a ti no a ese tal bestia que dices ser ¡Entiende!

— No puedes conocerme a mi sin conocerle a el.

— ¿Por qué hablas cómo si fuera otra persona distinta a ti? —Pregunta desconcertada.

— Porque lo es. —Respondo confesándolo.

— Eso es imposible Myke. —Asegura ella— Si eso te estuviera ocurriendo tú tendrías un trastorno, doble personalidad ¿Es eso?

No quiero mirarla, me arriesgaría a hacerla ver el monstruo que soy en realidad.

— Nada es imposible Yulima. —Susurro, ella pone las manos sobre las mías y me las baja para verme el rostro.

— ¿Por qué te escondes de mi? —Pregunta.

Eso mismo me pregunto yo, me ha importado poco que las personas huyeran al conocerme, perder a la gente nunca ha sido para mi un problema pero me escondo de ella, me escondo para que no logre ver el horrible rojo de mis ojos. Soy un ser inexplicable, ni siquiera yo sé que soy, desde niño he sido esta cosa, lo que llevó a mis padres a abandonarme cuando solo tenía seis años y lo increíble es que no quiero que ella se marche de mi vida, no.. quiero.

— Mírame. —Insiste ella con la voz tan dulce que me hace creer que sería capa de entenderme— Yo también tengo una vida de mierda, una vida que no quise vivir, puede que tu historia sea peor que la mía pero ocultarte no solucionará nada.

— No lo entiendes.

— Déjame entenderte.

— Por tratar de entenderme he hecho daño a muchas personas Yulima, han huido de mi, me han abandonado —Digo mientras mantengo los ojos en el suelo, tratando de evitar que ella me vea— ¿Crees qué tú me vas a entender? Lo has tenido todo, absolutamente todo.