En los ojos de la bestia ® [01]

Capítulo 94.

MYKE WALKER.

Sus bonitos ojos brillantes, llenos de todo el amor que siente por mi, un amor que la ciega en momentos que debería salir huyendo de mi. Nadie nunca me ha querido así, todos me abandonaban pero ella se quedó.

— ¿Por qué tan pensativo? —Me pregunta haciendo círculos con el dedo en mi barbilla.

— Estoy pensando en lo increíble que eres. —Respondo arrancándole una sonrisa— estás aquí, después de todo, sigues a mi lado, perdonándomelo todo.

Me besa haciéndome callar, creo que ya ha escuchado lo mismo cien mil veces pero es que.. quiero seguir repitiéndoselo siempre porque aún no puedo creer que yo me la merezca.

— ¿Puedes con la pierna? —Susurra desabrochándose el pantalón. Relamo mis labios y joder, claro que puedo.

— ¿Qué te hace pensar qué no? —Susurro.

— Tienes razón, tú pareces invencible. —Me hace reír.

— ¿Invencible? Adoro tus ocurrencias.

Encoge los hombros. La adoro, adoro todo de ella y si, estoy enamorado, hasta los huesos ¿Qué puedo hacer ahora? Yo que vivía asustado porque sentir sería sufrir.. y ahora, es amar, amarla a ella.
La atrapo con mi brazo derecho y la beso. Baja las manos por mi cuello, sigue por mi torso y abdomen hasta levantarme la camiseta. Camino hacía la cama sin liberarla de mi brazo que aún la rodea, la tumbo en ella y le agarro la pierna mientras nos besamos de una manera apasionada.

— Eres preciosa. —Susurro. Me doy cuenta de que la piel se eriza al instante y tras eso, sonríe.

YULIMA TYLER.

Atrapa mi nuca y me besa de nuevo. Le doy diminutos besos en la comisura de sus labios, acto seguido le recorro la mandíbula, creo que es la primera vez que me deja besarlo a mi antojo, sin frenos, sin un "hasta aquí". Siempre he creído que tenía un límite y me daba miedo sobrepasarlo. Ladea el cuello abriéndome paso para que disfrute llenándolo de besos. Le paso la pierna por encima, su cuerpo da un giro hasta que termino encima de él.
Pone la mano en mi rostro y nos observamos brevemente. Sonreímos. Nos besamos y todo se vuelve más excitante. Trato de no hacerle daño en las heridas, pero creo que aunque se lo hiciera no se detendría.
Me desnuda, sus dedos trepan por mi espalda llenándome de caricias que consiguen embriagarme, enloquecerme e incluso dominarme.
Nuestros cuerpos al fin están desnudos, rozándose, acariciándose. Trato de recogerme el pelo pero él niega con la cabeza.

— Dios —Susurro cuando su dedo índice sube y baja por mi columna. Nuestros ojos se encuentran. Está lleno de ganas, de lujuria y yo, yo no puedo negar que también lo estoy.

Sus manos se posan en mis caderas y mis manos lo hacen en su pecho.
Grito al sentirlo dentro. Gemimos juntos al ritmo de mis movimientos, tumbo el cuerpo encima del suyo, me rodea con su brazo derecho mientras que el izquierdo permanece en mi cintura. Cada segundo que pasa todo se vuelve más intenso, más pasional, más animal. Nuestros labios no se alejan demasiado. Atrapa mi labio con sus dientes en medio del placer.
El clímax nos atrapa y los dos gemimos presos de un orgasmo.
Caigo al otro lado de la cama, con el pelo alborotado y casi sin respiración.

— ¿De qué te ríes? —Pregunto cuando giro la cabeza y lo veo riendo como tonto mientras mira el techo.

— No puedo evitarlo. —Responde.

— ¿No te ha gustado? —Trato de sonar preocupada. En el fondo no lo estoy, pero solo quiero que me mime un poquito más.

Alza la ceja, me pasa el brazo por encima y yo me acurruco en su pechos