YULIMA TYLER.
Está más pálido que de costumbre e incluso tiene unas enormes ojeras que casi tienen el mismo color que las venas que le cubren el cuerpo.
Corro hacía él y cuando pongo las manos en su pecho algo me quema. Tiene el cuerpo ardiendo.— ¡Ay! —Exclamo.
— ¿Estas bien? —Pregunta y hace el amago de tocarme pero al instante se da cuenta de que ha sido él quien me ha quemado. — ¿Qué te he hecho?
— Nada grave —Respondo con la intención de que mantenga la calma. Lo último que quiero es que se ponga aún más nervioso. —No te muevas de aquí.
Entro en el baño, cojo dos toallas y las empapo con agua helada. Lo cubro con ellas para poder tocarlo y lo obligo a tumbarse en la cama sobre una de ellas.
Está sudado, su piel algo áspera y sus labios están empezando a agrietarse. Estoy aterrada.— Hey —Le susurro para llamar su atención— estoy aquí ¿Sí? Tú solo concéntrate en mi.
— Lo hago —Dice ronco— te observo y me siento en paz.
— Quiero que te mantengas despierto ¿Me oyes? Si se te ocurre cerrar los ojos te mataré. —Sonríe. No es el momento para sonreír pero aún así lo hace. Es que no se puede ser más contradictorio.
Corro del baño a la cama, así sucesivamente tratando de bajar su calor corporal. Sé que es inútil porque no se trata de una fiebre normal.
Todos entran tras Kendo cuando escuchan los gruñidos de Myke. Ya sé ¿Gruñidos? Si, llamo a si a sus quejas porque son.. peculiares. No grita y mucho menos llora, solo gruñe.— ¿Qué le está pasando? —Pregunta Kendo tan preocupado como yo.
— No lo sé —Respondo desesperada— su cuerpo está lleno de unas venas negras horribles y está ardiendo —Le enseño las palmas de mis manos— literalmente.
— Joder ¿¡Qué podemos hacer!?
— Ojalá lo supiera.
Myke se obliga a sí mismo a mantener los ojos abiertos, no sé si por mi amenaza o porque tiene miedo de no despertar nunca más.
Con ayuda de Kendo sigo tratando de bajar la temperatura de su cuerpo, tratando de encontrar una salida para esto que le está pasando.— Yulima —Su voz hace que me acerque rápido.
— ¿Qué pasa?
— Te quiero. —Susurra.
— Lo sé —Paso la toalla por su rostro— pero repítelo, hazlo si así te mantienes despierto.
— Quiero que todos salgan de la habitación.
Al oírle todos salen dejándome sola con él. Hinco las rodillas en el suelo y apoyo los codos en la cama. Él me observa en silencio.
— ¿Qué? ¿Por qué no me dices nada? Me asusta cuando repentinamente te quedas en silencio y no sé qué piensas.
— Solo te observo. —Contesta— Aún no comprendo.
— ¿Qué no comprendes?
— Que tú seas mi ancla. Estás más loca que yo. —Dice haciéndome reír. Si tuviera que resaltar algo de él, resaltaría su inoportuno sentido del humor en los peores momentos.
— Bueno, dicen que todo loco necesita una loca para encontrar el tornillo que le falta. —Está vez soy yo quien lo hace reír.
— Has hecho muy bien de ancla, he perdido el control unas quinientas veces —Frunzo el ceño— ¡Oye! Esta bien, antes lo perdía tres mil veces más que eso.
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En los ojos de la bestia ® [01]
RomanceTrilogía Bestia. {01} Fantasía y Romance. El amor lo ayudará a descubrir quién es en realidad y su pasado hará reales sus peores miedos. ¿Podrá ella amar su infierno? *** Su descontrol provoca dudas, miedos y desconfianza. ¿Cómo sabes a qué te enf...