Capítulo 31.

188K 15.3K 3.3K
                                    

YULIMA TYLER.

Me doy cuenta de que Myke no está bien, parece estar luchando con algo, empieza a sudar de un momento a otro y lo obligo a detener el coche.

— Myke.

Se apoya en el volante sin responderme y empieza a preocuparme.

— Myke —Paso la mano por su espalda— ¿Qué te pasa?

— Nada, solo dame un segundo. —Susurra.

Pongo la cabeza sobre su hombro.

— Puedes contarme lo que necesites, estoy aquí, tú escuchas mis cosas y yo quiero escuchar las tuyas, sea lo que sea.

— Soy un monstruo.

Dejo varios besos en su hombro.

— ¿Cómo puedes querer conocer a un ser cómo yo?

— No sé a que ser te refieres, solo sé que quiero conocerte porque sé que eres Myke y no una bestia.

— Te equivocas, está aquí, dentro de mi, atormentándome, dañándome, aléjate antes de que también te haga daño a ti —Niego con la cabeza— no quiero que por mi culpa sufras.

— Puedo sufrir por cualquier cosa, no me importa sufrir por amor. —Levanta la cabeza y me doy cuenta de que he hecho una confesión innecesaria.

— ¿Amor? —Pregunta, veo sus ojos llenos de lágrimas, los noto distintos, casi podría decir que diferentes.

— Si, no sirve de nada poner una excusa cuando mi subconsciente lo ha dicho. —Contesto con la voz temblorosa.

— No sientas amor por mi.

— ¿Vas a venir tú a darme órdenes de lo qué puedo o no sentir? Chaval, no eres el dueño de nadie, no eres dueño de lo que puedo sentir o no ¿Te enteras? Si yo quiero sentir amor por ti es cosa mía, como si de repente quiero odiarte ¡No vas a hacerme cambiar de opinión!

— Ódiame. —Dice dejándome callada— Hazlo.

Desabrocho el cinturón, le agarro la cara y lo beso, sin más, lo beso de una manera lenta, siento sus lágrimas en mis mejillas, resbalar por ellas y tras separarnos por falta de oxígeno lo abrazo aferrándome a su cuerpo porque siento que realmente lo necesita.

— No sé que te está atormentando, ni siquiera sé lo que sientes pero no me iré.

— Yulima..

— No, he retado a mis padres, he escapado de casa a las tantas de la madrugada ¿No te parece qué ya es demasiado tarde para huir? Por suerte o por desgracia me gustas demasiado, no podría dejarte por más que quisiera y por favor, entiéndelo, no me iré.

Él se aferra a mi y hunde la cabeza en mi cuello. Estoy descubriendo un Myke totalmente distinto al que conocí la primera vez, creo que lo estoy conociendo como es realmente, un hombre que aunque oprima sus sentimientos siente como todo el mundo.

— Sigamos, solo nos quedan diez minutos para llegar.

— Vale.

Deja un beso sobre mis labios, un beso en el que nos quedamos varios segundos.

Conduce de nuevo, el viaje ha merecido la pena porque me ha traído a una playa hermosa.

— Dios —Sonrío.

— Ya se que tú has tenido que ver más playas del mundo que yo.

— He ido a muchas playas, pero nunca en tan buena compañía.

Bajamos del coche después de que aparca.

MYKE WALKER.

Yulima corre descalza por la arena, no puedo dejar de observarla, tiene una locura fantástica.

— Ven. —Dice ofreciéndome su mano.

— Tendría que descalzarme. —Ríe.

— Uy, vaya tragedia. —Frunzo el ceño.

Me quito los zapatos, los dejo sobre la arena y corro detrás de ella que se recorre la orilla huyendo de mí hasta que la atrapo.

— Suéltame que no confió en tus manos.

— ¿Por qué no? —Pregunto en un susurro.

— Porque has tocado a muchas con ellas. —Responde.

— Eso es cierto —Me mira de reojo.

— ¿Por qué lo admites? Has roto la magia.

— Soy sincero, creo que ese nunca será nuestro problema —Pretende apartar mis manos pero la agarro más fuerte.

— Yo no quiero algo que pueda tener cualquiera. —Murmura.

— Créeme que has conocido una parte de mí que nadie ha tenido nunca. —Susurro.

— ¿Por qué yo sí y no alguna de las chicas con las qué has estado? —Pregunta.

— Demasiadas preguntas ¿No te parece?

Consigue liberase de mi y me salpica dándole patadas al agua hasta conseguir que yo haga lo mismo con ella.

— ¿Sabes qué?

— Sorpréndeme. —Me cruzo de brazos.

— A mi no me engañas.

— Habla claro niña. —Se acerca a mi.

— ¿Me has traído aquí para echarme un polvo?

Empiezo a reír muy fuerte.

— Adoro tus jodidas ocurrencias Yulima.

— Myke. —Pongo la mano en su rostro.

— Te dije que al principio habría hecho cualquier cosa para llevarte a la cama, hasta que me diste con tu carácter en la cara, pero ahora no quiero acostarme contigo.

— Vaya, no me digas que ahora me ves como tu mejor amiga.

La cojo por la cintura.

— Los mejores amigos no se besan ¿O si? —Pregunta sonriente.

— Los amigos con derecho a algo más quizás si. —Respondo.

Me empuja y se aleja de mi. Consigue que pierda la cabeza, que ni siquiera sepa cómo salen tantas confesiones de mi boca, tiene un súper poder y ese es obligarme a ser Myke Walker.

— Myke.

— Otra pregunta de las tuyas no, lo suplico.

Se abalanza sobre mi y me besa ¡Esta loca!

Rodea mi cuerpo con sus piernas y yo la agarro para que no se caiga, evita de todas las maneras posibles que apoye mis manos en su culo y terminó rodeándola con mis brazos.

— Voy a conseguir algo que ninguna otra pudo nunca, ni siquiera metiéndote en su cama. —Asegura separándose de mis labios.

— ¿Qué?

— Entrar en tu corazón. —Le aparto el pelo de la cara.

— ¿Y si resulta qué no tengo?

— Te pinto uno. —Responde haciéndome reír.

— ¿Qué cojones? ¿No vas a rendirte nunca?

— No.

— Eres odiosa.

— ¿Algún problema? —Cruza los brazos.

— Si, que me vuelves loco.

En los ojos de la bestia ® [01]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora