Capítulo 58.

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MYKE WALKER.

¿Qué está haciendo? ¿Acaso no sabe las consecuencias qué podría traerle? Abraham es un drogadicto, le importa poco hacerle daño. Por como me mira creo que si lo sabe y que lo único que busca es hacerme reaccionar.

— Te perdonaré la bofetada porque estás muy buena —Le dice agarrándola del brazo— quédate.

— ¡Suéltame gilipollas de mierda! —Le grita, lo empuja y vuelve a golpearlo.

Él la agarra con más fuerza, esta vez enfadado. No puedo, no puedo reaccionar, no puedo mostrarle que si la quiero, debe... alejarse de mi.

— ¿Vas a golpearme? Vamos, hazlo, no sería peor que drogar a tus amigos. —Ataca. No está asustada, ella casi no le teme a nada.

— ¿Has venido para tocarme los cojones? Veamos lo valiente que eres. —La coge de la cintura e intenta obligarla a besarlo, finalmente la suelta y ríe— No eres más que una zorra calienta braguetas.

Le propina una patada en la entrepierna.

— Y tú eres un machirulo de mierda.

Cierro el puño. Abraham se ríe de ella, está enfadado por la patada en la entrepierna y se pone en pie después de estar unos minutos de rodillas.

— Acabas de meterte con la persona equivocada. —La amenaza— ¿Quién te crees qué eres? ¿¡Eh!?

Le da una bofetada.

— ¡No vuelva a tocarla! —Exclamo. Lo agarro del cuello y lo choco contra la pared— Has llegado a un límite, el límite en el que puedo partirle el cuello e irme, no creas que es la primera vez que mato a alguien y no tienes ni puta idea de lo que soy capaz de hacer si vuelves a ponerle un puto dedo encima.

— Tío —Agarra mi muñeca tratando de salvar su vida.

Lo golpeo seguidas veces. La rabia, el descontrol, el golpe que le ha dado, todo está en mi cabeza, ni siquiera hace falta la bestia para desatar mi rabia.

— ¡Hey, vale, ya está! —Dice Yulima subiendo la voz. Me agarra por la espalda y me detengo— Estoy bien.

Giro la cabeza para mirarla de reojo. La echaba de menos, pero eso no borra lo que acaba de suceder.

La cojo del brazo y la arrastro sacándola del callejón en el que estamos.

— ¡Suéltame! —Exclama— Primero Dime quien eres, si mi novio o la bestia.

— Ninguno de los dos, no soy tu novio ¿No captas nada de lo qué te digo? ¡Se acabó! Deja de perseguirme, deja de intentar arreglarme.

YULIMA TYLER.

No me asusta a pesar de que lo intenta mirándome con esos ojos ardientes. Está enfadado, sé que lo está, acabo de recibir un golpe tratando de hacerlo reaccionar y aunque lo he conseguido.. También he conseguido que se ponga furioso.

Vuelve a agarrarme. Estira de mi hasta el portal 21 donde se encuentra su apartamento y me encierra cerrando la puerta.

— ¡Estas cómo una cabra! —Dice y aunque no quiere alzar la voz, lo hace.

— Ibas a drogarte, deberías darme las gracias en vez de estás reclamándome. —Cruzo los brazos.

— ¿Enserio? Que bien, has logrado salvarme de una dosis ¡Bravo! —Odio cuando pone esa voz. Intenta hacerme quedar de mala pero esta vez no va a funcionar, esta vez él tiene todas las papeletas y sus numeritos no van a cambiar nada.

— ¿Por qué coño lo estás haciendo? ¿Acaso Quieres qué ese monstruo consiga lo qué ha querido toda su vida? —Pregunto. No es capaz de mirarme y aunque debería ser la demostración de que se está viniendo abajo, temo que cuando levante la cabeza ya no sea él quien me mire.

— Ya lo ha conseguido, no lo creía, pero él ha decidido sobre mí desde que nací, es demasiado tarde. —Abre la puerta. Quiere que me marche.

— No me iré. —Le digo— Esta vez nada de lo que digas conseguirá que me marche, mira todo lo que ha pasado desde que te he dejado solo ¿Piensas qué me iré? —Me acerco a él y le meto las manos en los bolsillos.

— ¿Qué haces?

Saco la droga. Se la enseño, puede que se avergüence delante de mi pero eso no lo hace actuar de otro modo que no sea a la defensiva o atacándome.

— Dame eso Yulima. —Insiste.

— ¿Y si no qué? ¿Me obligarás a encerrarme en una habitación para qué no me hagas daño? —Pregunta, ríe y pasa la mano por su barba de tres días.

— Kendo, debería partirle la boca, así cada vez que hable de lo que no debe se lo pensara mejor.

Abro la bolsa, me acerco a la basura y me deshago de todo.

— Dame tu mechero. —Le digo.

— ¿Vas a hacer qué nos quememos juntos? Que escena más romántica.

Lo saco yo misma de su bolsillo. Lo enciendo y hago arder la basura.

— Estas como una puta cabra Yulima, tu obsesión por salvarme te está enloqueciendo.

— Si, estoy enloqueciendo, si, puede que se me estén pegando cosas de ti ¡Si! Esto está mal, ni siquiera debería estar intentando salvarte, otra en mi lugar te habría olvidado, te habría dejado drogarte y pudrirte, pero yo no, no puedo y lo intento —Encojo los hombros— Intento convencerme a mi misma que no eres para mi. Solo quiero pensar en todas las cosas horribles que has hecho, en todas las veces que no has sido una buena persona pero aún así sigo pensando que tienes salvación, que en el fondo de ti está el Myke que solamente yo he conocido, el Myke que me tapó con su abrigo cuando tenía frío, el Myke que me besó por primera vez y me protegió mil veces de la bestia que quería deshacerse de mi ¡Perdóname si insisto! Siento que lo que siento por ti sea solo un estorbo y te impida hacer todas las cosas malas que querrías hacer. No siento quererte, no siento haberme escapado de mi casa, de mi vida por ti, no me arrepiento de quererte y debería hacerlo —Lo empujo— No existen suficientes palabras en el mundo que engloben los motivos por los que no me convienes. Pero te quiero, esa es la realidad.

Mueve la cabeza, como si no le importase, como si lo que acabo de decir no significara nada para él.

— Dime como lo haces ¿Cómo finges qué no duele? —Pregunto— ¡Dímelo!

— No te convengo por cientos de motivos pero tú te aferras a momentos que me han importado una mierda. —Responde levantando la cabeza— Me he acostado contigo ¡Guau! Que novedad ¡Abre los ojos! Me he acostado con muchas mujeres y todas han intentado cambiarme ¿Qué pensabas qué tú lo conseguirás? ¿Por qué? ¿Por qué para follar contigo tuve qué decirte qué te quería? Por dios Yulima, te puedo hacer una lista entera de todas a las que le he dicho las mismas palabras que a ti para echar un polvo.

El tono en el que lo dice, la seriedad, ni siquiera se inmuta, ni siquiera tiene lágrimas en los ojos, no le duele lo que está diciendo, no.. no le importa hacerme daño.

— Saber mi nombre no te hace importante. —Su voz es cortante y fría— Saber mi historia no significa que me conozcas.

— No quieres decirme esto.

— ¿De verdad piensas qué soy una persona qué miente? Creo que en eso me conoces mejor que nadie. Lo único que sale de mi boca son verdades y la verdad es que lo que quería de ti ya lo tuve.

MYKE WALKER.

Pasa por mi lado golpeando mi hombro con el suyo. No quiero girar la cabeza y mirarla. Espero a que desaparezca entre la gente que cruza por la calle para que la realidad salga a relucir. Desciendo por la pared hasta el suelo. Lo acabo de hacer, acabo de echarla de mi vida de la manera más cruel y ruin de todas.

En los ojos de la bestia ® [01]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora