Capítulo 20.

216K 15.9K 2.3K
                                    

YULIMA TYLER.

Desde que lo conocí supe que no era como el resto, que si quería conocerle me costaría entender porqué es una persona tan oscura y cruel.

— Marchaos. —Les digo a todos que me miran asustados por mi— no me hará daño.

Levanta la cabeza dejando ver al fin sus ojos oscuros. Todos se marchan por mi insistencia y yo me siento junto a Myke.

— ¿Cómo estas tan segura de qué no te haré daño? —Pregunta con la voz rasgada y sin mirarme.

— Supongo porque soy tan idiota que confío en ti sin conocerte bien. —Contesto siendo lo más sincera que puedo.

Se pone en pie, camina de un lado a otro hasta que se detiene en el centro de la habitación.

— Me largo de aquí. —Dice cogiendo las pocas pertenencias que traía consigo el día que lo encontré.

— ¿Te has vuelto loco? Aún no saben porque entraste en coma, ni si te quedan secuelas por el golpe.

— No aguantaré ni una sola hora más aquí, a merced de sus inyecciones, nadie me pondrá un dedo encima.

Lo detengo agarrándolo del brazo, arriesgándome a conocer su peor versión, se que tiene una como todos los humanos, pero la de él parece no ser normal.

— No me toques. —Advierte.

— No puedes irte solo, podría pasarte algo.

— Entonces ven conmigo. —Trago saliva y me alejo dando dos pasos hacía atrás.

— Ir contigo ¿Dónde?

Pone los dedos en mi barbilla.

— Si no quieres puedes dejar que la culpa de mi huida sea solamente mía, tú no tendrás nada que ver. —Asegura él y yo niego con la cabeza.

Estoy loca por querer irme con él.. pero es lo único que me pide el cuerpo, huir con él sin importar donde.

— ¿Cómo saldremos de aquí sin qué nos vean? —Pregunto, él se asoma despacio y me sonríe.

— Distráelos y nos encontraremos en el parking.

— ¿En el parking? Si no tienes coche.

Saca de su bolsillo las llaves de un vehículo.

— Ya aprenderás a no subestimar a la bestia.

Salgo siguiendo todas y cada una de sus indicaciones.

— ¿Se ha calmado? —Pregunta el Doctor dispuesto a entrar en la habitación.

— No —Respondo deteniéndolo— es mejor que lo dejéis tranquilo unas horas, lo he ayudado a calmarse pero no sé si se contendrá por mucho tiempo.

Mueve la cabeza no muy convencido.

— Entonces le inyectaremos un calmante.

— ¿Es qué acaso quieres qué te reviente la cabeza contra la puerta? —Pregunta Kendo entrometiéndose en nuestra conversación— es un chico conflictivo e impulsivo, no me haré responsable de lo que llegue a hacerte si entras ahí con otra aguja.

El doctor se lo piensa antes de entrar y se decide a dejarlo un poco más.

— No esperaré mucho tiempo, procurad que se calme para poder sacarle la sangre, es necesario.

— No se preocupe. —Le digo.

Se va, Kendo me agarra del brazo en busca de información y yo me defiendo empujándolo.

En los ojos de la bestia ® [01]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora