Capítulo 61

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Me desperté desorientada, extrañada con todo a mi alrededor, era un sentimiento abrumador pero no estresante, la familiaridad de haber pasado por algo así antes era muy grande.

No recuerdo mucho, solo pequeños fragmentos de mi día, y sin embargo son borrosos. No sé que es real y que no lo es, me siento perdida. 

Ni sé qué hora es, pero al sentirme así preferí no averiguarlo. Me levanté para tomar una ducha y así poder aclarar mis recuerdos y este malestar que siento.

Duré un buen rato en la bañera, era algo que necesitaba hacer con mucha urgencia, me ayuda a relajar mi cuerpo y mi mente. 

Luego de esa maravillosa relajación, salí hasta mi vestidor y comencé a buscar la ropa que usaría. 

Ya vistiendo lo más cómoda y casual que podía, bajé hasta el comedor para comer algo, seguía sin saber la hora, y no tenía ni idea de donde se encontraba mi móvil, supongo que ya los chicos deben estar en clases. 

La casa parecía estar desierta, no había nadie por ningún lado, por lo que imaginé que Nora se encontraría en la cocina. 

Tal y como imaginé Nora y mi Nana se encontraban en la cocina, pude ver la hora en el reloj de pared que adornaba supe que no era tan tarde como pensaba, aún no llegaba el mediodía. 

—Buenos días. 

—Buenos días mi niña — saludo mi Nana con mucho cariño 

—Buen día niña Jessie — Nora desde siempre me ha llamado de esa manera, ya que nunca me gusto que me llamaran de usted o me dijeran el típico señorita por ser la niña de la casa.

—Los chicos fueron a clases? — pregunté mientras tomaba un vaso con jugo, moría de sed. 

— Solo Nico y Emmy, Camila se quedó descansando, no paso muy bien la noche. 

—¿Esta bien? No recuerdo en qué momento me dormí, supongo que el cansancio me ganó. 

Mi Nana y Nora se dieron una mirada fugaz, y mientras la última me servía el desayuno, mi Nana me sonrió con esa ternura de siempre y asintió dándome la razón. 

Unos minutos después entró Camila a la cocina, nos gustaba estar aquí porque era más familiar que el comedor, además, la cocina era muy espaciosa, por lo que solo en pocas ocasiones usamos el comedor.  

—Buenos días. 

—Buenos días cariño, ¿cómo te sientes? — me preocupaba que pasara mal la noche, debe ser muy agotador.

Ella antes de responderme miro a mi Nana, y eso me incomodaba era como si hablaran en clave.

 — Estoy bien mamá, solo los síntomas de siempre por el bebé.

—Si necesitas algo me lo dices — besé su frente y proseguí a comer lo que me sirvió mi querida Nora—, por cierto olvide decirles, mañana hay una cena de beneficencia y la invitación nos incluye a todos.

—Yo tenía pensado volver mañana a mi casa mi niña.

—Entiendo Nana, no hay problema yo arreglo eso hoy mismo — sabía que ella estaba acostumbrada a su país, a su casa y estar tanto tiempo fuera le llega a incomodar. 

—Yo sí estoy encantada de ir madre, pero no sé qué ponerme. 

—Por eso no te preocupes, por qué mejor no te alistas y vamos de compras. 

Ella asintió y terminamos de comer, luego fui hasta el cuarto de juegos a ver si encontraba mi móvil, era extraño que no lo encontrará siempre lo tengo conmigo.

Varios minutos después, ya listas y con todo lo necesario, salí con Camila de compras. 

Pasamos el trayecto al centro comercial escuchando música y cantando, a pesar de seguir con la sensación de no recordar, estaba tranquila y de alguna manera era como quitarme un peso de encima.

—Cami, sabes por qué mi móvil estaba en el cuarto de juegos? La verdad no recuerdo en qué momento me dormí.

Ella se quedó callada un momento, mientras veía la ropa de bebé que se encontraba en la tienda. 

—Luego de que llegué con Isaac dijiste que te sentías muy cansada y te fuiste, supongo que lo olvidaste.

—Si, seguro y fue eso — sonreí y continué viendo con ella la ropa —¿crees que será niño o niña? 

— No lo sé, quisiera un niño, pero lo que más me importa es que sea sano y fuerte.

— Muy bien dicho cariño —  sonreí con orgullo, estaba segura de que sería una excelente madre —. Llevamos horas aquí, y aún no tienes un vestido para mañana.

—Cierto, me entretuve mucho imaginando a mi bebé con estas cosas que olvidé el vestido.

Salimos de la tienda y continuamos el camino para buscar el vestido de Camila.

Entramos a una y Camila escogió un montón de vestidos, y estoy segura de que no llevará ninguno.

Yo tenía mi atuendo listo, mi armario está lleno de vestidos sin estrenar y eso me favorece.

— Ash, ninguno me gusta. Estoy gorda y no me quedan.

—Que exagerada, aún la barriga no te crece, solo escoge una talla mas y listo. 

Entró al probador con otro, al parecer este si le gustaba mucho porque solo llevaba ese.

— Qué tal? ¿Me veo gorda? ¿No parezco una niñita con este color?

El vestido era un rosado medio, ajustado hasta la cintura y suelto hasta los tobillos, le quedaba genial.

— A mi me parece perfecto, y no, esa es mi respuesta a todas tus preguntas.

Su sonrisa fue gigante, conforme con mi respuesta regresó al probador para cambiarse nuevamente.

Salimos de la tienda directo a una heladería, al parecer los antojos cada vez eran más.

— Buenas tardes, qué desean?

— Un helado triple de chocolate, con coco y... — se quedó pensando un momento sobre que más le iba a poner a su helado —, y fresas en fruta. Por favor.

La mesera apuntó todo en un papel y luego me preguntó a mi.

— Yo quiero un helado de oreo, con chocolate doble. 

— Enseguida regreso — pareció dudar sobre algo, y hablo dirigida a Camila — ¿Cómo haces para ser modelo comiendo de esa manera? 

Ambas nos sorprendimos, no sé si fue por la imprudencia, o por dar por hecho que Camila es modelo.

— Cielo, modelo o no, al helado nunca se le dice que no — le guiño un ojo y le dio una pequeña sonrisa, al parecer no le incomodó para nada el comentario.

— Lo siento qué imprudente, ya vuelvo con sus pedidos.

Ambas reímos cuando la chica se retiró.

— Bueno señorita modelo, ahora si me contarás que sucede entre Isaac y tu?

— Bueno, supongo que hay mucho que contar...

Nueva Vida (I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora