Nueva Vida (I)

Capítulo 74

— No me sorprende, es tu modo de hacer las cosas, dejando claro quien tiene el poder.

— En realidad te equivocas, mi manera de llevar las cosas es con confianza y obvio, dinero.

— ¿Compras la confianza de quienes trabajan para ti? Vaya pero que grandioso.

— Deja las ironías, todos tienen su precio y se van con el que mejor les paga, yo les ofrezco dinero con tal de su confianza.

— ¿Entonces qué significó esta nueva manera de hacer las cosas?

— ¿Desde cuándo tanto interés en saber cómo trabajo y como no Vincent?

Me levanté y comencé a caminar por toda la pequeña sala, hasta que llegué a su lado y me senté en su regazo.

— Desde el día en que se dignaron a amenazarme a mi también Jessie.

— Entonces quieres saber qué tanto saben de mi. Tal vez porque así conseguirás algo que pueda llevarnos a la persona que está detrás de todo — el me dio su asentimiento para así yo poder continuar —. Te puedo informar querido, que la gente sabe lo que yo quiero que sepan, por lo tanto, si saben más de la cuenta no será por parte mía.

— ¿Entonces por parte de quien?

— Es lo que intento descubrir desde un principio.

— Tal vez están buscando mal, quizá las preguntas que debes hacerte a ti misma sean otras.

Tomé un poco de mi vino mientras le veía con provocación, muy poco profesional, pero me da igual.

— ¿Y cuáles son las preguntas que debo hacer entonces?

— Quizá debas preguntarte, hasta dónde eres capaz de enloquecer a alguien. En ti y lo que eres capaz de hacer está la clave de todo.

— Si esa es la pregunta que debo hacerme, la respuesta es más fácil. Soy capaz de hacer que la persona más loca se vuelva cuerda, o que la más santa vaya al infierno — hice una pausa saboreando mis palabras — . Soy capaz de hasta lo inimaginable.

— Que interesante. — dijo mientras pasaba su mano libre por uno de mis muslos —. Por cierto, que tan diabólica puedes llegar ser como para enviar a alguien al infierno.

Sonreí antes de responder con normalidad.

— Cariño, yo soy el mismísimo infierno hecho mujer.

— ¿Y si yo quisiera visitar el infierno?

— Jugar con el diablo es peligroso, no lo tientes si no sabes lidiar con las consecuencias — dije hablando muy cerca de su boca, soltando cada palabra en un hilo de voz provocador.

Un toque en la puerta hizo que me alejara de Vincent.

— Señor con permiso, disculpen que los interrumpa, la cena ya está servida — informó un ama de llaves y se retiró al instante.

— Enseguida vamos, gracias.

Dejé la copa a un lado y arregle mi vestido para ir hasta el comedor.

— Aún tenemos cosas de qué hablar.

— Creo que será luego, temas de negocio no se pueden hablar en cenas familiares.

— Quería comentarte algo sobre Iván.

— ¿Que está metido en el negocio? No hace falta que lo digas, ya es obvio.

Se quedó descolocado por mi afirmación.

— No te preocupes soy buena analizando a las personas, será bueno si sigue así.