Capítulo 96

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— ¿No vas a decir nada?

Ella no respondió, y tomé eso como una afirmación de que aún lo estaba asimilando, no es fácil, pero es la verdad.

— No te presiones, yo entiendo que debes asimilar todo.

Le di un pequeño beso en la frente, y fui a la sala de estar, ahí estaban Josep y Melissa discutiendo en voz baja por algo.

— ¿Todo está bien? — pregunte con duda.

— Sí

—No, tenemos que hablar.

Hablaron al mismo tiempo, pero dijeron respuestas diferentes.

— ¿Sí o no? ¿De qué tenemos que hablar?

Él miró a Melissa y ella negó con la cabeza, pero él no hizo caso.

— ¿Podemos ir al despacho?

Acepté y me encamine junto a ellos al despacho, ella tenía una bolsa con algo dentro que no pude ver que era.

Ellos entraron primero y yo cerré la puerta para tener más privacidad.

— Tienes que saberlo Jess, no podemos ocultarlo más.

— Josep, por favor no.

Melissa suplicaba que no dijera nada, y él no estaba interesado en callar por más tiempo.

— Hablen de una puta vez, me están desesperando con ese suspenso que tienen.

— Solo ve esto, luego te explicamos.

Me entregó la bolsa que traían, la abrí y me encontré con algo muy conocido para mí.

Era una caja como la que me dejaron mis padres luego de morir, no quería abrirla, pero lo hice.

Dentro todo era tan igual, era como repetir ese momento luego de todo este tiempo.

Había una carta ya abierta, un sobre y un collar muy pequeño y delicado, con un dije del León como el mío.

Era discreto, casi ni se reconoce lo que es sin detallar.

—¿Qué es todo esto?

— Lo que tu padre le dejo a tu hermana.

Mi padre.

Mi hermana.

— ¿De qué hablas?

— Lee la carta por favor, y luego abre el sobre, hay otra que es para ti.

Luego de años no sabía cómo asimilar noticias así, mi temperamento me jugaba una mala pasada.

La carta era parecida a la que escribió mamá para mí, pero la diferencia es que la letra era de mi padre, se notaba en las palabras que usaba, en la caligrafía.

Leí la parte que más me llamó la atención.

"Aún eres muy joven para entender todo esto, pero sé que cuando tengas la edad suficiente comprenderás todo, buscarás a la persona en la dirección del sobre y te explicarán todo. Busca a tu hermana, la otra carta es para ella, pero por favor, ten cuidado, Jess es una persona muy difícil, no te escuchará. Confío en que entenderás que todo esto debía pasar, siento no estar presente durante tu vida y ahora llegar con esto luego de muerto, pero debes entender que tenía familia, pero también te tenía a ti.

Eres una niña muy fuerte Melissa, vas a poder con todo, y estoy segura de que tu hermana entenderá".

— La otra carta nunca la abrí, es para ti.

Me entregó el otro sobre que está en la caja, vi que era verdad, no había sido abierto.

Le hice un pequeño corte y saque la hoja que estaba escrita por ambos lados.

Respire profundo y me arme de valor para leerla.

Seguramente cuando estés leyendo esto habrán pasado años después de mi muerte, seguro ya eres toda una mujer hermosa e inteligente, y muy peligrosa. Tengo claro que te dejé en la deriva, que no te hablé de nada de esto y te tuviste que enterar por otra persona. Siento mucho causarte tanto daño mi pequeña, pero es tu deber dirigir el negocio. Seguro ya conociste a tu hermana, si, tienes una hermana menor, nació cuando tú tenías 9 años, fruto de una época muy difícil en la que me separé de tu madre, no sé si lo recuerdes, el caso es que son familia. Por favor no la intentes matar, no sería justo que pagara los platos rotos que dejé yo. Eres muy inteligente y madura, sé que entenderás toda la situación de la mejor manera, ella aún tiene mucho que aprender, y eres tú quien debe enseñarle a sobrevivir.

No seas injusta con ella, no sabía nada de lo que pasaba, mucho menos que yo existía, debes entender que no todas las niñas viven en el cuento de hadas en el que yo te críe a ti.

Las lágrimas salían por si solas, era inevitable. Extrañaba tanto a mi papi, me da rabia que a mi no me dejara nada escrito por él cuando murió, pero si lo dejo en manos de una niña desconocida que dice ser su hija.

— Jess, por favor, no.

Josep vio mis ojos inyectados de sangre por llorar, y mi odio claro en ellos, me conocía mejor que nadie para saber lo que venía.

Cogí a Melissa del cuello y la estampe contra la pared del despacho, cayeron al suelo algunas cosas en el acto.

Ella no parecía estar asustada, pero lo estaba, sabía reconocer el miedo.

— No te mato porque mi padre me lo pide, porque sino ya estuvieras en la boca de algún tiburón en mar abierto.

La solté y me di la vuelta, vaya mierda todo esto.

Resulta ser que tengo una hermana que ni sabía que existía, entra a mi vida y a mi casa como una persona cualquiera para ganarse mi confianza, y luego, llega con mi mejor amigo a darme esta noticia.

— Por eso querías que entrara a trabajar, por eso tanta insistencia.

Ya todo lo entendía, el parecido, el carácter, que quisiera estar siempre a mi lado, todo.

— No quiero tu puto dinero, mucho menos tú asqueroso negocio, solo quería cumplir lo que tú padre me pidió que hiciera — la voz se le cortaba por el llanto, que idiota.

— Era tu padre también.

— No, solo fue el hombre que embarazó a mi madre en unos días de desliz, que tenía una familia de cuentos de hadas, con una hija perfecta. El hombre que luego de muerto aparece en mi vida, cuando tenía 11 putos años, diciendo cosas que para esa edad no entendía, ni aún ahora lo entiendo. No busco tu dinero, ni tú negocio, ni mucho menos tu amor de hermana, por mi te puedes ir al mismísimo infierno.

Tiró lo que estaba a su paso y salió del despacho llorando, yo solo me senté y bebí como hace mucho no lo hacía.

Josep me observó directamente, pero no habló, sólo lo hizo un momento antes de salir.

— Tus hijos se acaban de enterar que eres Narcotraficante y no te dijeron nada. Tú te acabas de enterar de que tienes una hermana y casi la matas— abrió la puerta y habló antes de salir — tu padre debe estar muy decepcionado de ti.

No respondí, incluso cuando cerró la puerta seguía inmóvil.

Comencé a tirar todo al suelo, necesitaba descargar mi rabia con algo.

Por eso salí del despacho y de casa también, tomé un auto y no perdí tiempo para ir a cualquier lugar donde me sintiera libre.

Nueva Vida (I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora