Capítulo 110

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Salí por la tarde de casa, con poca seguridad y sin rumbo, en principio solo quería ir al Penthouse porque hay algunos arreglos que quiero  hacer.

Hoy es de esos días en los que quiero estar sola, no quiero que nadie me acompañe ni en mi auto, ni en la calle, ni en ningún lugar donde pueda estar.

No es seguro, pero no me importa.

Llegué a la zona del Penthouse y le pedí  a mis escoltas que se quedarán abajo, no quiero  tener a nadie a un lado mientras estoy arriba.

Subí y luego entré más tranquila porque todo estaba en silencio.

Busqué mi móvil para llamar a la chica que iba a decorar todo para cuando Camila venga a vivir aquí.

Quedamos en encontrarnos aquí justo en quince minutos, ya que ella está por aquí cerca.

Entré en la cocina y tomé un poco de agua para distraerme con algo, porque en realidad no hay mucho que ver por aquí.

Está todo muy sencillo y casi ni decorado, pero yo quiero darle un mejor toque, le hace falta algo de vida a este lugar.

Sonó el teléfono que está junto al ascensor y supuse que ya la decoradora había llegado. No espere que el recepcionista me dijera quien era, solo acepté que subieran sin más rollo.

Lo que más me gusta de este lugar es la hermosa vista que tiene, por ser uno de los edificios más altos se ve la ciudad entera desde aquí, y más aún si la pared entera es de cristal, todo se ve perfecto.

Estaba perdida en lo hermosa y desastrosa que puede llegar a ser esta ciudad, las luces de los coches se encienden y pasan a toda velocidad, todo absolutamente todo se ve desde aquí, y eso es increíble.

Cuando llegó el ascensor y se abrieron las puertas no me giré, hoy estaba tan perdida que no me reconocía.

Como la chica no habló preferí voltear a ver qué pasaba, pero no fue posible completar esa acción... un golpe en la cabeza me dejó aturdida y no tardé mucho en ver todo nublado para  luego perder el conocimiento. 

Cuando desperté vi todo negro, no sé dónde estoy ni qué ha pasado, todo fue muy rápido y aún me duele el golpe que recibí.

Parece que estoy en el maletero de un auto en movimiento, pero nada es seguro.

Cuando se detuvo me sacaron a rastras con un saco negro en la cabeza, intentaba escuchar algo, pero el dolor me tiene desorientada del todo.

Poco a poco comencé a recobrar un poco el control de mi cuerpo, pero no todo. Cuando intenté moverme otro golpe me hizo quedarme tranquila, es mejor que no intente hacer nada por ahora.

Escuché como se abría una puerta, luego otra, y luego otra, después de eso sentí la fuerza con la que me empujaron al suelo, quedé de rodillas sin poder moverme, y eso me está desesperando.

Me quitaron el saco de la cabeza, pero no podía orientarme aunque lo intentara. Pude ver un par de piernas delante de mí, pero no soy capaz de levantar la cabeza, me duele cada vez más. 

— Pero miren a quién tenemos aquí — sentí un tirón en el cabello que me hizo levantar la cabeza para ver a esa persona —. Justo ahora eres mi perra y todo porque tu lo quisiste así.

— Jamás seré la perra de nadie idiota de mierda — escupí las palabras como salieron, sin filtro alguno y con la intención de no parecer sumisa.

— Eso no es lo que parece ahora mismo nena, creo que puedo follarte la boca sin problema — parecía pensativo — pero no, ahora no me provoca.

Soltó el agarre de mi cabello y sentí un gran alivio por no tener la presión en la cabeza.

Me levantaron del suelo y me llevaron hasta una habitación, ahí había otra persona, una mujer.

Me tiraron nuevamente al suelo y mis rodillas chocaron fuertemente contra el suelo, otra vez.

— No no, muy mal hecho, debes ser una niña obediente — su risa me dio mucho asco —. Debes dejar que te hagamos lo que queramos, ahora que eres nuestra.

— Primero muerta — escupí en sus zapatos y seguido a eso sentí un gran golpe en la cara.

Me reí porque este tipo de golpes no me duelen, no me afectan, solo me hacen sentir bien.

Sentía la sangre bajar por mi boca y mi mentón y pude saborear cada gota que pasaba.

— Mi hermana pega más fuerte que tú, ilusa — otro golpe vino seguido a mis palabras, y mi risa cada vez era más fuerte, más irónica, pero sobretodo mayor era el cambio en mí —. No te recomiendo hacer eso otra vez, dicen que es mejor no tentar al diablo.

Me pusieron un pañuelo en la nariz y no tardé en perder el conocimiento, por segunda vez.

Desperté no sé cuánto tiempo después, y de verdad estoy confundida, esto no estaba planeado.

El dolor de cabeza ya se había pasado un poco, pero el pensar y pensar sobre qué estaba pasando no me ayuda, me siento inestable porque no tengo el control sobre lo que pasa ahora.

— Fue buena la idea de seguridad que hay en la casa — escuche una voz entrando en la habitación donde estaba — pero eso solo me hizo enfurecer mucho más, y eso es peor para ti.

— Creo haber dicho que es mejor no tentar al diablo.

— Cómo te explico que no me interesan tus amenazas  zorra de mierda. Te dije que ahora eres nuestra, y te haremos lo que nos dé la gana.

Sus ojos estaban virados, su mandíbula tensa y un poco torcida, le costaba trabajo hablar sin forzar todo el rostro. El rastro de polvo blanco por su nariz y boca me daba la certeza de que estaba bastante pasada de coca, pero en realidad no me preocupa mucho.

Sonreí nuevamente y me senté cómodamente.

— Está bien, haz lo que quieras, igual no vas a lograr mucho — me aburre la manera en la que intenta asustarme.

— Deja de querer provocar que me enfade, no te conviene.

— Puede ser que no, pero no me interesa, sigues siendo una niña mimada que no sabe asustar ni a un bebé.

Sin ser una sorpresa sentí el golpe de mano abierta en mi cara, que tonta es. 

— Te vas a arrepentir de todo Jessie, eso te lo juro. 

— No entiendo cuál es tu jodido odio si siempre fui incondicional contigo — eso es algo que me dejaba dudativa, no por sentimientos sino más bien porque no lo comprendo —. Eres una malagradecida de mierda.

— Por todo, siempre querías todo, Jessie esto, Jessie lo otro, desde niñas era lo mismo — la rabia es más que evidente, sus ojos estan cristalizados y sus manos hechas puños — ,siempre fuiste la preferida de todos, la niña perfecta que lo tenía todo, que siempre los tenía a todos en sus manos. 

— Todo por celos, de verdad eres tan tonta para caer tan bajo?

— Tonta? Me crees tonta por tener celos, pero a diferencia de ti yo si tengo algo de sentimientos, tú solo causas en mi asco.

— En realidad no sientes asco, sientes envidia. 

— Hasta mi esposo tiene una obsesión por ti. Toda mi puta y miserable vida a estado basada entorno a ti , te odio.

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Vale, hoy no es lunes ni miércoles, pero me hacía mucha ilusión publicar este capítulo lo más pronto posible, se viene el final mis fresitas, y eso me pone un poco nostálgica.

Espero que os guste❤.

Nueva Vida (I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora