Capítulo 99

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Por la tarde pasé por el hospital en busca de la niña que tengo por hermana,  tardamos un par de horas mientras firmaban el alta y le hacían los últimos chequeos. 

Le ordenaron tener reposo por unos días, pero ya se podía ir.

Le compré algo de ropa antes de llegar a por ella y se la di a la enfermera que la ayudó a vestirse. 

— Let's go home Sis. 

Ella giró los ojos porque entendió lo que dije, aunque se me hace extraño decirle hermana.

Hoy sí voy custodiada por mi equipo de seguridad, iba a un lado de Melissa a quien llevan en una silla de ruedas.

— Yo puedo caminar — gruñó con obvio descontento por tener que estar de reposo. 

— No, no puedes hacer esfuerzos. 

— Es tú culpa.

— En realidad es culpa tuya por subir al ring.

— Señoritas — la voz de un hombre interrumpió nuestra pequeña pelea de culpas, no lo vi, no me importaba — siento interrumpir. 

— ¿Qué desea? Que sea rápido por favor.

Melissa me hizo una seña que no entendí, ella sí vio al hombre que estaba intentando hablar con nosotras, y la curiosidad hizo que levantara la vista. 

Era uno de los agentes que investigaba mi caso. 

Me mantuve con la cabeza en alto y sin ningún signo de que me afectaba su presencia. 

— ¿Jessie Lombardi?

— No creo ver a otra con ese nombre o fama por aquí — no me iba a dejar intimidar — le repito nuevamente, que sea rápido. 

Mis guardaespaldas estaban alerta, en posición de defenderme si es necesario, aunque les hice una seña de que todo estaba bien, por ahora. 

— Agente especial de la división antidrogas — enseñó su placa como si eso le diera más poder — necesito hacerle unas preguntas en mi despacho. 

— ¿Sí? Que extraño. No veo ninguna orden que diga que es necesario que vaya con usted. Un hombre que apenas conozco y que no se si en realidad es agente o no. 

— No hace falta que esté a la defensiva, solo son preguntas de rutina. 

— Le repito nuevamente, no voy a ir con usted si no tiene una orden que me obligue hacerlo — me hice a un lado para continuar caminando — tenemos prisa, si no le importa quítese del camino. 

— Señorita Lombardi.. 

— Odio repetir las cosas una segunda vez, pero la tercera ya es el borde del colapso. 

Lo dejé con la palabra en la boca y salí de ese hospital lo más tranquila que pude, no tengo nada que perder, estoy segura de que si recurrió a mí a estas alturas es porque no consigue nada desde las sombras. 

— No debiste hacer eso. 

— Por el contrario, hice justo lo que se esperaba que hiciera.

Era cierto, extraño sería que aceptara ir con él así sin más. 

— Los Cáceres les dieron información Jess, estábamos tan ocupadas rescatando a las niñas que no lo vimos venir. Intenté borrar un poco de información al hackear sus sistemas, pero no creo que sea suficiente. 

— De eso ya nos encargaremos. 

En el camino se me ocurrieron mil ideas para terminar con esto de una vez, pero ninguna parecía ser del todo buena. 

Pueden traer consecuencias nada favorables en un futuro quizá no muy lejano. 

— Ya sé que hacer. 

Dije de repente, no fui consciente de que todo en el auto estaba en silencio hasta que hable tan alto. 

— No los puedes matar Jessie.

— No los voy a matar, aunque no negaré que fue la primera idea que tuve. Pero esto es mejor — dejé de mirar el camino y giré mi rostro hasta dar con el de Melissa — si los Cáceres le dieron información sobre mí, seguramente ni nombraron sus negocios. Por eso usaré lo que hicieron en su contra. 

— Si los delatas te delatas a ti también. 

— No si ellos quedan como los autores de todo el Cartel del León. 

— ¿Qué pretendes hacer? No entiendo nada. 

— Pretendo empezar este nuevo año de la mejor manera, y para eso necesito tener mi negocio y mi familia seguro por algún tiempo. 

— No se puede mantener seguro algo tan inestable como esto. 

— La idea no es luchar con lo que nos rodea, lo que te hace fuerte y constante es el mantenerte junto a las adversidades. Luchar y querer ganar siempre es agotador, pero dejar que pase lo que tenga que pasar y que las cosas tomen su curso es la mejor solución. 

— Si tanto asco le tienes a este negocio, ¿por qué sigues? 

— Por lo que te acabo de decir, parece que no me escuchas — intenté no sonar borde, pero no funcionó — deje de odiarlo y ahora voy de la mano con el, hasta ahora ha funcionado.

— Justo ahora te quieren en la cárcel. 

— Y eso es algo que en algún momento debía pasar, tarde o temprano. Te lo dije cuando te conocí, de aquí sales preso o muerto, sin excepción. 

Llegamos a casa y los escoltas bajaron a Melissa del auto y se encargaron de ella.

La explicación al llegar a casa fue un poco cómica, porque ella estaba casi sin poder moverse y yo solo con unos moretones.

— Yo le advertí que no quería dañar su lindo rostro, y miren, dañó ella el mío — comenté entre risas porque fue así. 

— Sí, pero yo soy la que debe estar de reposo sin poder moverme.

— Solo a ti se te ocurre querer pelear con Jessie sin tener más entrenamiento, y peor aún con ella estando furiosa. 

— Ya vale, dejen a Melissa tranquila, ya aprendió la lección. 

Ella giró los ojos y se hizo la enfadada, pero la verdad es que ahora ambas tomamos todo esto a chiste. 

No deja de ser algo extraño para nosotras y para todos en realidad, pero por el simple hecho de ya tener un trato desde antes hace las cosas un poco más pasable. 

— No te creas que estarás de reposo del todo, tenemos cosas que hacer. 

Todos me miraron un poco mal, el estado de ella era delicado y yo hacía como si no me importara. 

— Bien, pero con un par de condiciones. 

— Lo que tú digas — acepté sin tanto rodeo porque necesitaba comenzar con mi plan desde ya — pero no te pases. 

— Primero necesito todos mis materiales en una habitación, no pretenderás que en mis aposentos también tenga que trabajar. 

— Hecho. 

— No recibiré tus órdenes, me hablaras en buen tono e intentarán llevar todo con calma. 

— Eso es más de un par de condiciones. 

— Jessiee...

Josep entendía la situación y fue el único en intervenir, a los chicos solo les divertía ver todo esto. 

— Haré el intento, no prometo nada. 

Todos celebraron entre risas y burlas. 

Hice de inmediato lo que me pidió, pensé primero en llevar todo a la cámara que está debajo de casa, mi bunker personal, pero ella no puede subir y bajar escaleras así que no era buena idea. 

Por eso, todo fue llevado al despacho de papá, era el mejor lugar a decir verdad, ya todo estaba limpio luego del pequeño desastre que hice hace un par de días. 

— Ahora que aquí tienes todo esto, comenzó el juego. 

Nueva Vida (I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora