Capítulo 82

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— Ya saben que estás aquí.

Fueron las primeras palabras de Melissa al volver a la zona VIP.

— ¿Hace cuánto lo saben?

— Algunos minutos, me vieron a mi y desde ese momento no despejan la mirada de aquí.

— ¿Cómo estuvo todo por aquí?

— Normal, las niñas esas estuvieron solo grabando y grabando todo, y ya, nada fuera de lo normal.

— Siguen siendo mayores que tú Melissa.

— Mi edad no define mi madurez Leona.

— Ya, eso no me interesa ahora. Ya tengo la atención de ellos en mi, ahora no sé qué demonios hacer para destruir toda sospecha que tengan.

— Usa a Iván a tu favor.

— No, eso puede ser un arma de doble filo, por ahora no saben quién es, pero en el momento que lo sepan puede ser peligroso para ambos.

— Hay algo que no entiendo, si toda la policía está de tu lado, ¿por qué ellos no?

— Porque lo de ellos ya es algo diferente, es una entidad internacional que no se puede comprar tan fácilmente, o por lo menos no directamente.

— No necesitas que sea directamente, es momento de que esas personas que tantos favores te deben los paguen.

Medité las palabras de Melissa, puede que tenga razón, es inteligente y sabe buscar otra salida por puntos más objetivos.

Tengo amistades en el gobierno, políticos nacionales e internacionales, solo basta con mover un poco los hilos y ya todo el resto se hace solo.

Por ahora preferí no hacer mucho más, ya con cada cosa que voy haciendo se que es un avance en el camino que tengo de despistar a los investigadores.

— Mira Jessie —. Gabriela me mostró en su móvil una foto de Camila junto a Isaac en modo pijama party, me alegra saber que al menos se está divirtiendo.

Camila ha tenido varios cambios últimamente, el embarazo la tiene en un descontrol total de todo, pero sé que está feliz, dejando a un lado las veces que llora sin razón, pasa la mayor parte del tiempo sonriendo, haciendo alguna cosa inmadura o divirtiéndose.

— Creo que deberíamos irnos.

Estaba en mi mundo y no entendí el porqué.

Justo cuando iba a preguntar vi que los agentes habían atrapado a uno de los vendedores, lo que se me hizo extraño.

— Si nos vamos será aún más sospechoso, aparte ellos saben que aquí no pueden hacer ningún tipo de escándalo, eso terminaría con la fiesta y causaría una demanda millonaria de mi parte, no les conviene.

Recibí una llamada de las chicas y se me ocurrió decirles que vinieran, sería más divertido pasar la noche desapercibida con su compañía.

Aproximadamente una hora después Sasha y Samantha llegaron a la fiesta, le pedí a Melissa que las buscara para que así llegarán directo a donde estaba yo.

— Joder Jess esto está genial.

— Claro cariño, lo organicé yo — mi tono fue sarcástico y egocéntrico, algo normal en nuestras conversaciones.

— Ya veo el por qué no irnos de viaje este fin, esto está de lujo.

Por el contrario el comentario de Sasha no sonó tan natural como el de Sam, supongo que no estará de humor o algo.

Salir con ellas siempre iba a ser como cuando éramos sólo unas adolescentes escapadas para ir de fiesta.

Algo normal era ver a Sam ebria, y a Sasha consumiendo.

A decir verdad nunca le dije nada a pesar de ser consciente de lo mucho que consume cocaína.

La vi darse un pase, luego otro, y así en la noche muchos más, no dije nada, pero interiormente sabía que el que ella consumiera era también algo de culpa mía.

— ¿Quieres? —Sasha estaba ya muy colocada, tanta coca la tenía en las nubes, me negué obviamente, no me iban las drogas, ya tenía suficiente con producirla y distribuirlas —. Vamos Jess, que un poco no te hará daño.

— Dije que no Sasha, sigue en lo tuyo.

Ella hizo como si nada y continuaba disfrutando de la música y de todo lo que ya su organismo tenía ingerido.

Me olvidé del mundo, solo disfruté de la fiesta junto a mis amigas de siempre, y bueno las amigas de mi hija, que beneficios eso de ser madre joven.

— Jess, ya amaneció y creo que las niñas esas no soportarán mucho más.

Me fije en ellas y si era cierto, ya estaban sentadas un poco cansadas, pero tampoco quería irme aún.

Pensé un rato, tenía algunas copas encima y la sensación de embriaguez no me dejaba pensar con claridad.

— Que alisten los autos, nos vamos.

Melissa tampoco se veía como si fuera capaz de soportar más tiempo aquí, y bueno las chicas, ellas estaban en su mundo.

No les quería arruinar la fiesta por los que solo les informe que me iba, aún quedaba un día entero de fiesta, que lo disfrutaran.

— Niñas nos vamos.

— Gracias al cielo, ya estoy casi muerta.

— Se quedan en casa o las llevo a la de ustedes?

— Tranquila Jess, nos llevas a mi casa y ya luego los padres de Emilia la buscan allí.

Salimos de la fiesta, donde cada vez llegaba más gente, y subimos a los autos para ya irnos.

Dejé a las niñas en casa de Gabriela y cuando me aseguré de que ya estaban dentro, me fui.

Melissa iba en otro auto para ir a su casa, ya había amanecido y mi casa aún quedaba un poco lejos, pensé en la noche, en los agentes, en Iván, en los negocios, en Melissa, en las chicas, en Sasha y su adicción.

Y llegué a la conclusión de que por muy mierda que fuera este mundo del asco, que por muy maldita que yo fuera, estaba rodeada de buenas personas, con sus defectos como todos, pero al menos los tenía.

Que no importaba que tan difícil fuera lo que pasara, en mi entorno encontraría la tranquilidad que yo misma muchas veces no me puedo dar.

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Bueno fresitas, un poco corto pero con mucho amor.
Tengo que admitir que este capítulo me costó un montón escribirlo, me sentía sin motivación y no sabía bien como hacerlo.

No olviden que su voto es muy importante para mi

Nueva Vida (I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora