Capítulo 63

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—Y bien, qué hacen aquí?

— No es el lugar para hablar, deberías saberlo mejor que nadie. Vamos al despacho de papá.

Tenía años sin entrar aquí, supongo que el hacerlo me llenaba de recuerdos, dolorosos.

—Quieren un trago?

Ambos negaron y se sentaron en el sillón que se encuentra en una esquina del despacho.

Serví un trago de ron seco para mí y me quedé de pie esperando que hablaran.

—Bueno, ya investigué suficiente para comenzar con el asunto, sólo espero tus órdenes.

—Qué tienes para contarme sobre ellos?

—Son novatos, se prepararon muy bien para el trabajo que hacen, pero este cuenta como su primer caso como detectives. Por lo tanto puede que fallen en muchas cosas, y también puede que por ser su primer caso, quieran resolverlo sea como sea. 

—Qué opinas tú? Cuál de las dos opciones crees que suceda?

—No lo sé, cualquier cosa puede pasar, de igual manera el orden de los factores no altera el resultado, sea cual sea la opción segura, no llegarán a encontrar nada.

—Sabes hasta qué punto han investigado?

—No mucho, no saben por donde buscar ya que las pistas que tienen son mínimas, pero igual no me fió de ello, puede que en su informe falten detalles que no quieren agregar. 

— Comienzas hoy mismo, ya tienes para comenzar.

—Sí, por cierto también les hice un seguimiento, frecuentan el club más seguido cuando tocan dj reconocidos, cuando hay más venta de droga.

—Bien, comienzas hoy, y ya la semana que viene traemos a los mejores dj y que sea un gran toque. Que ellos crean que será su momento de encontrar algo.

—Perfecto, ya me pongo en eso, organiza tú eso que yo me encargo de la logística para todo.

La chica enserio estaba interesada en esto, se le veía la seriedad en el tema y lo mucho que le gustaba.

—Cómo te sientes? 

La pregunta me sorprendió, y me dejó un poco descolocada al igual que en la tarde.

—Bien, por qué? No entiendo.

—Sólo preguntaba, no hay porqué entender nada.

—Si me disculpan, yo me retiro tengo cosas que hacer, hasta luego Leona.

—Hasta luego Melissa. Me mantienes informada de todo.

Salió del despacho, y yo me serví otro trago, tenía que hablar seriamente con Jo.

—Ahora si me vas a explicar qué es lo que pasa? ¿Por qué despierto en mi habitación sin recordar cuando me dormí, sin saber porqué deje mi móvil en el cuarto de juegos, y con lagunas mentales. Y sobretodo, contigo preguntando cómo me siento —ya creo saber que había sucedido, pero no estaba segura de querer saber la respuesta.

—¿Nunca se te escapa nada cierto? Tuviste una crisis, tuve que darte un sedante, ya sabes como son los efectos.

—Una crisis por qué? Si todo estaba tan bien, tenía meses sin tenerlas.

—No lo sé, solo me llamó Tiago y me avisó sobre tu estado. Tampoco entendía.

Me mentía, si sabía lo que me pasaba, pero no lo decía.

—Por qué mientes? 

—No sé de qué hablas, solo te encontré en una crisis y te di el calmante de siempre.

—PERO SABES BIEN QUE LA CRISIS YA NO ME DAN SIN RAZÓN ALGUNA.

Estaba alterada, muy alterada, me enfurece que me mienta como si no lo conociera, como si no fuera obvio que si lo sabe.

—No grites, no tienes porque alterarte.

—Me altero porque me mientes como si fuera estúpida.

—No entiendes que lo hago por tu bien? Deja de actuar así conmigo por querer protegerte.

Tomé el trago de fondo, y me serví otro, necesitaba estar tranquila.

—Por qué entré en crisis Josep? Y no lo quiero volver a preguntar.

Se levantó del sofá, y tomó camino hasta la puerta, y antes de salir respondió.

—Cuando lo recuerdes lo sabrás, no te lo digo es por tu tranquilidad.

Y salió, me dejó así, histérica y con muchas preguntas. 

Y en ese estado, me puse a observar todo y caí en cuenta de que desde que entré al despacho no me había fijado en nada.

Me tomé mi tiempo para recordar, para fijarme en cada detalle, para imaginar a mi papá en mi papel justo ahora, y no sentía tristeza, solo una nostalgia inmensa por lo mucho que lo extrañaba. 

Siempre fue mi ejemplo a seguir, por más loco que suene, no lo era mi madre, mi ejemplo a seguir era mi papá, a quien siempre imitaba y era como un héroe.

Imaginarlo en alguna situación como las que yo he presenciado me hace dudar de tantas cosas.

Quisiera poder dejar todo a un lado, olvidar esta vida de puras desgracias y desaparecer.

Pero luego, recuerdo que ya es tarde, ya esto se convirtió en mi día a día, y no hay escape, ser la heredera me trajo a esto.

A mis ataques de pánico, a ser una mujer fría, calculadora y desconfiada, a ser una asesina directa e indirectamente.

Mato gente a diario, esos adictos que consumen la droga que por mí se distribuye, un asco de persona. Pero, eso no es lo que quería? Ser como mi padre? 

En casa una excelente persona, un amor con mis hijos, pero de la puerta para fuera, en el mundo real, soy esto, un asco.

Tocaron la puerta y di el permiso para entrar, Nora abrió despacio la puerta y sin abrir por completo habló.

—Las niñas Camila y Emmy la están buscando Niña Jessie.

—Esta bien Nora, di que me esperen en mi habitación.

Tomé un último trago y comí un caramelo de menta, para que no fuera tan obvio mi aliento a alcohol. 

En mi habitación ya me esperaban mis dos niñas.

—Aún no eliges tu vestido mamá, y te vamos a ayudar. 

Estaban contentas, se les notaba y no me negué.

—Mi armario es todo suyo, elijan.

En eso estuvimos varias horas, yo probando todo lo que ellas me entregaban y sin que ninguno les gustaran. Mentiría si dijera que no estaba divirtiéndome con esta situación.

—Es hora de cenar, debemos bajar a comer niñas. 

—Aún no, falta que te pruebes este. 

Rendida hice lo que me pidieron y me coloque el vestido que recién me entregaron, y me encanto.

—Qué tal? Os gusta?

Ambas quedaron mudas, asumí que si por sus caras.

—Bueno, tomo eso como un sí, me voy a cambiar vayan bajando para cenar.

Me cambié rápidamente y salí hasta el comedor donde ya se encontraban mi Nana y las niñas, Nicolás dudo mucho que quiera bajar.

—Nora por favor, ve y dile a Nicolás que la cena está servida.

Luego comimos en silencio todos juntos, en familia, porque eso tenia ahora.

Una familia que proteger.

Y con ese último pensamiento, y un escalofrío que me recorrió todo el cuerpo, me fui a descansar.

Nueva Vida (I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora