Capítulo 93

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Melissa ya debía estar por llegar, y mientras tanto tenía que hacer tiempo. 

Esto era parte del plan, él cree que va por delante de mí, pero se equivocó. 

— ¿Ves? No impones respeto, ni miedo, solo das risa — le rete luego del golpe —. Mira, todos estos hombres y ninguno hace nada por ti, porque saben que no pueden conmigo, porque saben bien que no estás a mi nivel. Esto es lo que uno se gana luego de hacer las cosas por sí solo, el respeto. 

— Que te calles — otro intento de golpe fallido, parece que no entiende. 

— Ahora mismo puedo darte una paliza, y ninguno de ellos hará nada. Yo creo que se sentarán a ver el espectáculo mientras tú estás aquí creyendo que puedes dirigir un negocio como el Cartel del León. 

— No entiendo de qué hablas, ellos trabajan para mí, yo les pago. Claro que harán algo en caso de que se los ordene. 

—¿Seguro de eso? No tienes ni idea de quienes son, solo les pagaste por hacer algo, son sicarios, trabajan con el que mejor les pague. 

Quedó aturdido, entre las drogas y mis preguntas y respuestas estaba muy confundido. 

Melissa entró, y yo pude respirar tranquila de verdad, sí ella estaba aquí era porque todo estaba de acuerdo al plan.

— Aquí está todo, ni más ni menos — dejó un par de bolsas grandes con algo dentro, y automáticamente los hombres que cuidaban de Caleb y de Sasha, le apuntaron a él. 

— ¿Ya lo vas entendiendo? Así es como realmente funciona este negocio. Y entiende que nunca nadie, va un paso delante de mí. 

Josep subió con Emmy en brazos dormida y Camila con mucho cansancio tocando su vientre. 

Y ahora fue cuando salimos de ahí, ya lo estaba deseando. Retuvieron a Caleb y a Sasha, de ellos me encargaba luego. 

Subí al auto junto con mis dos niñas y Josep y Melissa. 

Tomé a Emmy en brazos y no podía dejar de acariciar su rostro dormido, parecía un pequeño angelito, una muñeca de porcelana. 

Camila no tardó en dormirse también, se recostó de mi y fui feliz, las tenía a ambas junto a mí. 

Cuando llegamos a casa estaba casi amaneciendo, todos estamos muy cansados. Nos encontramos con los chicos dormidos en la sala de estar. 

Vincent los despertó para que estuvieran tranquilos, ya las chicas estaban en casa.

— Shhh, están muy cansadas — hablé suave para no despertar a las niñas. 

Josep llevaba a Camila dormida como una princesa, y yo subí a Emmy a su habitación,  le cambié esa ropa y le puse un pijama para que estuviera más cómoda. 

Lo mismo hice con Camila, la revisé y me aseguré de no ver ningún rastro de sangre, me preocupaba el bebé.

Bajé otra vez a la sala y me encontré con todos; los hombres de Vincent, los que siempre han sido fieles a mí, y a los chicos junto con Josep, Vincent y Melissa. 

— Un par de días duros, pero gracias a todos por hacer todo esto. Su dinero ya está en sus manos, pueden irse. 

— Yo también debo irme Leona. 

Melissa estaba un poco apenada de seguir aquí, no entiendo porque. 

— Descansa un poco en la habitación de invitados, no es seguro que te vayas con todo el cansancio que tienes, has sido fundamental para rescatar a las niñas. 

Nueva Vida (I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora