El papel de los omegas

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El silencio cortante y la atmósfera tensa incomodaron a más de uno. Los dos magnates se quedaron fijando su atención en cada uno. Ella le había pedido ver a su gente y él se lo había negado. Nebraska hizo de sus labios una línea y se levantó lentamente analizando cada uno de sus movimientos, aun así sus rodillas crujieron. Aguantando el dolor se acercó a donde debía estar el alfa y se detuvo delante de él alzando la cabeza. 

Su olor delataba calma, tranquilidad, no arrebato como Hades se imaginaba después de su negativa.

-Solo quiero verlos y que vuelvan a su estado normal-

-No- el alfa volvió a negar.

-¿Por qué?- inclinó la cabeza intentando razonar con él.

-¿Acaso eres consciente del estado de tu cuerpo?- su voz había bajado varios tonos -No llevaría a nadie en tu condición a un lugar tan peligroso-

-Alfa, soy una omega de sangre pura-

Hades no comprendió el comentario.

-Llévame y comprenderás-

La curiosidad lo carcomía, a qué se refería con eso. No conocía mucho de los omegas y menos de sangre pura como decía ella. Eran bastantes escasos y pocos hablaban sobre sí mismos, se mantenían en las sombras intentando pasar desapercibidos. Algo tendrían para que fuera así. Tal vez esta era la oportunidad para saberlo.

-No te apartes de mi lado, y solo serán unos minutos-

Al final accedió, la loba parecía querer escapar y correr hacia donde mantenía recluido los machos. La vio sonreír. Ligeramente, casi imperceptible pero de forma sincera.

-Gracias-

Nebraska se giró despidiéndose de todos y retomó la marcha detrás de Hades, cuando su pie falló y cayó hacia adelante. El alfa respondió gracias a sus reflejos demasiado desarrollados y la rodeó con uno de sus firmes brazos, levantándola del suelo y cargándola como lo había hecho anteriormente.

-Descansa mientras tanto- le comentó sin mirarla. No parecía muy seguro de estar haciendo lo correcto, deseaba llevarla de vuelta a la mansión, pero sabía que ella podía hacer una locura por tal de reunirse con los suyos. Lo sentía dentro de él.

Nebraska se sostuvo esta vez del cuello con más confianza. Este alfa no parecía tan ¿malo?. No había agredido a su familia y la cuidaba como si ella fuera delicada, todavía tendría que esperar a que salieran sus verdaderos colores. No se podía confiar en nadie, solo en uno mismo.

Liam por su parte se quedó junto a los demás lobos viendo como su reina se iba en los brazos de aquel alfa que parecía querer acapararla mezclando constantemente su olor con el de ella. Solo pudo chasquear la lengua y apretar sus puños hasta sangrar.

***

A Leoxi le pareció cómica la imagen que veían sus ojos. Su hermano tan íntimo con una loba, eso solo estaba en sus sueños. 

-¿Comandante, qué le parece tan gracioso?- el gemelo solo se sacudió la cabeza y negó la pregunta de su acompañante.

-Nada, solo que recordé algo-

Hades se olió algo raro viniendo de su hermano desde lo lejos, sabía que algo tramaría o se burlaría de él. El brillo de sus orbes lo delataba.

-¿Y que dice la reina?- Leoxi se inclinó ante la omega a modo de respeto cuando su hermano la ayudó a incorporarse en el suelo.

-Hueles igual a él. No, parecido-

-Es mi hermano gemelo- el alfa se mantenía a su lado con la mano en la espalda y haciéndole recostarse contra su cuerpo, el pequeño descanso no había a ayudado a su estabilidad.

-Tenía asuntos que atender así que no tuve la oportunidad de ir a saludarla. Soy Leoxi, el Comandante de la manada-

Ella asintió con la cabeza respondiéndole el saludo, estaba segura que a esa altura conocería su nombre.

-¿Los manchos de mi manada están aquí? ¿Puedes llevarme dentro?- señaló al interior donde solo podía ver luces y destellos.

Leoxi miró a su hermano.

-Ella insistió y hay algo interesante que quiero comprobar-

Su hermano solo levantó los hombros y se giró dirigiendo el camino dentro de la gran nave de celdas, la gran mayoría ocupadas por lobos, algunos en su forma animal, otro en su humana. El factor en común, todos ellos con los ojos rojos y encadenados.

Nebraska no podía diferenciar bien con apenas la luz que venía de las pequeñas ventanas y de las antorchas dispersas por toda la nave.

-Llévame dentro de la celda de alguno- le pidió a Leoxi.

Sintió la mano de Hades enroscarse en su brazo.

-Eso no era en lo que habíamos quedado, no entrarás en ninguna de las celdas-

-Entonces pueden aguantarlo, no puedo hacer nada desde aquí- se quitó la mano empujándola hacia abajo- Solo mira-

Hades apretó el puño y miró a su gemelo.

-Guardias- dos lobos más aparecieron corriendo- Sosténganlo- señaló al prisionero de la celda que estaba abriendo, de más de 1,80 metros de altura, con lo que debió haber sido una buena musculatura, ahora consumida por su propio cuerpo intentando sobrevivir.

Los dos guardias entraron y sujetaron el cuello del prisionero y aseguraron sus manos. Este empezó a gruñir y una flema blanca se escurría de sus labios.

Nebraska entró a la celda guiada por Leoxi.

-Déjame aquí- le indicó a unos metros- Yo caminaré el resto, puede alterarse más-

Renuentemente el lobo la dejó y se unió con Hades en la entrada con la guardia en alto dispuestos a atacar si hacía falta.

-¿Estás seguro de esto?-

-No- su hermano parecía molesto.

Nebraska caminó y se detuvo delante del hombre que intentó agredirla. Los dos soldados tensaron sus brazos para detener sus movimientos e incluso los hermanos habían roto su postura. Por su parte, ella no se había inmutado.

-Shhhhh- soltó en voz baja levantando los brazos y llevando las manos a las mejillas del hombre que en cuanto sintió su contacto se detuvo en seco- Eso es, buen chico-

Del cuerpo de la omega, de momento comenzó a salir un suave y dulce aroma que se extendió por toda la nave.

-Tranquilo, vuelve conmigo, yo estoy aquí, todo estará bien- cada palabra la arrastraba fijándose en el hombre.

El ruido atormentador de gruñidos y aullidos, en aquel lugar se detuvo paulatinamente. El prisionero se dejó caer hacia delante y solo pudieron ver como sus ojos volvían a su verde natural antes de perder el conocimiento. 

Los presentes se quedaron en shock.

Nebraska se tambaleó y sus piernas al final fallaron exhausta. Su cuerpo fue sujetado por Hades antes de caer al suelo.

-¿Qué hiciste?- parecía más que sorprendido.

-Lo que solo los omegas podemos hacer, despertar a los lobos de la locura-

Cautiva del Alfa #1. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora