Todos son importantes

43.5K 4.2K 364
                                    

Cesar agarró bruscamente las muñecas de Nebraska y las apartó del recipiente casi lleno envolviéndola rápidamente con una toalla para detener el sangrado. Había dejado de atenderla por unos momentos y está prácticamente se había desangrado cortándose también su otro miembro.

-¿Se puede saber que está haciendo, mi reina? Acaso no valora su vida-

-¿Es suficiente?- preguntó de forma suave.

César levantó la vista de las heridas y después miró el recipiente frunciendo el ceño.

-Sí, mi reina, creo que podemos arreglárnosla- le había dicho que necesitaría sangre mucha, pero nunca se imaginó que la loba se abriría las venas para darles la cantidad necesaria.

-Eso es bueno- se tambaleó en la silla y una de las lobas corrió a ayudarla pero esta negó con la cabeza- Estoy bien- nada más alejado de la realidad.

Tenía ahora seis profundos surcos en cada brazo repartidos de forma igual que dolían considerablemente aunque ella no lo mostraba. Y podía jurar que su rostro estaba pálido resaltando más por su cabello. Viendo el recipiente había dado más sangre que la que ella se podía permitir por lo que su vista se desenfocaba por momentos y solo estar sentada le daba mareos. Pero no se sentía mal por ese hecho. Si su sangre podía prolongar la de su esposo he hijo podía hacerse otra herida en ese mismo momento.

El lobo vendó firmemente sus brazos después de curarlos. Sanarían rápido pero no tanto como se debía, así que tenía que cuidarlos minuciosamente. Nebraska se apoyó del respaldar y se incorporó cuando este la soltó solo para tambalearse peligrosamente hacia adelante.

-Mi reina- Cesar estiró los brazos para sostenerla pero ella dio una paso hacia atrás y se mantuvo por sus propios medios.

-Estoy bien- jadeaba ligeramente, su alrededor le daba vueltas y se sentía terriblemente débil.

-Debería al menos descansar un poco y comer, en su condición no debería estar caminando-

-César, dormir en esta situación es un lujo que no me puedo dar- echó su cabello hacia atrás- Prometo comer algo, pero ahora hay cosas que tengo que hacer y supervisar- miró hacia su familia- Cuida de ellos-

El lobo la vio irse con un intento de mantenerse erguidapero de cada tres pasos uno era inestable. Se preocupó, pero la reina tenía asuntos que atender y ella misma lo había dicho. En su interior sintió lastima por ella. Cuando él tenía esa edad lo único que pensaba era en correr con la manada y divertirse junto a Saisen, el antiguo alfa. Pero ella, con lo joven que era tenía un peso que podía aplastarla en cualquier momento.

Nebraska salió y se tuvo que sostener en la puerta para recuperar el aliento. El piso se movía o era ella, no lo sabía. Tenía ganas de vomitar. Todo su cuerpo le decía que descansara. Lo haría más tarde si era posible.

Retomó la marcha sosteniéndose de la pared para no caer, incluso la luz de las ventanas le resultó molesta. Siran y Sara debían estar acatando sus órdenes así que hizo el recorrido sola hasta que una de sus rodillas falló y cayó hacia adelante.

Unos brazos la agarraron antes de caer y ella se quedó por unos segundos recostada contra aquel cuerpo en un intento de recuperar fuerzas. Estaba agotada.

-¿Mi reina, se encuentra bien?-

-Liam- murmuró lentamente mientras se sostenía de sus brazos para poder separarse un poco- Gracias-

-Mi reina, su estado, no debería esforzarse tanto, no vale la pena- su antiguo beta, como siempre, pendiente a ella.

-Liam, me conoces de hace años, cuando me he sentado a ver como todo a mi alrededor se desmorona. Ahora es lo mismo, no puedo dejar que mi familia perezca sin yo hacer nada-

-¿Tan importante es Hades para usted? ¿Incluso para ponerse en ese estado?-

Nebraska entrecerró los ojos.

-La manada es mi familia, no solo Hades. Él es mi esposo y mi compañero, claro que me preocupo por él, pero eso no opaca al resto-

-¿Yo me incluyo en eso, mi reina?-

Ella suavizó la mirada. Era normal la inseguridad de él, después de todo habían estado años juntos y después de ser encarcelada apenas habían intercambiado palabras.

-Claro Liam, también me preocupe por ti-

El lobo sonrió levemente mientras la ayudaba a incorporarse y la abrazó sin esta poder poner resistencia.

-Yo siempre estaré su lado, mi reina, aun cuando usted no quiera-

Nebraska le palpó la espalda con unas palmadas. No estaba acostumbrada a tanto contacto de aquel tipo a excepción de su esposo y de parte de algunos de sus hijos así que se sintió incómoda y se revolvió para ser soltada. Liam no se disculpó y parecía desilusionado.

-Mi reina también vengo a hablarle de algo, he visto movimientos extraños en las celdas después de que Rudoc escapó, tenemos algún traidor-

-¿Pudiste ver quién es? ¿Se lo notificaste a Leoxi?- se pasó la mano por la sien. Más preocupaciones.

-Si mi reina, pero me ignoró alegando de que yo no tengo la autoridad para estar por esas zonas-

Nebraska frunció el ceño. Leoxi era fiel a Hades, era su hermano gemelo. De seguro estaba molesto con ella y eso se debía extender hacia toda su gente.

-Llévame allí Liam- le dijo respirando profundo y buscando fuerzas detro de ella.

El lobo asintió y la ayudó sosteniéndola de un brazo a pesar de que esta se negó al principio. El recorrido le fue bastante tortuoso a Nebraska. La vez que había ido Hades se había encargado de cargarla para no forzar su cuerpo. Solo de recordarlo le dolió el pecho. La preocupación la estaba carcomiendo por dentro y aun así anhelaba su toque. Extrañaba como la besaba con o sin su consentimiento. Las caricias que le daba y la forma en que recorría su cuerpo con sus dedos.

-Mi reina- Liam la llamó al darse cuenta que su mente estaba en otro lado.

Ella agitó la cabeza y siguieron caminando. Puede que se hubieran demorado pero al final llegaron hacia la entrada de las mazmorras y solo con estar allí todas las alertas de Nebraska se activaron.

-Mi reina, quédese detrás de mí- Liam le dijo al no ver ningún guardia haciendo guardia ni al mismo Leoxi.

Nebraska enfocó su olfato y buscó. Adentro había lobos, no estaban vacías.

-Liam, adentro- señaló con la cabeza.

Él asintió con la cabeza y caminó lentamente con ella detrás. Nebraska analizaba cada uno de sus pasos para no caer, se sentía algo mejor con el aire que había tomado pero eso no quitaba que estaba débil.

Bajando los primero tres escalones pudo ver a Leoxi tirado en medio del pasillo que dabas a las celdas desiertas, a su alrededor había al menos cuatro lobos más, inconscientes. El primer impulso de la loba fue correr hacia él, verlo así le recordaba el estado de su esposo, pero no debía ser imprudente.

-Mi reina, además de ellos no puedo oler a nadie más- le reafirmó su acompañante- Creo que es seguro-

Después de esa afirmación ella se acercó al grupo con cautela y sacudió a Leoxi por el hombro.

-Rei...na- murmuró levemente que si no fuera por su oído no pudiera haberlo oído.

-¿Qué pasó?- pero antes de recibir respuesta el cuerpo de Liam cayó su lado con los ojos cerrados, sobresaltándola.

Y poco después un fuerte golpe aterrizó en la parte trasera de su cabeza. Al estar tan débil, no lo había visto venir. Había bajado sus defensas un segundo y había ocurrido eso. Por eso siempre estaba alerta. Maldijo mientras sentía como su cuerpo era arrastrado antes de perder completamente la conciencia.

Cautiva del Alfa #1. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora