Olor a sándalo, miel y algo más. La mezcla demasiado dulce empalagó la conciencia de Nebraska que se debatía en despertarse o salir de la inconsciencia.
-¿Hasta cuándo pretendes seguir durmiendo?- la voz grave del alfa al que no le tenía muy buenas ganas le hizo poner los pies sobre la tierra y abrir los ojos de golpe para encontrarse en una habitación incluso más lujosa que donde dormía actualmente. A diferencia, que este lugar no lo conocía, ni parecía tener el estilo elegante de Hades.
Se incorporó en el frío piso y el acostumbrado y desagradable ruido, más el peso de los grilletes alrededor de una de sus tobillos la hizo estremecerse tanto que tuvo que utilizar toda su fuerza de voluntad para no vomitar.
-Pareces un cachorro al borde del colapso- lo oyó reírse de ella y lo miró sacando las garras lista para defenderse.
Para su desgracia el grillete que la aprisionaba era más pesado que los que la habían contenido en el pasado y estaban dolorosamente más apretado. La sola sensación del metal contra su piel le hacía recordar cada uno de los momentos que había pasado en aquella cueva, los días sola al borde de la locura, las continuas violaciones, los dolores en todo su cuerpo al ser consumido poco a poco por cada uno de sus cachorros en su vientre al no recibir alimentos por la vía convencional. Cada momento estaba grabado en ella y eso la había convertido en lo que era hoy, pero hacerle recordarlo era jugar sucio.
-¿Dónde estoy?- intentó ser razonable, necesitaba primero saber su ubicación antes de cualquier movimiento, si todavía estaba en la mansión de Hades tarde o temprano seria encontrada.
-En mi castillo- sus esperanzas se rompieron como fino cristal.
¿Su castillo? ¿Dónde diablos estaba su castillo?
Tenía detalles que quedaba al norte, cerca límites colindante de los terrenos de Hades, igual, bastante lejos.
-¿Cómo, cómo me sacaste- parecía espantada con solo el hecho de no estar segura y sin sus cachorros.
Layan se levantó del sofá de terciopelo demasiado decorado y se sentó en el borde a la cama quedando a menos de un metro de ella que se mantenía arrodillada en el suelo sin muchas posibilidades de moverse.
-Tengo mis formas para lograr mis fines hermosa- la agarró de la barbilla. Ella quiso soltarse pero el agarre era firme y le hacía mirar el rostro difuso -Pero no tengo mucho tiempo contigo así que, a lo que veníamos-
Nebraska ocultó el temblor que amenazaba con sacudir cada parte de ella. Podía tener miedo pero no lo mostraría.
El lobo acercó su rostro hasta unas pulgadas del suyo.
-Te lo dije, necesito un favor. Después que lo hagas puedes irte y hacer lo que quieras-
-¿Y si me niego?- probó fuerza, quería saber contra que estaba luchando.
La mano de Layan recorrió el borde de su mejilla y la desplazó hacia su cuello acariciando su nuca.
-¿Estás segura que quieres negarte? Tu cuerpo está a mi total disposición y eres una omega sin marcar, qué pasaría si por accidente mis dientes se entierran dentro de ti- había aprovechado su reacción y las últimas palabras las había dicho en su oído.
Nebraska no se movió, pero giró sus ojos para toparse por el rabillo del ojo con el de él.
-¿Acaso empezarías una disputa con Hades por esto? Él me declaró como su futura esposa-
Layan volvió a su ubicación en la cama aunque se mantuvo acariciando las puntas de su cabello oscuro.
-Mi manada es por mucho más fuerte que la de Hades, acaso crees que perdería, además, nadie del Consejo se atreve a desafiarme-
Nebraska iba a replicar pero pensó que sería más sabio callar. Este lobo están por encima en poder de otros alfas con creces. No debía provocarlo o no solo su vida correría peligro, y lo que menos quería era inmiscuir a más gente en sus problemas.Estaba cansada que los demás dependieran de las decisiones de ella, ese peso la mataría antes que se diera cuenta.
-Está bien ¿si hago lo que quieres me dejaras libre y no harás más grande esto?-
-Tienes mi palabra, al menos en la parte de si cumplo con el trato, lo otro depende de Hades-
Layan había visto la forma en que miraba a la omega y estaba seguro que no se quedaría de brazos cruzados. Hasta ese punto él mismo no se había dado cuenta lo peligroso que podía ser cuando se aburría.
Buscando dentro de uno de los bolsillos de su pantalón sacó una llave y abrió el grillete dejando libre su pierna con un hematoma ya morado alrededor del tobillo. La agarró del brazo y la hizo ponerse de pie.
-Sígueme y no intentes escapar, tengo lobos en todos lados y no vacilarán con arrancar la cabeza a cualquiera que no sea de la manada- sus palabras eran tranquilas pero el deje de amenazaba no las abandonaba.
Nebraska lo siguió por un largo pasillo hasta una puerta de hierro al final que tenía varios seguros. La atmósfera se sentía cargada y pesada y le costó respirar. Su corazón latía nervioso indicándole que detrás de esa puerta no había nada bueno.
Layan tocó algunos mecanismo y la puerta se abrió lentamente dejando salir un olor rancio así como el sonido de un rugido. Nebraska retrocedió pero fue detenido por la mano del alfa que la detuvo y la arrastró hasta el interior en contra de su voluntad.
La oscuridad en el interior solo era rota por la luz de pequeñas velas a punto de derretirse. La estancia estaba toda desaliñada, las cortinas rotas, lo que debía haber sido una hermosa cama de madera tallada estaba, por toda la habitación, en pedazos. Tantos los estantes como los objetos que estaban antiguamente en ellos podían encontrarse por todos lados.
Entre la penumbra de la esquina un cuerpo peludo y delgado se movió lentamente, levantándose en todo su altura. Las costillas se marcaban en los lugares donde el pelaje de lo que parecía marrón de había desprendido, las patas inflamadas y aquellos característicos ojos carmín que helaban hasta el alma.
Locura. Ese lobo había perdido el control y por el estado en que Nebraska lo vio se dio cuenta que este caso no era tan sencillo.
-Nebraska- Layan la llamó tirando de su mano hasta ponerla a su lado -El favor es que uses tu poder y vuelvas a este lobo cuerdo-
Ella abrió los ojos con impresión.
-Creo que esto está fuera de mis manos- sintió el movimiento del lobo que se ponía en alerta y dejaba salir otro gruñido. El olor que desprendía era fuerte, casi mareaba.
Por primera vez Nebraska pensó, no en sus hijos, no es su manada, sino en aquella protección que había sentido al lado de Hades cada vez que la protegía, incluso cuando no era consiente de sí mismo.
Layan apretó su mano más fuerte y la atrajo hacia él.
-¿No quieres hacerlo? Sabes que está en juego-
La vio tragar pesado y fruncir el ceño.
-Al menos dime con quien estoy tratando-
-Ah, ella- alzó una mano hacia el lobo que parecía a punto de saltar sobre ellos -Nebraska te presentó a Leila, mi hermana-
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Cautiva del Alfa #1.
WerwolfElla es una omega Pura y reina de su manada hasta que su esposo la destronó y encerró. Dos de sus hijos descubren la verdad y piden ayuda al alfa de la manada enemiga. Pero solo aceptará con una condición. Ella tiene que ser de él Y ella no volverá...