Aliviando tensiones

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Siran terminaba todos los papeles de un bulto para empezar con el de las cuentas. La presión de que su alfa no estuviera en la manada le ponía mucha responsabilidad sobre sus hombros que no debía ni podía delegar a nadie.

Agradecía que su esposa se estuviera encargando de las demás cosas, como la organización de los nuevos integrantes, el seguimiento de los suministros y de inventar excusas para todos aquellos que preguntaban por qué no veían a su alfa hacía días, incluso cuando su celo ya debía haber terminado. Además la pregunta de donde estaba su prometida era la más común, sobre todo por parte de sus cachorros, que no paraban de interrogar a Sara sobre el paradero de su madre.

El pretexto que se habían ido con Layan para resolver algunos asuntos urgentes, dentro de poco se desvanecería.

Siran se compadecía de ella. Ya las manchas oscuras aparecían por debajo de sus ojos arruinando su belleza natural. La oía suspirar a cada rato y aunque esta le respondía con su acostumbrada sonrisa podía ver como la preocupación la abrumaba cada vez más.

La puerta de su oficina se abrió dejándola ver con una bandeja en las manos.

-La cena- la puso sobre la mesa y comenzó a organizar los papeles que se habían salido de lugar- ¿Alguna noticia?-

El beta negó y siguió en lo suyo.

-Está bien- ella le dio un beso en la mejilla y caminó hacia la puerta.

-¿No vas a pedirme que lo busque?- el lobo la conocía lo suficiente para saber que no era normal que no estuviera haciendo un berrinche porque su esposo no acababa de mover a los lobos más fuertes y hubieran salido a buscar a su protector.

Ella se giró y puso una sonrisa forzada otra vez, aquella que ocultaba todas sus emociones.

-Estás muy ocupado con todo el trabajo de la manada. Sino lo has hecho, tus razones tendrás-

El beta afirmó con la cabeza y volvió a lo suyo oyendo como ella lo dejaba nuevamente en la soledad del inmenso estudio. Agradecía que su mujer no le pusiera más trabajo sobre sus hombros. No había sentido ninguna alerta por parte de Hades ni ningún llamado, siendo su beta era más sensible al hecho de saber si estaba en peligro, así que solo se enfocó en mantener el trabajo al día. 

La puerta volvió a abrirse dejando ver a Leoxi con su semblante serio.

-Acabo de hablar con Sara-

-Eso me ahorra explicaciones- escribió algunos números sobre la hoja.

El gemelo vio el plato de comida sobre la mesa. 

-Oye, sé que estas preocupado como todos pero Hades es un alfa recto y derecho, capaz de defender lo suyo. Estará bien , por lo que debes pensar más en ti- señaló con la cabeza por donde había entrado -Y en tu loba- 

Siran dejó lo que estaba haciendo.

-¿Qué ocurre con ella?-

-¿Por qué no la atiendes un poco, parece a punto de desmoronarse. Aunque sonríe a todos, los que la conocemos  nos hemos dado cuenta que se está esforzando- 

Siran suspiró pasándose la mano por el cabello. Tenía que admitir que estos dos últimos días apenas si se habían visto. Solo cuando ella le llevaba alguna información o la comida, pues el pasaba todo el tiempo en la oficina y solo paraba para alimentarse o tomar un baño rápido. 

Con tantas cosas a su alrededor había notado el cambio en Sara pero no pensó que tanto. Podía ser su esposo y el lobo que la había marcado pero nunca la comprendería totalmente.

-¿Puedes encargarte de esto?- señaló las cosas sobre la mesa, aún quedaba alguien en quien podía confiar ese trabajo, aunque sea un poco -Quisiera descansar y ver algunos asuntos-

Cautiva del Alfa #1. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora