¿Qué hubiera hecho en mi lugar?

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Hades se esperó cualquier cosa menos aquella confesión.

Rodrigo por su parte sintió como todo el peso se desvanecía de golpe, pero solo pudo ver como el alfa frente a él no se movía aunque sus ojos se habían vuelto de un plateado más intenso y frío. Sus uñas se habían tornado más largas y se enterraban con fuerza astillando la madera de los reposamanos.

Tragó en seco, había confesado aquello que le ha la quitado el sueño desde que su madre había sido rescatada. Pero tal vez no había sido una buena idea. Su padre tenía razón, era mejor quedarse callado. Siempre.

-¿Porque no hiciste nada?- para su sorpresa el alfa se mantuvo en la misma posición y a pesar de su cambio de apariencia, su voz se mantuvo en el mismo tono.

-¿Por qué lo haría? -esa respuesta solo hizo que Hades entrecerrara sus ojos conteniendo su parte más salvaje, recordando sus propias palabras -Hasta hace poco lo único que sabía de mi madre era que había dejado al abandono a su manada y que aprovechaba su poder para su propio beneficio. Ese era el castigo que se merecía-

Hades respiró profundo sintiendo como la punta de sus caninos comenzaban a romper la piel de la lengua.

-¿Acaso la crees capaz de eso?- enarcó una ceja.

-Era lo único que me decían desde que mi padre empezó a cuidarme- lo vio morder su labio -Así que cuando me di cuenta que el nacimiento de Alan no era producto de alguna de sus amantes como padre decía, lo seguí, y fui consciente de la verdad-

-Y aun así no hiciste nada-

-¿Acaso usted hubiera hecho algo si pasa la mayor parte del tiempo confinado, con personas que critican, juzgan y castigan cada paso que das y constantemente le dicen que la persona que lo trajo al mundo es una puta que solo quiere riqueza y explota a la manada-

Hades se quedó en silencio unos segundos. La vida de Rodrigo había sido más dura de lo que aparentaba, no era el favorito de su padre como sus hermanos creían, solo era un adorno con una disciplina recia para que no avergonzara al alfa. Una simple marioneta para sus propósitos.
El color de sus ojos disminuyó y sus garras y dientes se retrajeron.

-¿Y que piensas ahora que sabes la verdad y de todo lo que ha hecho tu madre por la manada?- era consciente de que ya estaba al tanto de la historia real.

Rodrigo se sintió más cómodo al ver que el alfa volvía a un estado tranquilo.

-Que mi padre es un hijo de puta y que se merece más que el castigo que le dieron-

-En eso concuerdo contigo pero fue decisión del Consejo, por el momento no se le está dando ni agua ni comida y lo tenemos confinado en una de las celdas del sol. Espero que su piel se achicharre- la imagen de cuando vio por primera vez a Nebraska y el estado en que estaba le hacía hervir la sangre -Bien hecho cachorro- Le sonrió levemente -¿Te sientes mejor?

Rodrigo pestañeó confundido.

-¿No me va a castigar? -la pregunta descolocó al alfa.

-¿Porque lo haría?-

-Yo sabía que la muerte de mi madre era mentira, que estaba confinada y  lo que mi padre le hacía. Y aun así no hice nada para detenerlo-

-Tú mismo lo dijiste, ¿qué haría yo si estuviera en tu lugar? Y yo solo puedo responderte que actuaría igual que tú, no voy a mentir, pero no soy nadie para juzgar, tú no tuviste la culpa-

-Pero...-

-¿Quieres seguir con el asunto? Soy del tipo de lobo que me gusta concluir los temas cuando yo lo decido-

Cautiva del Alfa #1. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora