No eres hermoso

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Nebraska se removió pesadamente entre las sábanas reconociendo dos cosas. Primero que no era su cama, o al menos no la de la habitación que le habían asignado. Segundo, que aquella misma cama tenía impregnado el olor de Hades por todas partes y que ahora se filtraba por la piel de ella.

Con dificultad abrió los ojos pestañeando solo para recibir una fuerte pulsada en su cabeza llevándose la mano a la frente. Los recuerdos del día anterior vinieron. Solo quedándose hasta la segunda jarra de vino. De ahí en adelante no tenía conciencia de lo que había ocurrido.

Incorporó la cabeza y revisó verificando que su ropa estaba puesta y suspiró de alivio. Su cuello tampoco dolía y no sentía que nada hubiera cambiado. Sabía por poca experiencia que el alcohol afectaba a las omegas en más de un sentido, quitándole su parte de raciocinio y solo quedando el instinto para lo que habían sido traídas al mundo, procrear, y muchos lobos se aprovechaban de ese hecho para atarlas a ellos.

Hades no lo había hecho, no se había sobrepasado. Al menos no hasta al final porque estaba segura que algo había ocurrido o sus labios no estarían levemente hinchados. Pero por lo demás podía decir que él se ganaba otro punto de confianza con ella.

Se giró hacia un costado y se incorporó sobre un codo, al escuchar la ducha detenerse detrás de una de la puertas de la habitación. A diferentes de la habitación de ella y de la de sus hijos aquel lugar duplicaba el tamaño, lo suficiente para aquella cama enorme de dosel, un escritorio como para cinco personas en una esquina delante de un ventanal cubierto por gruesas cortinas, un juego de mueble que debían costar una fortuna y una pared completa cubierta de libros se arriba a abajo. La combinación de madera y de paredes de color marfil claro daban un aspecto igual de acogedor como clásico, era extraño pero tuvo un sentimiento acogedor allí dentro.

La puerta se abrió y dejó ver al lobo después de una larga ducha y ella no pudo evitar tragar. Ahora que veía nítidamente y él con solo con una toalla a la altura de la cadera, podía apreciar los músculos cincelados, el ligero vello en su pecho que bajaba en una línea recta hasta perderse más allá de su abdomen, la estrecha cintura y sus largas y torneadas piernas.

Ella sonrió de lado.

-No eres hermoso-

La voz femenina lo hizo girarse y al verla tan tranquila en su cama como si perteneciera a allí se sintió gratificante.

-¿Que nos soy hermoso? -enarcó una ceja, si había algo que el bien sabía era que más de una docena de lobas estaría a sus pies si el solo lo deseara, estaba en su genética de alfa sobresalir por encima de los demás, tanto en carácter como en físico.

-Recuerdo que esas fueron de tus primeras palabras hacia mí ¿O tienes mala memoria?- 

Hades sonrió y se dirigió al closet, dándole la espalda, abriéndolo y cogiendo un pantalón y una camisa negra.

-Lo recuerdo muy bien y me arrepiento de esas palabras-

-¿El gran alfa de una manada arrepintiéndose de algo?-

-Veo que te levantaste de buen humor- él ladeo la cabeza, y se retiró la toalla dándolo una buena vista de su espalda y sus nalga, la cuales Nebraska no negó que estaba perfecta para enterrar las uñas. Hades terminó de vestirse haciéndolo algo más lento de lo normal, dejando la camisa abierta sabiendo que ella lo recorría con sus orbes.

-Puede que un poco de alcohol esté aun en mi sistema- levantó la comisura de sus labios y Hades supo que ella solo lo estaba provocando.

Se acercó a la cama y se sentó a la altura de su cadera.

-¿Ya no te molesta? -acarició el borde de su cintura con un dedo.

Duda cruzó el rostro de Nebraska.

Cautiva del Alfa #1. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora