No siento nada

48.5K 4.5K 505
                                    

Nebraska tuvo que esperar por lo menos dos minutos antes que todo los lobos alfas de aquella sala volvieran a calmarse. Ella había cerrado los ojos en calma, sin dejarse perturbar. Sabía que aquella iba a ser una pelea difícil de ganar pues, después de todo, no confiaban plenamente en su persona. Sintió el peso de la mirada de su esposo más no le respondió. Esto era algo que tenía que hacer le gustara o no por el bien de todos a su alrededor.

Layan por fin puso orden nuevamente y ella abrió los ojos. En sus orbes no había ninguna muestra de que se echara hacia atrás.

-¿Podemos seguir?- les preguntó inclinando la cabeza. Apenas la habían dejado continuar después de que les había pedido su sangre –¿César, pudieras explicarles?-

El lobo asintió con la cabeza y esperó la afirmación de Layan para hablar.

-La razón por la que la reina pide algo que para ustedes puede ser descabellado fue porque tiene la certeza de que puede funcionar-

-Sabes muy bien que la sangre de otro lobo si no es compatible la destruirá- Asula, el lobo más adulto habló por experiencia.

-Lo sé, he sido doctor de la manada por demasiado tiempo. También he visto la buena asimilación por parte de ella de la sangre de mi alfa-

-Eso no garantiza que ella esté bien con la de los demás- Layan gruñó, el solo pensar que Nebraska estuviera en peligro nuevamente le hacía hervir la sangre.

-Esta vez lo podemos garantizar- toda la atención se puso sobre el lobo con tanta intensidad que sus hombros temblaron pero prosiguió- Antes que la reina fuera secuestrada nos dio una buena ración de su sangre- el rostro de Hades se puso pálido- Gracias a eso pudimos estudiarla con profundidad. A pesar de ser joven su cuerpo es capaz de aceptar la sangre de cualquiera lobo-

-Eso es una tontería, no es posible- Litus, uno de los alfas gemelos protestó.

-Mi padre me entrenó desde cachorra y todos los días me hacía tomar una mínima dosis de la sangre de algún miembro de la manada- prosiguió Nebraska –Los primeros tiempos fueron difíciles pero después el mismo cuerpo se acostumbra, por eso, cuando Hades me rescató y me dio su sangre no tuve problemas para asimilarla-

-Un día de estos me gustaría saber de qué forma fuiste criada- Layan le dijo serio –Y bien, lo otro que me interesa, la razón por la que quieres nuestra sangre-

Nebraska mantuvo la espalda recta, ahora comenzaba la verdadera batalla pues sabía que de seguro se negarían

-Si tomo la sangre de ustedes me fortaleceré y podré usar mi capacidad para controlar a los miembros de la manada rompiendo el efecto sobre el de Liam, eso les dará la posibilidad de poder atacar sin tener que matar a lobos inocentes-

-Y que estés en pleno campo de batalla, ni pensarlo- gruñó Layan.

-Y qué garantía tenemos que no solo controlarás a esos lobos y no te volverás contra nosotros- Leon, el otro gemelo habló.

-No tiene esas intenciones- Hades interrumpió en un tono que no tenía reclamación- Si lo hiciera yo me daría cuenta. Es mi pareja, sé lo que está pensando-

Un silencio se hizo en la sala. Si Hades decía algo así no había forma de contradecirlo.

-Estarás en la retaguardia- Layan pronunció levantándose y poniéndose delante de ella –Lo permitiré solo porque no tenemos alternativa- sabía que podía arrepentirse de su decisión –Te cuidarán los mejores lobos de cada manada, pero si algo se sale de control ellos te llevarán de vuelta al refugio y tú no podrás oponerte-

Nebraska levantó la cabeza y con una expresión seria asintió. Layan intercambio una mirada con Hades que estaba tenso a su lado. Sabía que el lobo no quería que esas fueran las palabras que salieran de su boca, pero aquel alfa conocía a su lobo y conocía el final de todo aquello por lo que no se opuso.

Cautiva del Alfa #1. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora