Culto a la leyenda

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Hasta el mismo Hades se impresionó por su acción. El gruñido es su garganta no era una simple advertencia. No, no era el hecho que la estuviera tocando, había algo más que por el momento no sabía y lo molestaba al punto de apretar los dientes.

El lobo castaño soltó las manos y se levantó cautelosamente, no le gustaba la intensa mirada plateada del alfa que parecía querer moverse en cualquier momento y rasgarle la garganta en dos.

Sonrió disimuladamente y prestó su atención a la loba una vez que supo que no sería atacado.

-Mi reina venga, todos estarán muy contentos de verla- iba a tomarla del brazo pero se detuvo en el aire. La mano de Hades se había posado sobre la cadera de Nebraska y volvía a advertirle con la mirada que mantuviera la distancia.

La omega por su parte sintió el ambiente tenso, y la razón de eso era ella. Le gustaba mantener un perfil bajo y tener a dos lobos discutiendo con su persona en el medio la incomodaba y de mala manera.

-Liam- utilizó un tono serio y autoritario. Si ellos no se iban a comportar como lobos civilizados alguien tenía que hacerlo- Llévame a donde están los miembros de la manada, yo te seguiré-

Él asintió sin rechistar y empezó a caminar separándose de ellos.

-Alfa, él es mi anterior beta, podrías no ser tan rudo-

Que una mujer estuviera defendiendo a otro lobo delante de su persona era algo nuevo en su vida, pero ese no era el punto.

-Hay algo en él que no me gusta-

Nebraska suspiró y fue consiente de la mano en su cadera que la sostenía posesivamente.

-Podrías soltarme- le dijo en tono más bajo. Tenerlo tan cerca no le parecía lo adecuado ahora que iba a hacer la visita a su otra familia, después de todo ella aún estaba casada y aunque Rudoc le hubiera hecho hasta lo inimaginable, seguía siendo su esposo y tenían leyes que debía respetar. Aunque pocos sabían de su anheló porque la relación que los unía se rompiera, porque para su suerte, aun podía disolverlo.

-No- el alfa le respondió en su oído. Y pudo jurar que la sintió gruñir ante su negativa.

-Que te haya sacado de la mansión sin permiso medico de César te pone bajo mis responsabilidad, además, quiero tocarte-

-No tienes que mantenerte junto a mí en todo momento, te lo agradezco pero conoces las leyes, crees que no me di cuenta de los comentarios de tu manada- mantenía un perfil calmado pero el liberó sudor de su frente la delataba. Aquel lobo posaba sus manos sobre su cuerpo cada vez que tenía la oportunidad y con el contacto era algo que todavía estaba lidiando.

-Eso tendrá arreglo dentro de poco- su aliento en su oído la estremeció- después de todo, ahora eres mía-

Nebraska se paralizó y se giró hacia el soltando su mano de la cadera con un manotazo disimulado, no quería que Liam o alguien más viera su supuesta pelea, eso no ayudaría a su familia.

-Yo- su voz salió más grave- No le pertenezco a nadie-

Hades se quedó mirándola un momento y los músculos de su rostro se tensaron. Ella le hacía frente, nadie lo había hecho hasta ahora replicándole y menos una loba. Apretó el puño hasta dolerle conteniendo su instinto de macho alfa de doblegarla allí mismo y mostrarle quien manda.

-Omega- Sus palabras también salieron más grave -Cuida tu tono-

Nebraska se quedó quieta. Lo había molestado, lo sentía en su aroma. Ella tragó y mantuvo su pose derecha, aunque al final optó por girar y caminar hacia donde su beta se dirigía.

Sabía que no podía pelear con él, se lo repetía una y otra vez en su mente. Que debía mantener la compostura y por el bien de todos los que recaían en sus hombros rebajarse a aceptar sus órdenes, pero nunca, nunca, sería de nadie. No lo había sido de Rudoc y no sería de él.

Hades suspiró. Para ser omega era más difícil de manejar que cualquier loba. No le gustaban las mujeres sumisas pero encontrarse con una que tenía un carácter como Nebraska era toda una experiencia nueva, una que encontró muy interesante en su rutina. Estaba convencido que al final el sería el que ganaría, y sería totalmente suya. Eso lo podía asegurar. 

Nebraska caminaba suave y para su suerte más estable. Lo pía a su espalda, cerca. Se detuvo al lado de Liam cuando la silueta de una mujer apareció difusa en su rango se visión.

-Mi reina- un sollozo vino de la extraña- Es realmente usted-  

Nebraska la reconoció al momento.

-¿Katrina? -la loba asintió y se arrodilló besando sus palmas. 

Hades encontró que eso parecía ser una costumbre entre ellos al recordar el patrón repetitivo entre varias personas que copiaron a aquella mujer.

Nebraska sonreía levemente a los impresionados miembros que le hacían preguntas de su salud, de cómo estaba. Algunos no se creían que estuviera viva. Más de 50 años engañados con una cruel mentira había hecho estragos.

Algunos cachorros se acercaban y la tocaban con la punta del dedo para comprobar que no era un fantasma, su gente había hecho de su corto reinado un culto de leyenda después de su supuesta muerte, la querían, había sido muy buena con ellos y había logrado una estabilidad en un tiempo de caos, no quería que su esfuerzo fuera odiado en la historia. 

Nebraska soltó un bufido. Seguro que habían exagerado con más de un detalle. El olor de exaltación e impresión de los más jóvenes de la manada llenaba el lugar.

-¿Te duelen las piernas?- uno de los cachorros le preguntó cuándo esta, después de unos minutos se había sentado y se sobaba los muslos.

-Estoy bien- calculó donde debía estar el chico y extendiendo la mano alborotó su cabello. 

El chico se dejó, para correr después hacia su madre, una loba muy delgada que parecía haber pasado por más de un trabajo. 

-Mamá, ella es muy bonita- su madre sonrió y le hizo una reverencia a Nebraska.

Liam le comentó en un momento que les había explicado la situación y eso fue un alivio. Aún no quería lidiar con ese tema. Esa etapa oscura se su vida, no era nada agradable. Hades se encontró admirando la devoción de su manada por ella. El brillo de los ojos de ellos era genuino y algunos no podían ocultar su entusiasmo. No la culpaban por haber desaparecido por tantos años y que su esposo los llevara a la ruina. 

Realmente la querían, la amaban, la respetaban.¿Cuánto había hecho su reina por el bienestar de todos? ¿Cuánto había sacrificado? Ahí fue que cuando Hades lo comprendió. Entendió el significado de sus palabras.

-¿Dónde están la mayoría de los machos? -le pareció extraño que la casi todos los presentes fueran las loba, cachorro y alguno que otro macho de avanzada edad.

-Ellos están recluidos en otro lugar. Han pedido el control, no son consiente de sus acciones y no me arriesgaré que maltraten más a los más débiles-

Hades se acercó cautelosamente manteniéndoselo menos imponente que no funcionó al retroceder la mayoría de los cachorros. Eso era algo en lo que tendría que trabajar y pronto, en la aceptación de la manada.

Vio como la omega bajaba la cabeza rozándose el mentón pensativo. Cuando la volvió a incorporar la decisión que vio no le trajo buena espina.

-Alfa, llévame donde están ellos-

Hades solo en arco una ceja.

-Ni en tus peores sueños-

NOTA: Para los que leen esta novela y la relacionan con el mundo Omegaverse (hetero) vengo a invitarlos a pasarse por mi nueva historia YOMEGA, la cual es ambientada puramente en este mundo y trae nuevas sorpresas. Espero que al igual que esta, les guste.
Besitos

Cautiva del Alfa #1. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora