Prometida interesante

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La risa frenética de la loba invadió de forma molesta el comedor. La atención de todos estaba enfocada en aquellas dos hembras que se enfrentaban. Más de uno se había levantado de su asiento para intervenir. A pesar de tener nuevos integrantes y de irse adaptando, tenían órdenes específicas de Hades de no atacar a ninguno. Siempre había alguien que se hacia el chivo con tontera y obviaba la palabra del alfa. Ese, por supuesto, terminaba castigado. Y esta no sería una opción.

En primera, aquella loba estaba amenazando e insultando un cachorro indefenso, error fatal, segundo se metía con la que había sido la reina de la manada gris y la nueva protegida del alfa. Al igual que Sara,  meterse con ella o sus hijos significaba ofender al mismo Hades.

Pero ella pasaba por alto todo aquello. Sus orbes se habían vuelto dorados. En medio de la trasformación y olvidando toda advertencia se lanzó contra Nebraska, en un salto agitando los brazos.

Siran caminó rápido para interceptarla pero no hizo falta su presencia, Nebraska había hecho su especialidad, moverse más rápido que la media. Antes que todos pudieran reaccionar la reina tenía a la loba agarrada de la nuca contra el piso y la mantenía quieta con una rodilla sobre su espalda.

-Tranquila- susurró arrastrando sus palabras y entrecerrando sus ojos. Un olor dulce envolvió a la loba y esta se fue tranquilizando ante la mirada de todos hasta quedar tendida en el suelo apenas sin moverse en su aspecto humano.

Layan no pudo evitar levantarse de su asiento. Él era muy intuitivo y aunque muchos no comprendieran que acababa de pasar, el sí. Apretó los dientes en una sonrisa torcida planeando sus futuros movimientos.

Nebraska se levantó de encima de su casi contrincante y retrocedió dos pasos. La mujer se incorporó del piso y se quedó sentada mirando para los lados como si estuviera en una nebulosa hasta volverla a enfocar y sonrió tontamente.

Alguien se acercó a ella y la ayudó a ponerse de pie, cubriéndola.

-¿Qué le hiciste?- cuestionó el lobo preocupado, no tanto por el estado de la joven sino por lo que acababa de ocurrir -¿Qué eres?-

-Cuida tu tono- la voz de Hades irrumpió erizando la sangre de todos los presentes. Su aspecto serio y para nada complacido con lo que presenciaba  era más que evidente.

Caminó entre los lobos que se apartaban a su paso e inclinaban la cabeza en respeto. Se detuvo al lado de Nebraska y con un brazo rodeó su cintura posesivamente y acercó sus labios a su cuello dejando un efímero pero marcado beso. La omega no se movió, solo se limitó a inclinar la cabeza para darle acceso. El olor de él le indicaba que no replicara.

-Ella- relajó su ceño- Dentro de poco será la reina de la manada de plata- 

Una exclamación colectiva. Murmullos le siguieron. Hades esperó a que todos captaran bien el mensaje hasta que levantó la mano logrando un silencio total.

-Así que aquel que ose ofenderla o a cualquiera de sus seres cercanos, estará en serios problemas- sonreía, pero de aquellas sonrisas que te hiela hasta el alma- Y de paso llévala a donde sabes, no me gusta la indisciplina- su tono había cambiado de momento.

El lobo asintió y arrastró a la mujer fuera del comedor. Nebraska se sintió jalada por el brazo de Hades.

-¿Estás bien?- le preguntó al oído y ella solo movió la cabeza, él sonreía en aprobación -Además, estás hermosa hoy, ya entiendo por qué esa loba te saltó encima, yo podría hacer lo mismo-

Nebraska apretó los labios ante las palabras subidas de tono viniendo del alfa.

-Todos sigan comiendo, sería una lástima desperdiciar el banquete- el alfa había cambiado su atención y los demás hicieron caso.

La llevó hacia la mesa dejándolo en la silla y él se sentó en su puesto.

-¿Ma, es cierto lo que dice?- Nicolás le susurró.

Ella afirmó con la cabeza.

-Después les daré los detalle- Hades le respondió antes de engullir el primer pedazo de carne- Secretos en la mesa es de mala educación-

Nicolás se enderezó en su asiento y adoptó una buena postura. Si su madre se unía a la manada de plata como su reina significaba que se enlazaría con Hades por lo que este sería su nuevo "padre". Replicarle, conociendo su carácter y más ahora que parecía molesto, no era buena idea.

***

Hades gruñó al sentir la puerta sonar y percibir el olor detrás de ella.

-Layan- dijo cuándo el lobo entró y se sentó cómodamente en el sofá de terciopelo que acompañaba los muebles de la oficina.

-Tienes un espécimen interesante como prometida-

El cuerpo del alfa se tensó y lo miró fulminándolo con la mirada.

-No te le acerques-

-¿Acaso me crees capaz de todo alfa? Pero tienes que admitir que hay detalles que omitiste en nuestra segunda reunión. Fue muy conveniente que ella no estuviera marcada por Rufoc, que su matrimonio fuera anulado y que este fuera sentenciado a perecer en la próxima luna llena. Pero la parte de que puede doblegar a los lobos, eso no lo mencionaste-

-No debía por qué- Hades se levantó de su asiento y se acercó- Nebraska es una omega por lo cual tiene facultades diferentes a nosotros, eso no es secreto-

-Omitiste que era tan fuerte-

-No lo creí conveniente. Ella es mía ahora y yo decido que se tiene que saber de ella y que no- tenía que tener cuidado con lo que hablaba con Layan y no entrar en detalles en lo que consistía sus habilidades. 

Era un alfa peligroso y acostumbrado a obtener todo lo que quería.

-Está bien- para su sorpresa solo se palmeó el muslo y se levantó con una sonrisa relajada- Fue una buena plática. Me quedaré unos tres días hasta la ejecución de Rudoc para verificar que todo salga bien. Espero tu mejor hospitalidad- se giró y dejó a Hades apretando los puños hasta que los huesos crujieron.

Siran entró poco después para encontrarlo en el mismo lugar.

-¿Problemas otra vez con el alfa Layan?-

-Y más de los que te imaginas. Ordénale a Leoxi que no pierda la vista de encima a Nebraska y sus cachorros, no quiero ningún imprevisto-

-Como ordene alfa, pero hay alguien que desea hablar con usted-

Una cabecita pequeña castaña con dos grandes ojos violáceos apareció detrás del beta.
Hades se inclinó hacia ella y acarició su coronilla con una media sonrisa relajando los músculos del rostro.

-¿Deseas algo Catalina?-

-Alfa, quiero pedirle algo- restregó sus dedos nerviosa- No te cases con mi mamá-

Cautiva del Alfa #1. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora