Celo de alfa

56.1K 4.8K 159
                                    

Nebraska retrocedió un paso para detenerse temblando violentamente. La imagen del alfa ante ella la aterraba tanto como podía cautivarla. 

El oscuro cabello suelto y alborotado que enmarcaba su rostro perlado en pequeñas gotas de sudor. La camisa desabotonada que se pegaba a la piel dejando a la vista los músculos definidos de un lobo adulto en su mejor etapa de vida. Los pantalones holgados que apenas hacían el esfuerzo de ocultar sus torneadas piernas y la ausencia total de zapatos le daba un aspecto más salvaje de lo que normalmente mostraba. Aunque, Nebraska estaba más atenta al brillo amenazador de sus plateados ojos que podía definir incluso con su deteriorada vista.

Retrocedió otro paso solo para recibir un gruñido de respuesta por parte de él y su garganta se secó. Su cuerpo entero se retraía queriendo huir e ir hacia él en partes iguales. Su mente dictaba que tenía que salir de allí, pero la naturaleza animal era fuerte y dictaba que debía unirse a ese alfa.

No quería. Eso lo le haría recordar el dolor que sentía cada vez que su cuerpo era invadido una y otra vez por aquel lobo que solo buscaba su propia satisfacción sin importarle la opinión de ella. Siempre había sido así y nada dictaba que Hades no fuera igual. 

Su olor lo decía, sus movimientos lo decían, y esa mirada la hacía salir de toda duda.

Lo sintió acercarse y solo pudo caminar en la dirección contraria de espalda, lentamente. Cada célula de su cuerpo parecía querer ir en su contra. Su naturaleza omega era sumisa y se doblegaría ante la orden de aquel alfa muy superior a ella. Solo pocos sabían el daño interno que se provocaba cada vez que lo enfrentaba, cada vez que ignoraba sucumbir a sus órdenes.

Hades no hablaba. Miraba a la pequeña loba indefensa lista para ser su platillo. Su olor dulce lo tenía embriagado. No reconocía quien era, entre la bruma del deseo que carcomía cada rincón de su cuerpo, solo sabía que delante de él había una hembra para aparearse y aliviar su deseo.

Se relamió los labios con gusto ya saboreando su próximo banquete, se aseguraría de disfrutar cada momento y afirmaría su descendencia. Eso era lo que dictaba su sangre y así lo haría.

Nebraska no pudo soportarlo más y mordiéndose el labio hasta sangrar se giró y salió corriendo sin rumbo fijo, tenía que alejarse lo más posible, tenía que salir de aquel lugar. Para su desgracia su cuerpo fue golpeado fuertemente y cayó sobre el suelo golpeándose el pecho, perdiendo el aire y quedando aturdida por unos momentos.

Los pies de Hades se ubicaron a cada lado de su cadera y se arrodilló dejando sus manos sobre las muñecas de Nebraska aprisionándolas fuertemente contra el suelo haciéndola soltar un gemido.

-Hades suéltame- se sacudió fuerte intentando quitarlo de arriba pero fue inútil, no se movía, no hablaba solo sentía los latidos desenfrenados contra su espalda y el calor masculino atravesando la fina tela de su ropa.

Pataleó y movió la cadera negándose a ceder, si lo hacía las cosas no terminarían nada bien y presa del pánico como estaba no tenía cabeza para pensar con claridad. Pero, todos sus intentos parecían una perreta de lobezna ante aquel alfa que no se retrocedía una pulgada, él gruño y ella se petrificó. 

Su piel se congeló y se volvió pálida, hasta sus temblores se detuvieron. El olor del celo la envolvió nuevamente asfixiándola. Sus ojos se llenaron de lágrima ante la impotencia de no poder defenderse. Detestaba ser tan débil, detestaba ser una omega.

Hades volvió a lamerse los labios, extasiado y dejó sus dientes y colmillos a la vista agarrando el borde del cuello, desgarrándolo para tener mejor acceso a la piel y llevó sus labios a la nuca, lamiendo la piel que había perdido toda calidez.

-Por favor, no lo lo hagas- la voz de Nebraska salía en pequeños sollozos delirantes mientras giraba su rostro hacia él- Hades no lo hagas, no así-

Pero sus palabras al parecer no le llegaron. El lobo solo pestañeó, su aliento salía en pequeñas bocanadas mostrando así su excitación y éxtasis. Cuando abrió la boca con sus caninos que se alargaron aún más para el momento de dejar la marca Nebraska cerró sus ojos con fuerza esperando el dolor que sabía le haría perder hasta el conocimiento. No fue así. 

Dos gotas de algún líquido caliente cayeron sobre su mejilla. Nebraska abrió los ojos lentamente y entre la neblina logró divisar los ojos plateados entrecerrados y algo con forma indefinida de color carmín cerca de su boca. Hades apretó sus dientes contra la piel de su brazo mientras mantenía un hilo de cordura.

-Vete- logró articular al soltar su lastimado miembro y la sangre corría hasta el borde de su barbilla- Aléjate de mí. No quiero hacerte daño-

Nebraska lo comprendió al momento y cuando sus manos fueron liberadas se movió de debajo del lobo y se incorporó tambaleándose.

-Hades- vaciló al tener que dejarlo en ese estado.

-Sal de aquí- le gritó este con los dientes apretado- O te haré mía sin estar consciente y no seré nada gentil-

La omega retrocedió y apretando los labios en una línea comenzó a correr sin ningún rumbo fijo, tenía que alejarse ahora que podía.

Al momento en que su mente comenzaba a procesar todo se dio cuenta que no había sido marcada. En el último momento Hades se había mordido a sí mismo para no dañarla. Una pulsada en su corazón la hizo estabilizarse un segundo y volvió a retomar la marcha, perdiendo la noción total de donde estaba hasta que chocó con algo o alguien. Se tambaleó hacia atrás perdiendo totalmente el equilibrio.

Unas manos la agarraron de los brazos impidiéndole caer al suelo.

-Vaya, después no digan que no me la ponen fácil, y yo buscando una forma de encontrarme contigo y me apareces del cielo- el comentario sarcástico apenas la molestó.

El lobo pelirrojo había sido con quien había chocado en su huida y ahora la tenía bien sujeta, pero Nebraska no tenía fuerza para discutir. Su respiración era agitada, estaba alterada y temblaba irremediablemente. 

Layan la acercó de golpe al ver el cuello de su vestido desgarrado dejando a la vista toda su clavícula, uno de sus hombros y parte del monte de su pecho, y olió contra su piel. Esbozó una sonrisa y buscó por detrás de su nuca para no encontrar nada. Con Hades fuera de juego todo era más fácil.

Enarcó una ceja al separarla y encontrar que ella lo miraba con el ceño fruncido.

-Sabes, me encanta esa mirada tuya, puede ser excitante pero por ahora- levantó una mano y la puso ante sus ojos desplazándola- Dulces sueños, hermosa-

El cuerpo de Nebraska cayó inerte en sus brazos en un sueño profundo y con su respiración constante. Otra vez Layan había utilizado uno de sus extrañas y ocultas habilidades. Esto sería un secreto entre ellos.

Cautiva del Alfa #1. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora