Seré gentil

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Satisfecho, no era la palabra adecuada para describir como se sentía Hades en estos momentos. Apreciaba con una ligera sonrisa el contorneo del cuerpo de Nebraska al caminar unos pasos delante de él. Reconoció que le encantaba verla de tan buen humor ahora. Suspiró complacido y se sacudió el cabello que llevaba alborotado y ligeramente húmedo por las acciones anteriores de ambos.

Se pasó la lengua por sus labios y sintió todavía el sabor de la loba sobre ellos. La idea de recorrerla completa y saborearla, ahora que ya habían entrado en más confianza, se materializaba poco a poco. 

La vio detenerse hasta que se ubicó a su lado y puso una mano sobre la curva de su espalda baja, un lugar que le gustaba tocar más de lo que quería reconocer y que mostraba hasta donde el tenía posesión de ella.

-¿Ocurre algo?- le preguntó suavemente.

Ella giró su rostro hacia él y sus ojos otra vez le quitaron el aliento, eran simplemente hermosos. Ella era hermosa.

-Estamos cerca de los límites centrales de la manada, no es adecuado que camine delante de ti- dijo.

Eso lo tomó por sorpresa, definitivamente había sido bien educada y enseñada en cuanto a rangos se refiere.

-Yo seré tu reina dentro de poco, pero por el momento no ocupo ese lugar, pero tuve ese estatus por un tiempo por lo que caminaré a tu lado, no detrás de ti-

Hades sonrió y besó su sien.

-Lo consideró adecuado, no podía esperar nada mejor de una loba como tú, acerté en hacerte mi prometida-

-Solo estas endulzando la cuestión- quien no la conociera pensaría que sus palabras soltaban veneno pero Hades reconoció ese tono, ella estaba más relajada con él, aun si su rostro mantenía su expresión neutra.

Subió la mano a lo largo de su columna vertebral hasta llegar a su nuca y apartando el cabello miró esta zona.

-No sabes lo que agradezco que Rudoc no te haya marcado-

La oyó resoplar.

-No sabes lo que lo agradezco yo, pero aun así- levantó la mano dejando delante la piel con una fea y deforme mordida -El recuerdo de sus dientes cortando la carne no desaparecerá-

Hades arrugó la frente y apretó ligeramente su nuca mientras tomaba la mano de ella y la llevaba a sus labios agitando las largas pestañas negras.

-Cuando yo lo haga te prometo que el recuerdo no será desagradable- la sintió tensarse ligeramente. Pero volvió a acariciar la nuca -Seré gentil, lo prometo-

Ella solo asintió con la cabeza sin mucha confianza solo para no iniciar una pelea. Confiar no era tan fácil todavía. Aún si ese lobo era Hades.

Avanzaron la distancia que los separaba de aquel segundo límite natural identificado por el fuerte olor de los miembros de la manada, muy diferentes al límite exterior donde solo estaba el del alfa, definiendo hasta donde podía avanzar los intrusos y de quien eran esas tierras. Una medida que habían tenido que adoptar hacia años para evitar las guerras por los terrenos.

Tres lobos salieron de entre las sombras de los árboles y se detuvieron de golpe arrodillándose ante ellos armónicamente.

-Alfa, es bueno verlo de regreso- el que parecía más experimentado de los tres habló sin levantar la cabeza.

-Tuve algunos asuntos que atender ¿Algún improvisto durante mi ausencia?- 

El tono de su voz había cambiado totalmente al que le había dedicado a Nebraska, era más medido, más grave, más poderoso.

-No alfa, todo ha estado tranquilo en la zona-

-Buen trabajo- un agradecimiento por parte de su alfa o reina siempre era un estímulo para cualquier miembro de la manada.

Hades vio como uno de los lobos miraba con disimulo a Nebraska y rugió bajo en advertencia.

-Lo siento alfa- retomó la posición original temblando ligeramente. 

Ella miró a Hades con desaprobación con el mismo disimulo.

-¿Ocurre algo con mi persona?- intentó aligerar el ambiente.

-No, lo siento, solo es que usted está al lado del alfa y eso solo se le permite a la...-

-Reina, o cualquiera de igual estatus- interrumpió el guardia mayor -Discúlpelo por favor, prometida del alfa, es joven y hay algunas cosas que aún no controla-

Ella ladeó la cabeza.

-No se preocupe, no hay nada malo en la curiosidad...- entrecerró los ojos -mientras no sea dañina para nadie- 

-Vamos- Hades le puso la mano de vuelta en su espalda baja -Ustedes sigan con su trabajo, avísenme si ocurre algo-

Caminaron hasta que divisaron los primeros techos de las casas de la manada. Nebraska se dio cuenta que las tierras de su futura pareja eran bastante grandes, aun cuando no alardeaba de ello.

El reflejo de un pequeño animal corriendo se divisó y les llamó la atención. Corría casi sin aliento y apenas tocando el suelo. Ya estando cerca dio un salto hacia el alfa y transformando su cuerpo enrolló los brazos en el cuello y cintura con las piernas. Un sollozo agudo se oyó contra su hombro que comenzaba a mojarse.

-Ya tranquila, calmante, estoy aquí-

Nebraska podía molestarse pero no con ella, aun si la loba estaba sin una pieza de ropa sus feromonas no mostrasban atracción sexual por Hades, todo lo contrario. Estaba casi desfallecida del llanto entre sus brazos sin consuelo por anhelo familiar. 

-Te fuiste, pensé que me habías dejado- sollozó para sostenerse más fuerte -No me dejes sola-

Hades buscó a Nebraska para ver su reacción pero lo que vio lo dejo sin aliento. Esperaba dos cosas, una podía ser el rechazo de verlo con otra que no fuera ella o la indiferencia, pero no. Su expresión tenía una tenue sonrisa y la calidez invadía sus orbes, como cuando encuentra tierno algo delante de él.

Iba a decir algo pero ella negó con la cabeza.

Sara necesita su atención. Y mira que la necesitaba. Le tomo más de diez minutos para que esta dejara de llorar y se pusiera sobre el suelo aun abrazándolo. Hades le acarició la coronilla de la cabeza.

-Ya te lo prometí pequeña, yo te adopté y no pretendo dejarte atrás, solo tuve que resolver algunos percances-

-¿En serio?- hizo un puchero. Había salido corriendo en cuanto su beta le había dicho que estaban de vuelta y había sentido sus olores.

Él le devolvió el abrazo para que supiera que no mentía. Acto seguido Sara retomó su forma de lobo de un color chocolate brillante, aunque más pequeña que la media y caminó al lado de su protector moviendo la cola demostrando su felicidad.

Por un momento golpeó con el morro el muslo de Nebraska y ella tocó su cabeza, para que supiera que no se había olvidado de ella y que estaba feliz de que también estuviera de regreso.


Cautiva del Alfa #1. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora