Tengo algo que decirte

46.9K 4.9K 265
                                    

Por primera vez en años, Nebraska se sintió durmiendo en una burbuja. Todo a su alrededor era irrelevante. No sentía nada, no pensaba en nada, solo había tranquilidad y fue un sentimiento gratificante. Si pudiera quedarse así por más tiempo sería maravilloso pero se dio cuenta que aquello estaba durando mucho y ella tenía ganas de ver rostros familiares. Así que con más esfuerzo que el que pensaba abrió los ojos lentamente.

Rápidamente el techo reconocible de su habitación con Hades se enfocó. Ah, estaba de vuelta. ¿Cuánto tiempo había estado durmiendo? Debía ser mucho pues su cuerpo estaba entumecido completamente y le dolía de todo. A pesar de que había estado durmiendo se sentía cansada, muy cansada, al punto de que los párpados volvían a pesar y amenazaban con cerrarse y no pudo evitarlo. Una mano cálida y grande se movía sobre su cabeza enredándose entre sus cabellos y dándole un masaje que la tuvo dormida profundamente, otra vez.

Para cuando logró desperezarse y que el sueño no fuera lo único que primara en su cuerpo escuchó leves voces a su alrededor y una calidez conocida a su alrededor. Sonrió suavemente. El brazo alrededor de su cintura era delgado, mientras el cuerpo al otro lado era un poco más grande.

-¿Cuándo ma va a despertar?- la voz de Noa se notaba afligida.

-César dijo que había que esperar a que su cuerpo descansara, se sobre esforzó demasiado- esta vez fue Nicolás el que habló, su voz se oía un poco más lejana pero su peso inclinaba ligeramente el colchón a un lado.

-Pero ya ha dormido por tres días- Alan se pegó más al brazo de su madre –Y Hades solo nos dejó verla hoy, el muy tacaño-

-El alfa la ha estado cuidando-Rodrigo mencionó del otro lado de la cama, aun si su relación con su familia no estaba del todo arreglada, daba su mejor esfuerzo para olvidar las huellas del pasado.

-No protesten más- articuló con dificultad Nebraska después de escuchar la conversación entre sus hijos, ver que ya se llevaban bien era gratificante para ella.

-MA- exclamaron los cuatro a la vez creando un movimiento constante en la cama cuando todos se sentaron a su alrededor.

Nebraska por fin pudo abrir los ojos. Aquel dolor que la molestaba anteriormente al igual que el cansancio se había difuminado y quería salir de la cama lo antes posible. Los rostros de sus hijos pronto estuvieron en su ángulo de visión y pudo notar como sus ojos se empañaban de lágrimas.

-No lloren bobos, estoy bien- se incorporó lentamente ayudada por Nicolás y atrajo a cada uno abrazándolos, besándolos y secando sus lágrimas, incluso Rodrigo se dejó en sus brazos sin mostrar resistencia. Tocarlos, que estaban vivos y sano era lo mejor de haber ganado contra Liam.

Liam. Su nombre resonó en su cabeza y no podía recordar su rostro a pesar de todos los años a su lado. La única imagen que quedaba era una que quería olvidar cuanto antes. No quería que no siquiera él obtuviera un momento en sus pensamientos. No se lo merecía. No se merecía nada.

Sara entró a la habitación un cuarto de hora más tarde y vio a los cuatro cachorros conversando con su madre sentados en el medio de la cama y por un momento ella quiso estar en ese lugar. Tal vez ya era hora que comenzara a trabajar en el tema con Siran. Aunque no por el momento. Su esposo había resultado herido, no de gravedad pero no había descansado lo suficiente alegando que tenía que ayudar al alfa. Hades ya se había cansado de regañarlo pero a Siran no le importaba si lo castigaba por desobedecerlo, él quería apoyarlo.

En esos momentos la situación era un poco inestable. Los lobos de la manada de hierro estaban varados en sus tierras y ellos los estaban cuidando sobre todo los más heridos física y mentalmente. Los alfas gemelos del Consejo habían ido a estabilizar la situación en los confines de la manada donde debían quedar algunos lobos, llevando provisiones y preparando las condiciones para que pudieran volver. Todavía tenían que buscar un alfa que los dirigiera pero eso tenía que esperar hasta que el Consejo pudiera decidirlo, mientras tanto Layan estaba a cargo. Era el único con la fuerza suficiente para poder dirigir tal número de lobos.

Cautiva del Alfa #1. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora