Nebraska miraba sin poder enfocar de Layan a la loba y viceversa con rostro incrédulo.
-¿Estás jugando conmigo?- el lobo enarcó una ceja ante el volumen alto de la voz de ella- Si me dijeron que ella había desaparecido-
Layan soltó un bufido y alzó los hombros con desinterés.
-Cómo crees que quedaría mi reputación si la noticia que mi hermana enloqueció saliera a la luz-
-No estás siendo sincero- Nebraska sintió que detrás de aquellas palabras se escondía algo más. Detrás de esa coraza que había construido, ese lobo albergaba una verdad que no quería revelar. Aun así no creía ser capaz de ayudarla a esa altura.
Los lobos cuando llegaban a la locura solo tenían una opción, ser aniquilados por alguien más fuerte, casi siempre era el alfa al que se le destinaba esta tarea. Los únicos que podían tanto volver de la locura o ayudar a otros eran los omegas, uno tan fuerte como ella.
La loba volvió a gruñir y comenzó a avanzar hacia ellos.
-Lo dejo en tus manos- apretó su hombro y le dijo al oído- Espero buenos resultados-
Nebraska tragó en seco y giró su rostro hacia animal. Supo que se había puesto pálida. Un paso en falso y podría morir, el limitante de un lobo no estaba presente con la locura y cerraría su boca y desgarraría todo lo que estaba delante. Ella lo había experimentado en carne propia.
Avanzó cautelosamente hacia la loba y se concentró dejando escapar un ligero olor dirigiéndolo al animal, pero este no se detuvo. Vacilando y en alerta se arrodilló y se enfocó más su atención en la bestia. Comenzó a decir palabras tranquilizadoras. La sintiócaminar más lento y tambalearse. Parecía surtir efecto. Aun cuando había sido capaz de hacer volver a los machos de su manada, ellos no habían estado tanto tiempo en la locura, muy contrario a esta tal Leila.
-Ven- la llamó, necesitaría utilizar el contacto para adentrarse en su conciencia- Ven-
La loba caminó algunos pasos y de pronto levantó la cabeza. A Nebraska no le dio tiempo a reaccionar. El animal se había movido muy rápido y ahora se encontraba envolviendo con sus dientes todo el antebrazo de la omega.
Nebraska soltó un gemido de dolor al sentir como la carne se rompía llegando hasta el hueso y al agresor sacudirse desgarró más la piel. En medio del dolor alzó la pierna y logró golpear el abdomen del animal y lanzarlo hacia una esquina. Su intento de calmarla no había funcionado.
-Demonios- oyó a Layan correr hacia ella y ponerse delante.
La puerta de abrió de golpe y un hombre demasiado alto y con el cabello rubio con corte militar apareció frunciendo el ceño.
-Kei, sácala de aquí- su alfa le gritó mientras gruñía al animal que volvía a ponerse de pie directo a atacar, aunque sus movimientos se habían vuelto más lentos.
Por un momento Nebraska creyó divisar un cambio en el brillo que salía de sus ojos antes de ser cargada como sino pesara nada y sacada del lugar. El tal Kei la llevó a la habitación donde había despertado primeramente y poniéndola sobre la cama se quedó parado frente a ella sin hacer nada más. La omega apretaba los labios conteniendo un grito de dolor a mover el brazo desgarrado y que en su estado actual le tomaría algo de tiempo recuperarse. Giró su rostro hacia los lados buscando algo para contener el sangrado sin mucho éxito, no conocía nada de ese lugar y mientras más lejos estaban los objetos, más difusos se volvían.
-¿Puedes alcanzarme alguna tela?- le pidió amablemente- Tengo que detener el sangrado-
-El alfa Layan solo me ordenó sacarte de allí-
En serio. No podía creerlo. Otro tipo como Siran. Con uno era más que suficiente. No importaba. Lo buscaría ella misma. Arrastró la mano por la sábana que cubría la cama hasta hallar una doblada en una esquina, la tomó y se dio cuenta que era pesada.
-¿Podrías al menos ayudarme a cortar un pedazo de esta? Si sigo así moriré y no creo que a tu alfa le guste eso- si había que jugar sucio, jugaría sucio.
El lobo bajó la mirada y apretando las cejas cogió bruscamente la tela poniendo, después, en su mano, un pedazo considerable. Nebraska con dificultad lo enroscó en su brazo y apretó, soltando un gemido de dolor y tambaleándose sentada, teniendo que sostenerse. En todo ese tiempo el lobo solo la miraba.
-¿Te gusta ver a las personas sufrir?- Nebraska comenzaba a molestarse, no se podía tener tan poco tacto de tener a alguien herido delante y apenas ayudarlo.
-Kei, sal- la puerta de abrió y Layan apareció sin camisa y con los pantalones mal puestos, parecía que se había medio vestido por el camino.
El lobo asintió con la cabeza y dejó la habitación tan rápido como recibió la orden.
-Es mi beta, no habla mucho con los extraños-
-Si, ya me di cuenta- dijo Nebraska con ironía para después chasquear la lengua cuando su brazo volvió a palpitar- Maldita yo y las heridas, me persiguen-
Layan caminó hacia ella y agarró su codo alzando el miembro envuelto con la tela ya muy manchada. Sin escuchar las protestas de la loba la retiró y miró fijamente la piel mordida y sangrante.
-Suéltame Layan, no me siento bien-la falta de sangre ya la estaba afectando.
El lobo hizo oído omiso y con su mano libre la empujó hasta que ella cayó sobre la cama con apenas fuerzas.
-¿Qué haces?- el cuerpo estructurado y definido se inclinó hacia ella.
Layan rompió la tela donde estaba la herida con los dientes.
-Cállate, te daré un servicio que es todo un privilegio, pero si te mueves te dolerá más-
-¿A qué te refieres?- se tensó recordando lo que hacían los lobos cuando había una mujer indefensa y ellos llevaban poca ropa.
Pero no pudo continuar al sentir la lengua de Layan sobre su piel magullada y ella escucharse dar un grito tanto de sorpresa como de dolor. El lobo se subió sobre ella sin recargar su peso y continuó el recorrido por cada herida. Nebraska intentaba mantenerse quieta pero los azotes de dolor se multiplicaban con cada movimiento del alfa.
-Layan- intentó llamarlo para que se detuviera pero él no le hizo caso.
Como mismo los omegas tenían sus sorpresas, él también albergaba más de un secreto, uno de ellos era la capacidad de curar rápidamente las heridas a partir de su saliva. Aunque este era un proceso siempre tortuoso para el paciente y que no se podía interrumpir si quería que se curara completamente. Su pecho se apretó cuando la oyó sollozar. Sabía que le debía estaba doliendo como el infierno pero esperaba que soportara, no podía dejarla así y menos ahora, la necesitaba.
Cuando el séptimo minuto se cumplió Nebraska cayó desfallecida sobre la cama, la respiración apenas salía de sus pulmones y su rostro estaba húmedo por las lágrimas que hacía rato habían dejado de correr. Layan se incorporó y la observó por unos minutos pasando la mano por su frente retirando los cabellos que se habían pegado en ella. Estaba satisfecho con su labor. La piel nueva estaba alrededor de su brazo y dentro de unas horas las cicatrices desaparecerían.
Se sentó a su lado y palmeó su muslo.-Por hoy te dejaré descansar, mañana volveremos otra vez a ver a mi hermana- se levantó pero la voz de Nebraska lo detuvo.
-Ocultaste a tu hermana para que no la mataran- sonaba cansada, aun así su afirmación no perdía validez- Incluso si era en contra de las leyes, tú tampoco era inocente-
-No sé si es bueno que seas tan inteligente Nebraska- bufó caminando hacia la puerta- Soy un miembro importante del Consejo, nada puede ensuciar mi imagen, mi hermana entró en la locura cuando su esposo la traicionó y la intentó matar. Solo pude encerrarla y ocultarla - agarró el borde de la puerta antes de cerrarla- Acaso puedes imaginarte lo que se siente tener que asesinar a tu propia sangre-
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Cautiva del Alfa #1.
WerewolfElla es una omega Pura y reina de su manada hasta que su esposo la destronó y encerró. Dos de sus hijos descubren la verdad y piden ayuda al alfa de la manada enemiga. Pero solo aceptará con una condición. Ella tiene que ser de él Y ella no volverá...