Está prohibido

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Uno de los guardias entró corriendo a la celda con una expresión exasperada en el rostro.

-Alfa, Comandante, los lobos, los lobos- le costaba articular palabras- de buenas a primeras se quedaron quietos, sus ojos cambiaron de color y se quedaron inconscientes-

Hades miró a su hermano que no salía de su misma impresión. En sus brazos Nebraska apenas podía moverse, había agotado el último atisbo de energía que le quedaba y dentro de poco acompañaría a sus compañeros a un buen merecido sueño, pero no quería. Sacudió la cabeza en un intento de espabilarse.

El alfa sintió el movimiento y le prestó atención.

-Después quiero que me expliques con detalles que fue lo que hiciste, ahora descansa- le quitó los mechones de cabello que caían sobre su rostro.

Ella negó.

-No lo haré- sus ojos se cerraban y los volvía a abrir con fuerza.

Hades lo comprendió y la forma en que su pequeño cuerpo comenzaba a temblar era el indicio de que el pánico de quedarse a la deriva a merced de extraños y dentro de una celda, la comenzaba a invadir. Tenía que sacarla de allí. Había soportado entrar en aquella mazmorra y curar a los suyos, después de todo lo que había pasado y aun así, no se había quebrado, hasta ahora.

-Leoxi, encárgate del resto, yo tengo que volver- no miró a su hermano, pero este no necesitaba más palabras, tantos años al lado de su gemelo era más que suficiente para leerlo más allá de lo necesario.

Hades pasó una mano por debajo de sus muslos y la cargó, saliendo lo antes posible de aquel lugar. El aire menos pesado llegó a los pulmones de Nebraska que tomó una gran bocanada.

-Puedes estar más tranquila, te llevaré con tus hijos- el lobo se encaminó hacia la mansión apretándola contra su pecho e intentando disminuir su olor, para no incomodarla.

-¿No les harás nada?- ella específico al no recibir respuesta por parte de él- ¿a mi manada?-

Hades supiró.

-¿Puedes preocuparte un poco más por ti?  Ellos estarán bien, mi hermano sabrá qué hacer con los machos para que se integren adecuadamente a los demás miembros, pero, acaso no te has visto  tú- su tono salió un poco más brusco- tienes hijos y responsabilidades, sino te cuidas, los dejarás sin madre-

-Conozco mis límites- sus palabras se diluían en el aire- No los dejaré solo esta vez, solo no soporto quedarme de manos cruzadas cuando hay tanto por hacer-

-Yo soy el alfa ahora y todos son mi responsabilidad, así que no tienes que estar llevando toda esa carga- 

Nebraska se demoró en responder y él pensó que se había quedado dormida.

-Aún así, no sea reina, aten mis brazos y piernas, entregaré mi vida y todo lo que tengo por el bien de mi familia, solo así estaré tranqui...la...- 

Se quedó por fin dormida. 

Hades miró su rostro pálido y aun delgado. Aquella loba anteponía todo lo que era importante para ella, delante, de incluso, su salud. Sabía que si seguía así podía perderla, tendría que tomar medidas drásticas si ella utilizaba más fuerza de la necesaria.

Entró por la puerta de la mansión y se dirigió al cuarto designado para ella. Noa se encontraba esperándola dando vueltas en círculos. Al ingresar el cachorro corrió en su dirección pero al percatarse de quien era retrocedió. Su rostro mostró una mueca de preocupación al ver a su madre en sus brazos.

-No te alarmes, se quedó dormida al caminar demasiado- no preocuparía al menor con detalles que estaban fuera de su comprensión.

Lo vio asentir con la cabeza y sentarse en el borde de la cama al lado de Nebraska una vez la puso sobre el colchón y cubrió su cuerpo con la manta.

-Cuida de ella- le sacudió la maraña de cabello despeinado, acción que impresionó a Noa y salió de allí con su mente todavía analizando los nuevos acontecimientos. 

Debía mantener esa información lo más resguardada posible, si alguien con los escrúpulos no adecuados se enteraba de aquello, la vida de los escasos omegas que existían podría correr peligro o terminar para otros fines. Agradecía que los que habían presenciado aquello fueran lobos de confianza de su hermano.

Oyó a su beta caminar hacia donde estaba y se giró esperándolo recostado en la pared.

-¿Qué ocurre?-

La postura de su beta parecía incómoda, como que algo no le gustaba.

-Alfa- apretó los labios en una fina línea- El Consejo, está al tanto de la situación, estarán aquí en unos 8 días-

Hades chasqueó los dientes. Esperaba tener más tiempo para ubicar a todos los miembros de la nueva manada en mejores condiciones y terminar de encaminar ciertos asuntos, pero ya no se podía hacer más. Ir en contra de la corriente sería peor.

-Prepara las condiciones para su recibimiento, nada puede salir mal-

Para cuando el día de la reunión del Consejo llegó, Nebraska había ganado gran parte de las libras perdidas y sus sentidos de habían recuperado en su mayoría, menos su vista que se negaba a mejorar. No importaba las dosis de sangre que Hades le ofreciera y los medicamentos por parte del doctor, nada hacía que volviera la nitidez y el enfoque necesario para hacer las cosas por ella misma, había una nebulosa presente constantemente. Había tenido que aprender a guiarse por su oído y olfato, que por el momento le habían ayudado bastante.

-Este Layan siempre tan exigente con la etiqueta- protestó Sara entrando por la puerta con un  par de zapatos de tacón cuadrado de medio tamaño de color plateado que hacían juego con el vestido largo y ceñido que Nebraska tenía puesto. El cuello alto y las mangas largas tal vez eran un poco exageradas pero no quería mostrar nada de piel delante de lo que se consideraba la ley entre los lobos. Sara había aportado su granito escogiendo una tela gruesa decorada con la misma textura del hilo. Simple pero a la vez elegante. 

La loba le había recogido el cabello en un moño detrás de la cabeza dejando solo los mechones de adelante enmarcándole el rostro y estaba desprovista de maquillaje, porque no iba a una fiesta. Todo lo contrario, su futuro y el de su manada se definirían ese día.

-Debes estar tranquila y no exasperarte con ninguno de ellos no importa lo que digan-Sara le repetía a cada rato- Algunos pueden ser intransigente, pero recuerda que Hades estará contigo-

Nebraska tenía la mente en blanco. En sus diez años como reina nunca había asistido a ninguna de las dos reuniones que el Consejo le había obligado a participar. Si lo hacía estaba segura que solo la castigarían y no oirían nada de lo que tuviera que decir. 

La razón de eso.

Estaba prohibido que un omega dirigiera la manada.

Cautiva del Alfa #1. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora