Hija de Ma

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Al escuchar aquella voz, Nebraska intentó retroceder sin éxito. Su alrededor se volvió totalmente gris y todas las conexiones que había creado con su manada se rompió. Todo se desvaneció, solo quedando su conciencia en un lugar vacío. Entrecerró los ojos y respiró profundo. Unos pasos se oyeron a su espalda y se giró lentamente sabiendo quien estaba ahí.

-Mi hermosa loba- Liam se detuvo a unos metros de ella con una extraña sonrisa en sus labios –Sabía que eras especial,  que sobrevivirías y que encontrarías una forma de enfrentarme- se carcajeó escuchándose casi lunático- Eres la mejor-

-Liam- la voz de Nebraska salió tranquila a pesar de la situación –Al parecer comer el corazón de Rudoc te volvió más loco de lo que eras ya-

-¿Loco?- se carcajeó con más fuerza –Nunca he estado más cuerdo en toda mi vida, mi preciosa joya-

Que la llamara con todas aquellas palabras solo hacía que se sintiera asqueada. Si viniera de su esposo no sería así, cuando Hades le decía cosas hermosas a su oído cuando hacían el amor o simplemente al estar a su lado, hacía que sus piernas temblaran.

-No pienses en otro cuando estoy hablando contigo- gruñó fuertemente el lobo- Hades, Hades, él ha roto todos mis planes. Quería hacerme de su manada pero él siempre fue un problema y tú, tú, nunca me has mirado diferente a un criado- su voz se alzaba, sus ojos inyectados en sangre.

-Te equivocas Liam- ella siguió neutral- Hubo un momento que te vi como mi amigo, un lobo en quien confiar ciegamente, pero ahora, ni siquiera te reconozco-

Liam se quedó quieto por unos segundos y después Nebraska no supo si se carcajeó o sollozó. Estaba realmente loco. La omega dio un paso atrás. Debía intentar recobrar el control de su conciencia, mientras más tiempo estuviera atrapado allí, junto con él, más peligro correría su manada y sus seres queridos.

-No puedes escapar- Liam parecía que pudiera leerle la mente y lo hacía –Estoy dentro de tu conciencia preciosa, sé todo lo que piensas. Te hiciste fuerte, tengo que reconocerlo que nunca hubiera pensado que bloquearías mi control sobre la manada, pero esa es tu mayor debilidad- Nebraska pudo sentir como una gota de sudor corría por su espalda –Mientras más abres tu mente más vulnerable se vuelve tu propia conciencia. Por eso me fue fácil entrar. Es como dices, sino puedes derribar a los lobos, solo debes hacerlo con quien los controla. Lo mismo para ti preciosa-

Liam comenzó a avanzar suavemente y ella retrocedió manteniendo la distancia prudentemente. Repudiaba su toque. A pesar de que ya no había herida en su espalda gracias a la fuerte regeneración debido a la sangre de los alfas, siempre recordaría el dolor de sus colmillos rompiendo su piel.

-No puedes escapar de mi Nebraska. Soy mucho más fuerte que tú en cuanto a control se refiere, además estamos solo tú y yo aquí, en este espacio vacío, podemos quedarnos aquí por siempre. Te imaginas, podríamos ser felices, nadie interferiría-

-Ni en tus mejores sueños- le respondió ella con los dientes apretados pensando que debía volver rápido, si Liam estaba ahí significaba que Hades podría estar en peligro.

Una carcajada volvió a salir de la boca de Liam, que esta vez se dobló sin poder contener su risa.

-Hades, Hades, solo piensas en él. Pero no te preocupes, mi hermosa, ya no tendrás que hacerlo más- el color abandonó el rostro de Nebraska –Aprecia la imagen más hermosa que verás en tu vida-

Detrás del omega el espacio gris se difuminó levemente dejando ver el exterior. Todo estaba como congelado. Nadie se movía, era como si el tiempo que ellos estuvieran allí fuera inexistente. Pero eso no fue lo que llamó la atención de Nebraska. A lo lejos vio dos cuerpos en el suelo bañados en sangre. Sintió como temblaba completamente y su boca se secaba. No había equivocación los dos cuerpos en el suelo eran el de Layan y su esposo.

Cautiva del Alfa #1. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora