Layan le sonreía al otro alfa sentado frente a él. Después de casi media hora contándole la historia oculta de su hermana, a pesar de los gruñidos y malas caras de parte de Hades, había concluido satisfecho.
-Estás seguro que podrás lidiar con esto, tienes alguna idea de lo que dirán el resto del Consejo cuando se entere de que tu hermana estuvo siempre debajo de sus narices-
-Si tu no dices una palabra, no tienen que enterarse de lo que realmente ocurrió- reposó la barbilla contra su mano- Tengo guardado varias cosas bajo la manga y no creo que nadie me refute nada, a menos que te pongas en mi contra y me delates-
-Debería- Layan lo miró con el ceño fruncido- Te llevaste a alguien mío y lo pusiste en peligro, acaso esa no es razón suficiente, y eso que no estoy tocando el pequeño detalle de que la condenaste a muerte-
La sonrisa del pelirrojo se había esfumado totalmente de su rostro.
-Acaso tenía otra opción, conoces nuestras leyes por encima de todo, tú más que nadie debías haberte esperado ese veredicto, si no lo hacía dirían que tengo favoritismo con tu manada, suerte que todo salió diferente a lo planeado- se detuvo uno segundo para respirar- Además te haré una pequeña pregunta. Si Sara, a la que consideras como un miembro de la familia, o Leoxi, cayeran en la locura ¿Podrías arrebatarles la vida con tus propias manos? -
El semblante de Hades palideció solo de imaginar la escena. Leoxi, era su gemelo, su otra mitad y no había nadie que quisiera más. Había estado en todo los momentos buenos y malos y lucharía a muerte solo por él. En cuanto a Sara, tampoco perdía importancia, a pesar de que la había casado y garantizado su seguridad la idea de perder a la loba que se había comportado más como una hermana pequeña que una protegida, lo volvería loco a él.
No se dio cuenta todo el tiempo que estuvo callado hasta que Layan hizo un sonido de su garganta, llamándole la atención.
-No diré nada- Hades afirmó después- Tienes mi palabra-
-Sabía que podía confiar en ti- el rostro de Layan volvió a mostrar su actual felicidad- Otra cosa que me preocupa, la situación con Rudoc-
Hades apretó los labios.
-No encontramos con varios acontecimientos, mi celo, que tú te llevaras a Nebraska- más sal sobre la herida, el pelirrojo sabía que se lo estaría sacando por milenios, pues su contraparte, a pesar de tener el sobrenombre de el benévolo, podía ser realmente cruel cuando se lo proponía- La luna llena ya pasó, tendremos que esperar al próximo mes y que alguien del Consejo esté presente como testigo-
Layan asintió. La condena de asesinato bajo la luna llena era la de mayor vergüenza para cada lobo. La luna estaba destinada a verlos nacer, morir bajo su luz significaba que la deshonra de su alma. Y eso era lo que Rudoc merecía.
-Lo tenemos encerrado en lo más profundo de nuestras celdas, escapar de ahí es imposible, me encargaré que sus últimos días sean los más memorables de su vida- apretó la madera del posabrazo del sofá hasta que esta se astilló.
-No me importa si lo quieres mandar al infierno, pero los muebles son caros y extraños, abstente de romperlos-
A pesar de conocer tanto tiempo a Layan, Hades nunca comprendía lo que pasaba por la mente del lobo. Podía ser frío, o simplemente burlón, sin cambiar lo cruel de sus ojos. No entendía como a ese punto podían hablar sin lanzarse alguna amenaza o palabra venenosa.
Después de unos segundos el alfa de la Manada de Plata de levantó dando por concluida la reunión.
-Volveré a mis tierras, Nebraska está preocupada de cómo estarán sus cachorros y me pidió salir lo antes posible, no quiero tenerla tanto tiempo fuera de la mansión-
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Cautiva del Alfa #1.
WerewolfElla es una omega Pura y reina de su manada hasta que su esposo la destronó y encerró. Dos de sus hijos descubren la verdad y piden ayuda al alfa de la manada enemiga. Pero solo aceptará con una condición. Ella tiene que ser de él Y ella no volverá...