Capítulo 19 (Parte 1)

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Capítulo 19: 

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Capítulo 19: 

Barreras y bombas (parte 1)

19 de junio

10:30 am

Cris descubrió algo; algo que la tenia sumamente ansiosa y no sabia exactamente porque. Jamás se había preocupado por una cosa como esa antes, no hasta voltear la lata de refresco y encontrar ese horrible número. No creyó que una cifra seria capaz de atorarse en su garganta, de preocuparla, de alterar su corazón al punto en el que sus latidos se sentian en su cabeza. Buscaba explicaciones lógicas para sentirse así, solo llegó a encontrar una:

Silene le había dicho que debía cuidar su físico, y su bebida de uva favorita contenía 160 calorías...

¿Cúanto era eso? ¿Poco? ¿Demasiado? ¿En exceso? ¿Exagerado? Se preocupó al pensar en ese número como en una barrera entre ella y encontrar el amor, ser la modelo que quería, parecerse a una rosa...Entonces, 160 pasó a ser el número más grande del mundo, y quiso deshacerse de él a toda costa.

El día estaba hermoso; soleado, pero no caluroso. Cris no estaba acostumbrada a hacer esa clase de ejercicio físico, trotar nunca fue lo suyo y probablemente jamás lo sería. Sí, hacia deporte de vez en cuando, al acordarse que debía visitar a sus titos Don y Gabe en el gimnasio y entonces hacia uno que otro abdominal. Sin embargo, una sesión seguida de media hora de trote era...demasiado. Intentaba seguirle el paso a su mamá y esconder su cansancio al mismo tiempo, pero ambas cosas le estaban costando demasiado.

Demasiado como el número 160 tatuado en su cabeza, así que debía seguir.

Por otro lado, Eve adquirió la rutina de trotar cada día a las 10:30 am años atrás. Siempre le costó levantarse en las mañanas, así que esa era la hora perfecta para salir a ejercitarse. Le encantaba, más por el hecho de que podía ver el paisaje y sentir el viento en su cabello y rostro que por ejercitarse en sí. Era su momento, su instante para poder meditar sobre los miles de problemas que últimamente la atormentaban. Además, L.A se veía tan bien en esos instantes de la mañana...

Lo nuevo era tener a su hija acompañándola. Cris, a diferencia de ella, era muy animada en las mañanas. Se levantaba sonriente y enérgica, pero nunca usaba esa energía para trotar. Ladeo un poco la cabeza para poder observarla, encontró sus mejillas muy sonrojadas, al punto en el que sus pecas casi ni se veían. Habia sudor en su frente y, por la forma en la que respiraba, se notaba que necesitaba tomar aunque fuera un poco de agua.

—¿Te parece si descansamos un poco, gemita? —dijo, y no hizo falta que lo repitiera dos veces pues Cris se detuvo al instante.

Sostuvo sus rodillas y dio fuertes respiraciones ¿Y su mamá hacía eso todos los días? ¡¿Cómo era eso posible?! Levantó la mirada para verla, ella a penas si se notaba cansada. Su cabello rubio estaba un tanto desordenado en su propia coleta, pero nada comparado con la trenza de Cris que terminó por convertirse en un torbellino de cabellos naranjas. La tez de su madre seguía igual que siempre: pálida e intacta. Aunque no podía ver la suya, sabía que debía de estar sonrojada y muy sudada.

Rosas ||P.E #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora